Bruselas se sumó este viernes a las señales pesimistas sobre el deterioro del contexto económico que han mandado ya el FMI y el BCE. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Pierre Moscovici, llamó a los socios de la UE a “mentalizarse” de que deben estar preparados para dar “cualquier tipo de respuesta que pueda ser necesaria” ante una desaceleración económica que sigue topándose con “riesgos a la baja importantes” en el camino. El más inmediato, la posibilidad de un Brexit a las bravas que los mercados todavía no han asumido. Moscovici urgió por ello a los gobiernos a culminar la reforma del euro.

Solo las colosales dimensiones del Palacio del Parlamento de Bucarest, levantado por Nicolae Ceausescu, pudieron distraer la atención de los ministros de Finanzas de sus inquietudes más inmediatas. Las amenazas de que las tensiones políticas podían trasladarse a la actividad económica son ya una realidad que por ahora se ha traducido en un frenazo. Y entre los Veintisiete cunde el temor de que el Brexit sea el catalizador que lleve a una nueva sacudida en esa zona de turbulencias en la que se ha instalado Europa.

Bruselas no revisará sus previsiones hasta el mes que viene. De momento, cuenta con los avisos del FMI y del BCE, que ya ha tomado medidas al posponer la subida de tipos y rociar a los mercados con más liquidez. Las alarmas vuelven a encenderse respecto a Italia, donde el continuo deterioro económico puede llevar a que su déficit vuele más allá de lo acordado con la Comisión y abrir una nueva fisura en el Eurogrupo. Y las guerras comerciales han acabado haciendo mella en la industria alemana.

Con todas esas certezas y todos esos interrogantes, la UE todavía tiene a medias la reforma del euro. El FMI y el BCE no solo han advertido de los riesgos. También han instado a los países de la UE a culminar cuanto antes la arquitectura bancaria y fiscal del euro para hacer frente a la próxima crisis. Y este viernes insistió Mosovici. “El tiempo apremia, dado que todos los elementos clave deben ser acordados a tiempo para la próxima Cumbre del Euro”, urgió.

Ese encuentro está previsto en junio. Entonces, los líderes de la UE deberían cerrar el presupuesto de la zona euro, concretar los fondos para las resoluciones de entidades financieras en quiebra, acordar los pasos para la puesta en marcha del fondo de garantía de depósitos y dar un impulso a la unión del mercado de capitales. Estas tareas, en algunos casos, vienen arrastrándose desde hace más de un lustro.

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, fue contundente al expresar su “preocupación” por la “desaceleración en Alemania y por la recesión en Italia”. “La actual situación económica demuestra claramente que hay una necesidad para tomar decisiones ahora”, agregó. El frenazo se produce, además, con una UE que, como constata un documento elaborado por el think tank Bruegel que discutieron los ministros y que avanzó EL PAÍS, todavía adolece de una brecha entre norte y sur que no ha hecho sino agrandarse en los últimos 15 años. “La zona euro requiere de más convergencia. Necesitamos acabar con las divergencias crecientes en su seno”, atajó Le Maire, quien añadió: “Por eso queremos que se adopten decisiones rápidas y contundentes en cuanto al presupuesto de la zona euro”.

El fantasma de la recesión

Pese a no constar en la agenda, el Eurogrupo “no pudo ignorar” el Brexit, como acertó a decir el jefe de los ministros de Finanzas de la moneda única, el portugués Mário Centeno. Y menos cuando el secretario de Estado del Reino Unido, Jeremy Hunt, agitaba casi en el mismo instante, el fantasma de la recesión en caso de una salida sin acuerdo, informa Reuters. “Ninguna de nuestras economías está creciendo suficientemente rápido para garantizar que un escenario [de Brexit] sin acuerdo no nos empuje a una recesión”, alertó en una reunión de ministros de exteriores del G-7.

Sin mentar la palabra recesión, Bruselas sí teme que una salida sin acuerdo provoque una reacción virulenta de los mercados, que hasta ahora han ignorado esa posibilidad. “Estamos preparados para todos los posibles escenarios. Eso incluye un Brexit sin acuerdo”, concluyó Centeno.

Calviño: «Las empresas españolas están preparadas»

La ministra de Economía, Nadia Calviño, coincidió con Mário Centeno en que lo mejor es no llegar a poner a prueba la eficacia de los preparatorios de un eventual Brexit sin acuerdo. Pero si es el caso, dijo que a las compañías españolas no les pillará por sorpresa. “Las empresas españolas presentes en Reino Unido están perfectamente preparadas, las grandes exportadoras también, y con las pequeñas hemos hecho más esfuerzos para asegurarnos de que todas tienen planes de contingencia”, detalló.

En el debate sobre el presupuesto de la zona euro, España se alineó con Alemania y Francia en que este sea gobernado solo por los socios del euro. Sin embargo, España rechaza que los fondos deban vincularse a reformas estructurales al temer que ello pueda ser una puerta de atrás para nuevos programas de condicionalidad.

Fuente: El País