A las 5.03 de la mañana de este domingo, hora local (6.03, hora peninsular española), el Boeing 787-9 matrícula VH-ZND de la aerolínea australiana Qantas ha aterrizado en el aeropuerto londinense de Heathrow, abriendo un nuevo capítulo en la historia de la aviación comercial: por primera vez, una compañía aérea empieza a operar un vuelo directo regular entre Australia y Reino Unido. Pilotado en un primer segmento por la capitana Lisa Norman, el aparato ha tardado 17 horas y tres minutos en recorrer las algo más de 7.800 millas náuticas (14.500 kilómetros) entre el aeropuerto de Perth, en Australia Occidental, y Londres. Según Qantas, el vuelo, con capacidad para 236 viajeros, ha llevado «más de 200 pasajeros» a bordo. 

No es la primera vez que un avión comercial vuela sin paradas entre Australia y Reino Unido. La propia Qantas voló en 1989 un Boeing 747 entre Londres y Sydney. En 2015, otro 747 reconvertido voló a 364 pasajeros entre Perth y Estambul en un vuelo especial por el centenario de la batalla de Gallípoli. Pero esta es la primera apuesta regular de la compañía por los llamados vuelos de ultralarga distancia (ULHF, en sus siglas en inglés), que, en un futuro, podrán incluir conexiones directas entre la costa este de Estados Unidos y Oceanía. El vuelo Qantas 9 operará la ruta Melbourne – Perth – Londres. 

Las conexiones entre Australia y Europa, las llamadas «rutas canguro», están entre las más rentables de la aviación internacional y son blanco de una competencia feroz entre aerolíneas de todo el mundo, especialmente de las de Oriente Próximo y el Sudeste Asiático. En palabras del consejero delegado de Qantas, Alan Joyce, con la operación la aerolínea rompe «la última frontera de la aviación global». Sin embargo, la ruta no es la más larga en operación regular en el mundo: la conexión de Qatar Airways entre Doha (Qatar) y Auckland (Nueva Zelanda) utilizando Airbus A350, recorre 30 kilómetros más. 

Además de mejorar las conexiones aéreas con Oceanía, el mercado de los ULHF abre posibilidades para conectar directamente el sudeste asiático con América Latina. Pero también obliga a las aerolíneas a replantearse cómo tratar de sus pasajeros durante trayectos que superan las 15 horas. Según la aerolínea, algunos pasajeros del vuelo Qantas 9 han llevado sensores instalados por técnicos de la Universidad de Sydney para medir sus patrones de sueño, hidratación y alimentación, antes, durante y después del viaje. .

Fuente: El País