Ante el desarrollo de los acontecimientos a partir de las elecciones al Parlament del próximo 21 de diciembre, los empresarios de Cataluña han parado inversiones y reducirán la contratación de personal en el próximo ejercicio, en una actitud de esperar y ver si se mantiene la incertidumbre. Así lo ha asegurado el economista y escritor Fernando Trias de Bes, que ha elaborado un estudio sobre el impacto del desafío independentista en las empresas. El informe Refem empresa, refem Catalunya, redactado en colaboración con ESADE y con Francesc Xavier Mena, el exconsejero de Empresa del primer Gobierno de Artur Mas, destaca que el 46% de los 123 directivos encuestados ha paralizado inversiones, y que un 24% reducirá la contratación de personal en 2018.

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El estudio se basa en una serie de preguntas formuladas a 123 ejecutivos, una muestra representativa del tejido empresarial catalán (con una amplia presencia de pymes y autónomos) y de los sectores que lo conforman. Las empresas que dirigen estos directivos emplean a casi 158.000 personas. La encuesta, que proporciona datos sobre las decisiones empresariales frente el proceso independentista en Cataluña, también recoge las impresiones y las peticiones de los ejecutivos, que exigen, tanto al Gobierno español como al próximo Gobierno catalán, que se afronte el conflicto desde la política y que se vuelva «al plano de la realidad». 

La principal conclusión del estudio es que los empresarios están en un compás de espera, en una actitud de wait and see, y esto se traduce en una paralización de aquellas actividades empresariales que puedan conllevar riesgos. Así, el 53% de los directivos encuestados asegura que ha congelado los presupuestos, mientras que el 25% los ha reducido y el 14% espera al resultado de las elecciones para decidir cómo plantear los gastos.

Pero además de la espera, el informe también indaga sobre el impacto de los acontecimientos políticos de los tres últimos meses. La preocupación por la situación política entre los empresarios supera a la preocupación que generan otros factores puramente empresariales como puede ser la competencia o el acceso al crédito. Un 80% de los directivos lo afirma así en la encuesta. «Esto no puede ocurrir en un país normal, la política nunca debería dañar al tejido empresarial», ha asegurado Trias de Bes en la presentación, este martes, del informe.

El impacto más visible en las empresas ha sido el cambio de sedes sociales y fiscales por la incertidumbre política. Según Trias de Bes, el momento de la decisión de cambiar la sede depende del directivo, pero empieza en septiembre, con la aprobación de las leyes del referéndum y de transitoriedad, y culmina en octubre, con la celebración del referéndum ilegal, el discurso del Rey, la salida de Cataluña de CaixaBank y Banc de Sabadell, y la proclamación de la independencia. Además de la salida de las empresas, esta tiene un efecto inmediato: el 58% de los directivos encuestados afirma que alguna de las compañías que han cambiado de domicilio es cliente o proveedor, lo que uno de cada tres ejecutivos considera un problema. 

Entre los empresarios de la muestra también hay directivos que han trasladado la sede de su compañía fuera de Cataluña. La razón principal para hacerlo, según el estudio, es «garantizar la seguridad jurídica», y aunque algunos admiten haberlo hecho por presión de los clientes o proveedores, ninguno responde que haya habido presiones políticas. Aunque es difícil tener un dato estadístico, Trias de Bes ha explicado que, aproximadamente, una de cada tres empresas no volverá a Cataluña, mientras que las otras lo harían siempre que se dé un clima de seguridad jurídica. Para ello, los empresarios piden incentivos fiscales para volver a atraer a las empresas. 

Despidos por falta de concentración

La afectación principal de la crisis política para las empresas ha tenido que ver con la relación con los clientes y con el diálogo con las empresas del resto del Estado. Un 44% de los directivos encuestados reconoce que ha perdido clientes, ya sea en España, en Cataluña o en el exterior. Además, un 56% de los ejecutivos admite que las ventas han bajado, y el estudio cifra en un 9,5% el promedio de la reducción de las ventas según las respuestas de los empresarios. El principal factor, según los directivos, es que en los últimos meses ha cundido el desánimo o la apatía por el consumo, lo que coincide con la reducción de ventas en el sector del comercio. En relación al boicot que sufren ciertos productos catalanes, son las grandes empresas y las multinacionales las que acusan un boicot comercial (un tercio de estas empresas lo reconoce).

El estudio también indica que Cataluña ha perdido la imagen empresarial que tenía. Según el 98% de los encuestados, la situación política ha afectado a la inversión directa extranjera y a la marca Barcelona. Los acontecimientos también han tenido un efecto negativo en el clima laboral: según el informe, durante los días de más tensión bajó la productividad y el foco se centró en seguir la actualidad. Un 12% de los directivos ha despedido o no ha renovado al menos a un empleado a causa de discusiones, activismo o la bajada del rendimiento propiciada por la crisis política.

Fuente: El País