El mundo parece haberse revolucionado con el anuncio del próximo lanzamiento de Libra, una criptomoneda que, en palabras de sus creadores, «transformará el sistema financiero hasta convertirlo en universalmente accesible». Con la aparición hace unos años del blockchain, muchas han sido las iniciativas que han surgido en torno al concepto de las criptomonedas. Palabras como  P2P, sistema fedatario, criptografía, hash… Todos son términos abstractos que día a día se han hecho habituales pese a la dificultad que pueden implicar para una sociedad acostumbrada a utilizar conceptos más tangibles.

Ahora resulta que una alianza de organizaciones lideradas por Facebook nos dice que, a mediados de 2020, van a lanzar una criptomoneda que pretenden convertir en divisa de uso universal. Parece interesante que pongamos sobre la mesa algunos conceptos que son mencionados por los impulsores de esta criptomoneda y que pueden ayudarnos a comprender mejor los problemas de ciberseguridad a los que se enfrenta este nuevo «dinero de internet».

  • ‘Blockchain’

Es algo así como un libro de cuentas o registro; una carpeta ordenada de páginas (bloques, con la terminología adecuada) a la que se anexan operaciones monetarias. Cada nueva página debe ser coherente con la anterior de modo que un apunte en una página no debe contradecir los de las páginas previas. Si en algún momento alguien decide modificar una página ya archivada se debería poder detectar de forma inmediata. Así se garantiza que en el libro de registro todo está «conectado y bien conectado».

Pero, ¿quién decide cuándo una página debe ser añadida? ¿Quién determina que lo que pone en esa página es veraz? Ahí interviene el concepto de sistema fedatario federado. En nuestro ejemplo, para dar confianza al sistema, el libro de registro se copiaría y se distribuiría íntegramente a todo aquel que quisiera actuar de fedatario: a cualquiera que quisiera dar fe de que una nueva transacción es correcta. Así, con cada nueva página, todos los fedatarios comprobarían si esta es consistente con su propio libro de registro y propondrían añadirla o no en función de su criterio (es lo que se conoce como PoW o Prueba de Trabajo). Y lo más importante, lo comunicarían al resto de los miembros poniéndose en contacto con ellos (P2P).

De aquí pueden surgir dos problemas.

  1. Que alguna copia del libro de registro original hubiera sido alterada intencionadamente y con ello se produjeran errores futuros. Para resolverlo, el sistema utiliza la criptografía como elemento de autenticidad. Es lo que se conoce como su hash, un identificador único (una marca de agua o una huella, por poner un ejemplo). Cualquier cambio en una página hace que el hash cambie de valor. Así, la página y el identificador quedan relacionados de manera unívoca. Si alguien modificara una página, su identificador también cambiaría y se detectaría la alteración. 
  2. Que los fedatarios llegaran a conclusiones diferentes sobre si añadir o no la página. En este caso se utiliza lo que se conoce como el mecanismo del consenso, es decir, un método de decisión que, una vez conocida la opinión de los fedatarios, decide si se debe añadir o no la página al libro de registro. Existen múltiples mecanismos para tomar esa decisión. Uno de ellos es la regla del 51%: si la mayoría dice que algo es cierto se toma como tal.

Con estos pocos conceptos sería suficiente para comprender el fundamento teórico de Libra. A partir de aquí, el resto del proceso consistiría en realizar transacciones, apuntarlas en una página y esperar a que los fedatarios certificaran su autenticidad en caso de que fuera añadida al libro de registro. Un procedimiento que puede seguirse por métodos electrónicos de forma sencilla. Al fin y al cabo, se trata de un sistema aparentemente robusto construido sobre la cadena de bloques y respaldada por un sistema fedatario basado en el consenso de sus actores.

  • Las criptomonedas

Solo nos faltaría definir lo que es una criptomoneda. Básicamente, se trata de una unidad abstracta cuyo valor viene dado por la credibilidad que le otorga el sistema económico. Si se piensa bien, nada muy diferente al concepto que tenemos actualmente de cualquier moneda. Todo está basado en la credibilidad. No en vano, hace tiempo que se desligó el valor de estas monedas de su correspondencia con activos como el oro o la plata.

¿Cuál es entonces la ventaja real de la criptomoneda? Pues fundamentalmente que su uso será netamente electrónico y, lo que es más importante, externo al sistema financiero. Como sus defensores propugnan: «¡Adiós a los banqueros!» Algo nada despreciable. Más de 1.700 millones de personas actualmente están fuera del ecosistema financiero tradicional pese a que más de 1.000 millones tienen un teléfono móvil y más de 500 millones disponen de una conexión a internet.

Las criptomonedas permitirán realizar transacciones entre dos personas o entidades, teniendo como fedatarios del acuerdo a un número de entidades que velarán por la validez de la transacción. Comprar productos, pagar hoteles, transferir dinero entre particulares y suscribirse a servicios estarán dentro del abanico de operaciones posibles a realizar con la criptomoneda.

Pero, ¿en qué se diferenciaría Libra de otras criptomonedas que ya están disponibles en el mercado? Las respuestas que dan sus promotores son múltiples, pero destacan fundamentalmente dos. Primero, que será una criptomoneda basada en soluciones abiertas y accesibles a cualquier persona interesada en explotar su uso. Aquí las redes sociales y la presencia de Facebook parece que tendrán mucho que decir. Segundo, que estará referenciada a activos cuantificables, muy alejada del modelo basado en expectativas que abanderan otras criptomonedas.

Para llegar a ese punto, la Libra Association, como se llama su grupo impulsor y que actualmente incluye a unas pocas decenas de participantes, está desarrollando un lenguaje de programación llamado Move, que incluirá todos los mecanismos de ciberseguridad que hemos mencionado. El objetivo es que la asociación actúe como grupo de validación, o fedatarios, de cualquier transacción.

Asimismo, la emisión de criptomoneda estará ligada a activos cuantificables de modo que para emitir una Libra se necesitará depositar un valor activo equivalente como reserva. De esta forma se mantendrá un valor real y razonablemente estable de la criptomoneda. Realmente se trata de una aproximación conservadurista frente al modelo de libre emisión y fluctuante de otras criptomonedas. En definitiva, Libra será una solución a medio camino entre el modelo tradicional basado en activos y el emergente modelo de criptodivisas netamente virtuales.

Juanjo Galán es responsable de estrategia de negocio de All4Sec.

Fuente: El País