Estamos comprometidos a la ejecución de la salida a Bolsa, pasando a cotizar en el mercado bursátil español, como un paso natural y estratégico para Cepsa, que le proporcionará un mejor acceso a los mercados de capitales para apoyar su flexibilidad financiera”. Musabbeh Al Kaabi, actual consejero dominical de la petrolera en representación de Mubadala y futuro presidente de Cepsa cuando esté cotizando, fue el encargado de poner en suerte la operación.

Después vendrían los detalles de la salida a Bolsa, recogidos en el folleto de emisión que se remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), en la que el fondo soberano del emirato de Abu Dabi ingresará una “cantidad aproximada” de 2.322 millones de euros si es que, como se da por descontado, coloca entre inversores institucionales el 28,75% del capital de su filial española. Esto dejaría a Mubadala con un 71,25%, lo suficiente como para seguir mandando. La colocación se hará entre inversores institucionales nacionales e internacionales (se espera que no haya ningún inversor con más del 5%) y la compañía se da hasta el 16 de octubre para cerrarla con la intención de cotizar el 18 de octubre.

Uno de los mensajes diáfanos que ha enviado a los potenciales inversores es que la empresa apuesta por seguir tomando decisiones estratégicas tanto en España como en el exterior (Asia, África y América) para crecer en tamaño. “El éxito de nuestra estrategia depende en parte de nuestra capacidad de crecer mediante adquisiciones, inversiones y empresas en participación [joint venture]”, sostiene la compañía en el folleto de colocación.

El reto, en definitiva, es combinar inversiones y dividendos. Por un lado, Cepsa piensa abordar un plan de inversiones ambicioso, que no deja de ser más que una continuidad del que ya tiene en marcha. Su objetivo es potenciar el área de exploración y producción y hacerse fuerte en petroquímica. En ese sentido, ya ha invertido 1.300 millones en exploración en Abu Dabi, y tiene previsto destinar otros 900 millones en la refinería de San Roque (Cádiz) para elaborar productos más ligeros y con menos carbono. Además, invertirá otros 450 millones en diversas acciones en petroquímica.

Y, por otro, Cepsa plantea una política de dividendos no menos ambiciosa. Uno de los atractivos del plan en su regreso al parqué es el recorrido que pretende dar a la remuneración al accionista: 450 millones con cargo al ejercicio de 2019; para 2020 se elevará a 475 millones y, como mínimo, aumentaría un 5% en 2021 (casi 500 millones) para aplicar después una política progresiva. El reparto de dividendo será abonado un 50% en diciembre del ejercicio correspondiente y otro 50% en junio del siguiente. Además, se compromete a satisfacer 160 millones como dividendo final de 2018 que se pagaría en junio de 2019. La empresa sostiene que los dividendos no estarán necesariamente ligados al rendimiento o rentabilidad y podrán ser abonados con cargo a beneficios o cualquier tipo de reservas de libre disposición.

Venta de Medgaz

Previamente a la vuelta al parqué habrá vendido a Mubadala su participación del 42,09% de

Medgaz, la sociedad que gestiona el gasoducto que une Argelia con España, por 500 millones, que se destinarán a esa combinación inversión/dividendo. El acuerdo contempla que si Mubadala sale de Cepsa, el gasoducto vuelve a la firma española.

El caso es que la oferta tenga atractivo. Como también la banda de precios (entre 13,1 y 15,1 euros por acción). Mubadala, y así lo estiman los analistas, ha sido conservador a la hora de valorar la compañía (entre 7.010 y 8.080 millones) cuando en el mercado se había llegado incluso a valorar en casi 15.000 millones. Quizá una proyección exagerada encendida por los ascensos del precio del petróleo, que en las últimas fechas ha superado los 84 dólares el barril.

Fuentes del mercado consideran que la tasación de la compañía en la colocación es razonable porque, a la necesidad de ofrecer un precio atractivo para el inversor y no echarle para atrás con uno excesivo, hay que añadir los 3.200 millones de deuda que arrastra el grupo. Esto supone que el valor total de Cepsa se coloca entre 10.200 y 11.300 millones, más coherente con la horquilla que había manejado la propia compañía. Así las cosas, la nueva Cepsa protagonizará la mayor salida a Bolsa desde 2015 sin superar a Aena. Además, su capitalización (esos 8.000 millones) la colocaría en mitad de la tabla del Ibex 35 (aunque de momento no estará en el índice).

Mubadala ha diseñado la operación teniendo en cuenta que entre 2018 y 2022 espera que el crecimiento del PIB en Europa se mantenga en torno al 2%. Asimismo, prevé que la demanda de petróleo suba en casi dos millones de barriles al día en 2018, con cierta desaceleración en 2019. Su pronóstico es que el precio del crudo se situará de media en torno a los 70 dólares en este periodo. Por otro lado, calcula que la demanda de combustible para el transporte por carretera en Europa aumente de 7,1 millones barriles diarios en 2017 a 7,4 millones en 2022. Al tiempo, reconocen que el aumento de la eficiencia del combustible y la introducción del vehículo eléctrico reduzcan el crecimiento de la demanda para transporte, con un impacto negativo del 5% en 2030.

Las estimaciones pudieran variar con el tiempo. La empresa reconoce la existencia de riesgos de diversa índole que podrían llevar a que la sociedad no pudiera respaldar las inversiones: cambios de divisas o tipos de interés; fluctuaciones en el precio del crudo, gas natural y productos derivados; reducción de márgenes, y condicionantes políticos, son algunos de ellos.

Presencia global

20 países. La compañía cuenta con 10.243 empleados y con operaciones en 20 países de cuatro continentes de exploración y producción (E&P), refino, petroquímica y comercialización.

Refino. La firma tiene tres refinerías en España: San Roque (Cádiz), Palos (Huelva) y Tenerife, con una capacidad de refino de 483.000 barriles por día, el 31% del total de España, el segundo tras Repsol.

Alianza. El emirato de Abu Dabi, a través de IPIC primero y de Mubadala después, entró en Cepsa en los primeros años noventa del siglo XX y mantuvo en torno al 11% hasta 2011, cuando adquirió el 100%.

Fuente: El País