Una singularidad del mercado español es tener la única compañía europea de frutos secos cotizada en Bolsa. Se trata de Borges BAIN, que es propiedad de Borges International Group (89,1% del capital), holding propiedad de la familia Pont Creus. Las almendras, las nueces y los pistachos forman el núcleo de su negocio en una actividad con mucha competencia y que se ve muy afectada por el precio internacional de estos productos, por el consumo y también por los movimientos de las divisas.

Borges BAIN capitaliza en Bolsa 89 millones de euros, tras ver cómo su cotización se ha desplomado un 32% en los últimos dos años a pesar de ser un referente europeo en la venta de almendras y nueces donde tiene una cuota de mercado del 7% y 3%, respectivamente. La compañía gestiona 2.518 hectáreas de cultivos propios en España, Portugal y Estados Unidos, destinados a la producción de nueces, almendras y pistachos, con una facturación de 195,7 millones de euros a cierre del ejercicio 2017/2018. Además, cuenta con cinco centros de producción en España, siempre cerca de los lugares de cultivo. Vende sus productos en 65 países: el 42% a nivel nacional y el 50% a Europa.

Desde Borges BAIN reconocen que el ejercicio que están a punto de terminar —la compañía tiene un ejercicio fiscal irregular que no finaliza en diciembre sino el 31 de mayo— no será para tirar cohetes y lo atribuyen fundamentalmente a dos factores. En primer lugar, a que coincide con un año valle en la producción de pistachos. “Por otro lado, la nuez de California ha sufrido una fuerte presión a la baja de los precios próxima al 23%”. La suma de estos factores ha supuesto, según la dirección de la compañía, una menor aportación a las cuentas consolidadas del negocio agrícola, circunstancia que empaña la mejora de la actividad industrial (esta área se ve impulsada sobre todo por la venta en noviembre pasado de maquinaria para la producción de palomitas que le aportó un resultado neto contable de dos millones de euros). “Para el cierre del ejercicio no se prevén cambios sustanciales respecto a los resultados del tercer trimestre”. En este periodo al que se refieren las fuentes de la compañía las ventas alcanzaron 131 millones (un 12% menos) y el resultado neto se situó en 1,9 millones (caída del 25%).

Baile societario

En 2016 la empresa inició un proceso de reestructuración. La matriz Borges International Group adquirió Agrofruse, también controlada por la familia Pont, con una ampliación de capital no dineraria de 50,6 millones de euros.

En marzo de ese mismo año, y con el objetivo de arrendar o adquirir terrenos y plantaciones agrícolas, emprendió otra ampliación por 23,6 millones que tuvo que cancelar ante la falta de interés. Y ya en mayo de 2017 se formó la actual Borges BAIN después de la fusión por absorción de los negocios aportados por la matriz y, posteriormente, se llevó a cabo la fusión inversa de la antigua BAIN con su filial Borges SAU. Con esta reestructuración, Borges BAIN dio el salto al mercado continuo en julio de 2017, aunque ya estuvo presente desde 1987 en el mercado de corros como Agrofruse.

La analista Ana Isabel González destaca en un reciente informe de Lighthouse-IEAF (proyecto promovido por BME para dar visibilidad a los pequeños valores del mercado) que la clave está en la recuperación de márgenes. La rentabilidad de Borges BAIN se ha visto lastrada por la caída del precio de los frutos secos como consecuencia de un aumento de la producción mundial, lo que en el ejercicio 2017/2018 ya supuso una reducción del 29% en el resultado de explotación (ebitda) . En los dos últimos años, Borges BAIN destinó 21 millones a inversiones, donde el 70% se concentró en su división agraria (proyecto Palm) con el fin de aumentar el autoabastecimiento, aunque este esfuerzo inversor tarda tiempo en reflejarse en la cuenta de resultados. La previsión es que estas inversiones permitan elevar el 10% su producción propia a medio plazo.

En Borges explican que, actualmente, el Proyecto Palm cuenta con un total de 1.152 hectáreas de almendros, lo que supone que ya se han alcanzado un 46% de 2.500 hectáreas previsto inicialmente para 2021. Pero se requiere paciencia porque el almendro empieza a dar los primeros frutos entre el segundo y el tercer año de plantación y no alcanza su producción máxima hasta el séptimo año. “El proyecto Palm se encuentra en su tercer año desde el inicio de las primeras plantaciones y ya se han obtenido los primeros frutos de 117 hectáreas, superando las previsiones estimadas”, aseguran.

Uno de los frenos de Borges BAIN es su elevado endeudamiento. Con menores márgenes e importantes inversiones se ha producido un aumento de su nivel de endeudamiento que en 2018 alcanzó 6,5 veces su ebitda, pero que podrá llegar hasta 12,6 veces este 2019, según los cálculos de Lighthouse-IEAF. Ya con datos definitivos del tercer trimestre de 2019, la deuda neta se eleva hasta los 58,6 millones de euros. Respecto a la posibilidad de realizar alguna ampliación de capital que alivie la carga financiera, después del fracaso de la realizada en 2016, desde Borges BAIN apuntan a que esta es una alternativa que está “permanentemente en estudio” por el consejo de administración, y se propondrá a la junta de accionistas “en el momento en que las condiciones de mercado sean las más adecuadas y que exista un proyecto que lo justifique”.

Nuevo proyecto

Con el objetivo de mejorar sus márgenes la compañía acaba de anunciar un nuevo proyecto en el segmento de pistachos, uno de los cultivos más rentables. Esto supondrá añadir 116,5 hectáreas más en producción, aunque no supondrá mayor coste en inversiones al tratarse de acuerdos con cooperativistas. Estas plantaciones tardarán entre siete y ocho años en estar en plena producción y redunda en ese objetivo de aumentar el autoabastecimiento.

Si los nuevos proyectos cristalizan, la cuenta de resultados de la compañía podría tener cerca su punto de inflexión. Así, Ana Isabel González prevé que los ingresos en 2021 se sitúen en 201,2 millones, un 11% superiores a las ventas estimadas para este curso. “Esperamos una progresiva mejora de márgenes a partir de 2019, sustentada en el aumento de autoabastecimiento de frutos secos con la entrada en producción de las plantaciones más recientes. La venta de productos procesados de mayor valor añadido contribuirá igualmente a dicha mejora, que estará respaldada por las nuevas estrategias”, apunta la analista. También son optimistas desde la propia compañía: “El Proyecto Palm nació con el objetivo principal de captar el margen retenido en el campo de nuestro principal producto que es la almendra. Nuestra previsión es que las nuevas plantaciones entren gradualmente en producción, hasta alcanzar su nivel óptimo en 2025/2026, lo cual debe aportar una mejora sustancial a los resultados”. También analiza alternativas para la producción y venta de productos con mayor valor añadido, como “la pasta de almendras”.

Fuente: El País