El exorbitante crecimiento de los mercados financieros ha desbordado los Estados nación y generado un profundo desamparo entre la ciudadanía. En este contexto, agravado por la crisis económica y la globalización, han surgido movimientos como el Brexit con la aspiración de “recuperar el control”.

La crisis territorial que sufre España por el crecimiento del independentismo en Cataluña no se puede explicar sólo en clave política interna. La crisis económica ha multiplicado el malestar social. Ambas crisis asustan. En este contexto hay que situar iniciativas como Los Diálogos Andalucía-Catalunya, celebrados el fin de semana en el Palau Macaya en Barcelona, tras un primer encuentro en Sevilla el pasado octubre.

Organizados por dos historiadores

Organizados por el historiador catalán Javier Tébar y profesor de literatura andaluz, Javier Aristu, en el encuentro participaron académicos y profesionales que con opiniones diversas expresaron la voluntad de encontrar puntos de encuentro para los asuntos conflictivos a través del diálogo. “Aquí hemos venido a razonar y escuchar”, dijo Aristu. El protagonismo de Andalucía es un reflejo de la realidad social. En el desarrollo de Cataluña fue decisiva la contribución de más de un millón de inmigrantes la mayoría andaluces. En los años 70 los casi medio millón de emigrantes de Granada, Jaén y Córdoba, representaban entre el 25% y 40% de la población de sus provincias respectivas.

Las intervenciones hicieron continuas referencias a la realidad social. El sociólogo Manuel Pérez Yruela se refirió a “la paradoja de la satisfacción andaluza, hemos mejorado mucho, pero seguimos en el 65% de la media”. La también socióloga Marina Subirats señaló los cambios registrados, “hoy más que burguesía catalana habría que hablar de unos empresarios en una burguesía global”. La hacendista Maite Vilalta subrayó que el debate del modelo de financiación fue clave para el encaje de Cataluña, pero que lamentablemente esto se acabó en 2012.

El historiador Josep Maria Fradera, señaló la necesidad de incorporar a los diálogos a “representantes de los dos lados” y que para facilitar acuerdos “todos deberíamos bajar del pedestal”. El también historiador Xavier Domènech, echó en falta representantes de los dos millones que apoyan la independencia.

El hilo conductor de las palabras fue la necesidad de acuerdos políticos. Para el constitucionalista Javier Pérez Royo, “cuando se pretende que un Tribunal de Justicia resuelva lo que la Justicia no puede resolver vamos al fracaso”. Hubo continuas referencias al federalismo. Según Cándido Méndez, “tenemos que tender al federalismo aunque sólo sea para que nos entiendan fuera”. Apelaciones a un sindicalismo global, por parte de López Bulla y preocupación porque “el proyecto europeo se está resquebrajando”, según Milagros Pérez Oliva.

En las conclusiones cl periodista Jordi Amat y la constitucionalista Ana Carmona, señalaron la oportunidad de esta alternativa desde la periferia (Andalucía y Cataluña) a un modelo de Estado desgastado y propusieron focalizar los futuros Diálogos sobre temas concretos. Se debatió mucho y fue saludable.

Fuente: El País