El incremento de la actividad exterior de las empresas españolas a lo largo de estos últimos años ha puesto sobre la mesa el papel que puede jugar la ciberseguridad como factor estratégico, en la medida en que la práctica totalidad de las relaciones comerciales entre operadores económicos están soportadas por medios digitales.

La universalización de estos canales de comunicación, unida a la falta de conocimiento específico que muestran muchas empresas en este campo, y en especial las pymes, está ofreciendo oportunidades al mundo del cibercrimen.

Actualmente, son numerosas las compañías con actividad en el exterior que han sufrido o están sufriendo directamente las consecuencias de ataques por lo general bien planificados y dirigidos, como son el robo de información sensible, la extorsión localizada, los pagos fraudulentos o el cifrado de datos pidiendo un rescate económico, por citar solo algunos de los ejemplos más comunes.

Y en muchos casos, sobre todo cuando se trata de pymes, la percepción del problema suele oscilar entre una minimización del riesgo y una sobrerreacción ante el mismo, lo que le lleva a intentar blindarse a toda costa.

En cualquier caso, las dos actitudes representan una aproximación incompleta al problema, en tanto que ni una ni otra responden a una estrategia que tome en cuenta las prioridades de negocio con la vista puesta en el largo plazo.

De hecho, ha habido casos en los que un incidente de seguridad motivado por la ausencia de una estrategia ad hoc ha resultado muy costoso para la empresa en cuestión, hasta el punto de verse obligada a reevaluar su modelo de negocio e, incluso, a replantearse su estrategia de inversión.

Las empresas deben concienciarse de que el empleo de las tecnologías de la información en el contexto de su actividad exportadora conlleva también riesgos.
Ahora bien, en ningún caso estos últimos deben disuadirles de su estrategia exterior.

Como ocurre en otras áreas funcionales de la empresa (finanzas, logística, legal, etc.), se trata de que las empresas se focalicen en lo que realmente saben hacer y elijan a su compañero de viaje en el terreno de la ciberseguridad.

Solo una visión profesional, que parta del profundo conocimiento del negocio y de una revisión consultiva de los riesgos, podrá ofrecer las mejores opciones en tecnología y servicios para avanzar en la estrategia de negocio minimizando los peligros.

Carlos Aurelio Fernández es Responsable de Desarrollo de Negocio de Ciberseguridad en Minsait

Fuente: Cinco Días