Cualquier tecnología suficientemente avanzada es equivalente a la magia”, decía el escritor Sir Arthur C. Clarke. El autor del relato que inspiró 2001: Una odisea del espacio se refería a la sensación de que con la llegada de nuevas herramientas propiciadas por el avance tecnológico uno tiene la sensación de que está asistiendo a un juego de manos, a un truco, cada vez que presencia algo que no parece real. Pero lo cierto es que la tecnología lo está cambiando todo: el modo en el que conducimos, el modo en el que interactuamos con los demás, el modo en el que nos relacionamos con el mundo.

CaixaBank, una de las entidades financieras más importantes del país, ha decidido utilizar esa magia llamada tecnología, para evitarnos uno de los engorros más clásicos desde que apareciera el dinero de plástico (léase tarjeta de crédito), allá por los años cincuenta del siglo pasado: el pin. El pin es ese código numérico que, combinado con una serie de datos, permite a un cajero identificarnos. O pagar en cualquier establecimiento. O hacer casi cualquier transacción diaria. El pin es un dolor de cabeza imprescindible… que tiene las horas contadas por la llegada de la tecnología de reconocimiento facial. “Usamos una tecnología que no utiliza píxeles, sino vectores. Unos 16.000 puntos. Esos vectores sirven para identificar cualquier rostro. ¿Los gemelos? También”, dice con una sonrisa Benjamí Puigdevall, director del área de negocio digital de CaixaBank.

Dicho de otro modo: cuando un cliente del banco vaya a hacer cualquier operación solo tendrá que mirar fijamente a la cámara instalada en el cajero, esperar unos segundos y listo. Eso sí, aún tendrá que llevar encima la tarjeta para entrar en el sistema, aunque el propio Puigdevall ha advertido que esto también puede tener los días contados: “Ahora parece complicado por los millones de clientes que tiene CaixaBank, pero llegará un momento en que será posible hacerlo sin ningún problema porque la propia tecnología habrá evolucionado lo suficiente”.

El sistema se ha desarrollado con socios de plenas garantías como Fujitsu (en la parte de los cajeros) y Face Phi (expertos en reconocimiento biométrico). Jordi Nicolau, director de Global Customer Experience de CaixaBank, resalta que esta tecnología y su posterior desarrollo llevan un sello 100% nacional: “Se ha creado aquí con partners con los que ya llevamos mucho tiempo trabajando y de fiabilidad garantizada”.

El sistema por el momento estará disponible en cuatro stores de Barcelona, que es como la entidad ha pasado a denominar sus oficinas para transmitir una sensación de más cercanía a sus clientes. “Antes de que acabe el año estará implantada en unas 300 stores de CaixaBank, así como en las cientos que tenemos previsto abrir antes de 2021 [de cuatro a cinco cajeros por oficina con tecnología de reconocimiento biométrico, unas 600 stores en un periodo de dos años]”, cuenta Nicolau sobre lo que promete ser un cambio radical en la relación entre entidad y cliente. “Este cambio viene en parte propiciado por el hecho de que cuando preguntamos a nuestros clientes, con los que interactuamos en todo momento, más del 70% expresaron su interés por esta posibilidad y eso nos dio un motivo muy importante para implementarla”, señala Nicolau.

Benjamí Puigdevall incide en la “fortaleza y robustez” del sistema en seguridad. “El cajero dará unas indicaciones al usuario para asegurarnos de que todo funciona bien. Lo que llamamos ‘prueba de vida’, que no es más que cumplir unos parámetros que solicita la máquina”.

Así es como CaixaBank, el banco presidido por Jordi Gual, se convierte en la primera entidad del mundo en apostar por esta innovadora tecnología.

Gonzalo Gortázar, consejero delegado, afirma a su vez que ese liderazgo tecnológico les “ayuda a dar el mejor servicio” a sus clientes. “De una forma más cercana y especializada”, especifica.

Sacar dinero y pagar con la cara

La tecnología de reconocimiento facial biométrico no solo va a cambiar nuestras visitas al cajero, sino que promete alterar (para bien) también los pagos en comercios y restaurantes. La propia CaixaBank explica que ya han iniciado pruebas piloto con diversas firmas del universo de la hostelería. Establecimientos como el restaurante Rodilla, ubicado en el Pier01 de Barcelona Tech City (con más de 1.000 empleados en el edificio que pueden utilizar el servicio de manera exclusiva), o la cadena de restauración Viena han sido los primeros en interesarse por un sistema de pago que parece de ciencia-ficción, pero que promete implementarse en los próximos meses. El proyecto lleva el sello del Payment Innovation Hub, una joint venture de CaixaBank, Global Payments, Inc., Visa, Samsung y Arval. Este Hub apuesta por las tecnologías biométricas y también pondrá el foco en el desarrollo de soluciones de pago basadas en el Internet de las cosas, blockchain, machine learning, realidad virtual y realidad aumentada.

Fuente: El País