Apple está saboreando el lado menos lustroso del lujo. Jony Ive, cuyos elegantes diseños para el iMac y el iPhone alimentaron el meteórico crecimiento de la empresa de 920.000 millones de dólares, se marcha, y en un momento en el que las ventas de teléfonos están disminuyendo y las guerras comerciales amenazan la cadena de suministro de la empresa.

Las compañías que dependen del diseño pueden recuperarse de la fuga de cerebros creativos, pero a veces es un proceso doloroso. Pregúntenle a Gucci.

Ive ha definido el maridaje entre estilo y funcionalidad en Apple, desde el momento en que Steve Jobs regresó a la empresa en 1997 y se aprovechó de su diseño para un nuevo ordenador personal, el iMac. Repitió el truco casi una década más tarde con el iPhone, que marcó el comienzo de la era de los teléfonos inteligentes y permitió a Apple cobrar precios cada vez más altos, como una marca de moda parisina.

Después de la muerte de Jobs en 2011, el consejero delegado, Tim Cook, elevó a Ive a supervisar tanto el software como el hardware. El año pasado, Apple se convirtió en la primera empresa del mundo con una capitalización bursátil de más de 1 billón de dólares.

Sin embargo, este control también conlleva riesgos. Basta con mirar al mundo de la alta costura. Gucci estuvo perdida durante algún tiempo después de que el diseñador Tom Ford se marchara en 2004.A Kering, como se llama ahora el dueño de Gucci, le hicieron falta años para cambiar las cosas, aunque finalmente lo consiguió. Las ventas del diseñador Alessandro Michele crecen a un ritmo anual de casi el 25% en el último trimestre.

Más recientemente, a Burberry le ha costado reactivar el crecimiento de las ventas desde que el diseñador Christopher Bailey, que convirtió el representativo patrón a cuadros de la compañía en una marca de lujo global, se marchó en 2018.

Apple tiene un gran banquillo de talento, pero pierde a Ive en un momento vulnerable. El mundo está inundado de teléfonos inteligentes, con una caída de las ventas mundiales de smartphones del 7% en el primer trimestre de este año, según International Data, y la caída de la propia Apple en un 17%.

Mientras tanto, el enfrentamiento arancelario del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con Pekín amenaza con perturbar a los proveedores chinos de gadgets de Cook. Lo último que Apple necesita ahora es pasar de moda.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días