Mubadala le está dando un buen nombre a la postergación. En octubre, el fondo soberano de inversión de 225.000 millones de dólares de Abu Dabi se vio obligado a retirar la oferta pública de venta del grupo energético español Cepsa. La venta de una participación minoritaria a Carlyle Group carece de los inconvenientes habituales de un mediocre Plan B.

Empecemos con el precio. A mediados de octubre pasado, en el rango de precios de la OPV publicada, el grupo centrado en el refino de petróleo tenía un valor de empresa de 10.500 millones de euros (11.800 millones de dólares), incluyendo una deuda neta de 3.100 millones de euros. Eso está más o menos en línea con la valoración de 12.000 millones de dólares (10.700 millones de euros) implícita en la operación de compra de acciones del grupo anunciada el lunes.

Es sorprendente que Carlyle no haya hecho un trato más duro para el vendedor. Los grupos de capital privado suelen preferir tomar el control de las empresas en lugar de tener participaciones minoritarias.

Las opciones de los abudabíes de Mubadala también eran limitadas. A pesar de un salto del 20% en el índice S&P 500 desde principios de año, los mercados de OPV siguen estando moribundos: los ingresos europeos de las empresas sacadas a Bolsa hasta ahora en 2019 han bajado un 94% interanual, indican los datos de Refinitiv. LeasePlan, que canceló su debut en el mercado el año pasado, aún no ha resucitado su cotización.

Con todo, Mubadala, que adquirió una participación del 7,5% en Carlyle en 2007 y es un inversor a largo plazo en sus fondos de capital privado, también tenía la opción de esperar. Y Cepsa tiene algo de atractivo. Aunque la valoración de la venta representa seis veces su ebitda de 2018, una prima respecto a Repsol, el rendimiento medio del capital empleado por Cepsa también es superior al de su competidor español, de mayor tamaño.

La principal desventaja para Mubadala es la flexibilidad futura. Si bien la venta de entre el 30% y el 40% de Cepsa ahora es preferible al 25% del que podría haberse desprendido en una oferta pública de venta, una salida a Bolsa habría facilitado la venta de más acciones en el futuro.

Mubadala está deseoso de ayudar al Gobierno de Abu Dabi a diversificarse desde los combustibles fósiles hacia la tecnología, como demuestra su compromiso de 15.000 millones de dólares (13.300 millones de euros) con el Vision Fun de SoftBank.

Cepsa es además uno de los activos que heredó el fondo cuando se fusionó con IPIC (International Petroleum Investment Company), que está envuelto en disputas con el escandaloso vehículo soberano malasio 1MDB.

Sin embargo, en comparación con lo que ocurrió el pasado mes de octubre, el fondo de Abu Dabi ha demostrado las ventajas de esperar el momento oportuno.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días