Camper, la multinacional española de calzado, ha recurrido a la impresión 3D para agilizar todo el proceso de diseño de sus colecciones. La compañía, que sigue diseñando y fabricando en Inca (Mallorca) y crea unos 500 modelos de calzado cada temporada, está utilizando dos modelos de impresoras de la empresa catalana BCN3D para potenciar la creatividad de sus diseñadores e ingenieros, algo que esperan se traduzca en mayores ventas.

“Trabajar con este tipo de impresoras nos permite obtener resultados rápidos y directos para las dimensiones de los componentes, y esto aumenta nuestra capacidad de reacción”, asegura Job Willemsen, diseñador senior de Camper. “Esta tecnología nos permite trabajar con formas geométricas más complejas y reducir el tiempo de diseño de la colección”, añade el ingeniero de producto de la compañía, Jordi Guirado.

Camper, que cuenta con tiendas en más de 40 países, ha pasado de tardar entre 15 días y un mes desde que desarrollaban un boceto en el ordenador hasta tener el prototipo de un calzado, cuando utilizaban la inyección y tenían modelos de plástico o de madera, a tener el diseño en la palma de la mano en 24 horas, según explica Marc Felis, ingeniero de BCN3D. “Ahora pueden validar volúmenes, dimensiones, formas geométricas que no podían visualizar con un modelo digital. Además, la impresión 3D aumenta significativamente el número de posibilidades creativas, pues a no necesitarse moldes para crear formas, se pueden producir elementos extremadamente complejos, que nunca antes se habían podido conseguir”, añade Felis, quien subraya que este método de trabajo hace que la toma de decisiones en equipo sea mucho más rápida.

El ingeniero de BCN3D aclara que Camper no se plantea, por ahora, utilizar la impresión 3D para fabricar producto final, entre otras razones porque todavía no hay filamentos para estas impresoras que nos den la flexibilidad y comodidad del tejido con que se fabrica el calzado. “Nosotros utilizamos derivados del polipropileno, pero el futuro de la impresión 3D para las marcas de moda está en la resina”, dice Felis. Según este experto, sí sería posible que Camper fabricara con impresoras 3D las suelas del calzado o podría hacer modelos muy específicos o una colección muy reducida. “De momento no lo hace, pero es una empresa que siempre está innovando, así que podría planteárselo más adelante”.

En cuanto a su proveedor tecnológico BCN3D Technologies, este fabricante de impresoras 3D de sobremesa arrancó su actividad en 2012 como división del Centro Tecnológico de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), pero este año se convirtió en empresa independiente tras recibir una financiación de 2,7 millones de euros. Entre sus accionistas está Accurafy4, JMF Venture Capital, el fondo de la familia Entrecanales, y Victoria. La firma ya ha vendido más de 6.000 impresoras a través de su red de 60 socios de distribución, tiene entre sus clientes a BMW, Samsung, Louis Vuitton, Nissan y la NASA, y ha elevado su plantilla de 40 a 105 personas desde el pasado marzo.

La compañía fabrica y ensambla todas sus impresoras en Castelldefels (Barcelona) y para finales de noviembre planean entrar en un nuevo segmento de negocio y lanzar un nuevo producto que les permitirá ir más allá de la impresión de escritorio. La firma, presente a través de distribuidores en 70 países, facturó 3,8 millones en 2018, cifra que prevén elevar sensiblemente este año. Felis avanza que esta semana van a liberar el código fuente de sus impresoras para que quien quiera pueda hacérselas en casa comprando las piezas.

Fuente: Cinco Días