Atitlán, la firma de inversión liderada por Roberto Centeno, yerno del presidente de Mercadona Juan Roig, registró en el ejercicio 2018 un beneficio de 50,3 millones de euros, lo que supuso multiplicar por 10 el resultado del ejercicio anterior.

Así consta en las cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil, en las que se reflejan unos ingresos de 50,2 millones, 10,5 veces más.

El motivo que explica este repunte tan brusco del negocio está en el cobro de dividendos “por parte de dos sociedades participadas” por importe conjunto de 48,2 millones de euros, que fueron liquidados antes del cierre del ejercicio. Una cifra que contrasta con los 1,45 millones que ingresó por el mismo motivo en el ejercicio anterior. La empresa no detalla el nombre de las compañías participadas de las que recibió estos importes. La siguiente partida de ingresos más importante fueron los financieros, con poco más de 700.000 euros.

Atitlán mantiene inversiones en varios sectores, entre ellos alimentación, inmobiliario, financiero o inmobiliario. En el primero, la firma mantiene una alianza de más de una década con el grupo portugués Nutrinveste, dueño de la productora de aceite de oliva Sovena, a su vez proveedora de Mercadona. Ambas fundaron la joint-venture Elaia, para la producción y venta de aceite de oliva a granel.

También en el campo alimentario Atitlán posee la empresa Sea8, dedicada a la acuicultura sostenible, en concreto del lenguado, “suministrando pescado regularmente a los principales distribuidores de los mercados español y portugués”, según indica en su página web. Su brazo inmobiliario es Ares, a través de la que mantiene inversiones en más de 25 empresas.
En 2017 Atitlán hizo su entrada en el accionariado de Ahorro Corporación, el antiguo gigante de las cajas de ahorros españolas , de la mano de la firma británica StormHarbour. Esta vendió en septiembre su participación a la familia portuguesa Amorim, alrededor de un 10% del capital, mientras que Atitlán controla alrededor del 40% de las acciones de la sociedad.

Fuente: El País