Italia se ha convertido en el nuevo foco de inestabilidad de los mercados y la nueva preocupación para la banca española, que ha agravado estos días sus caídas anuales. El objetivo de déficit anunciado por el Gobierno italiano no ha gustado ni a Bruselas ni a los inversores. Según el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aquellos países cuya deuda supere el 60% del PIB –la italiana alcanza el 130%– están obligados a efectuar un esfuerzo fiscal estructural del 0,5% del PIB cada año y “aunque el plan italiano no incumple el límite de déficit máximo de 3% del PIB, va contra las normas”, afirma Nadia Gharbi y Lauriline Chatelain, economistas de Pictet WM.

A mediados de mes Italia deberá dar a conocer el presupuesto definitivo y será el 30 de noviembre cuando la Comisión Europea publique su veredicto. Mientras tanto el cruce de declaraciones entre Roma y las autoridades europeas será una constante, algo que ya ha sucedido esta semana y que por el momento se ha saldado con la moderación del lenguaje por parte del Gobierno italiano. El miércoles Roma tendió un puente con Bruselas y afirmó su intención de reducir el déficit al 2,1% para 2020. Este gesto fue aplaudido por los mercados y si bien la prima de riesgo continúa en niveles elevados, al menos se ha apeado de los 300 puntos básicos que superó el lunes.

“El tema de Italia será recurrente en los próximos meses y los inversores reaccionarán a golpe de noticia. Generará ruido pero descartamos que el Ejecutivo italiano muestre una negativa radical a lo determinado por Bruselas”, afirma Nuria Álvarez, analista de Renta 4. Para David Ardura, director de gestión de Gesconsult, en los próximos meses el incremento de la volatilidad en torno a Italia será la regla imperante. “No se espera una solución inmediata a pesar de que Italia ha rebajado el tono en las últimas horas. Las negociaciones se plantean duras e incluso no se descarta que las divisiones del Ejecutivo acaben desembocando en nuevas elecciones”, señala.

Los expertos coinciden en señalar que las tensiones vividas en las últimas semanas no desaparecerán de la noche a la mañana. En medio de la marejada, el sector bancario está siendo el protagonista en las últimas sesiones. En solo seis días los bancos italianos han caído un 11,5% por su elevada exposición a la deuda soberana del país y por el encarecimiento de la prima de riesgo. “El mantenimiento de las primas elevadas daña a los bancos, frena el crédito y la inversión, a la vez que drena liquidez y acabará lastrando el crecimiento en los próximos meses”, explica Antonio Zamora, de Macroyield.

Las caídas de las entidades italianas han contagiado en su descenso a la banca española, pese a que la mayoría de expertos no vea en Italia un nuevo riesgo sistémico. La entidades españolas tenían en balance a cierre del primer semestre cerca de 28.000 millones de euros en deuda italiana. Su elevado peso en el Ibex lastra el desempeño del índice, que en el año cae un 7,87%, haciendo aún más complicada una remontada para intentar cerrar el año al menos en tablas.
El ruido político y la probabilidad, por mínima que sea, de una salida de Italia del euro aviva los temores en las entidades, muy sensibles a este tipo de noticias así como al incremento de las primas de riesgo.

Por si no fuera suficiente castigo para la banca española, el mercado empieza a mirar con preocupación las intenciones del BCE. En la presentación del informe de perspectivas para 2019, Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, dejó entrever la posibilidad de que Mario Draghi se vea obligado a retrasar la primera subida de tipos, prevista para la segunda mitad del año. De ser así, supondría un nuevo golpe para el sector financiero que ve cómo sus posibilidades de obtener unos márgenes más elevados se retrasan. David Ardura cree no obstante que, antes de retrasar el alza de tipos, Draghi moderaría su lenguaje.

A pesar de la histeria vivida en las últimas sesiones, Antonio Zamora, analista de Macroyield, confía en que Italia y la Comisión Europea lleguen a un acuerdo. “A ninguno le interesa un nuevo conflicto que amenace la integridad del euro a las puertas de las elecciones al Parlamento Europeo en un momento de auge de las formaciones euroescépticas, ni a Italia, que no puede permitirse unas primas soberanas elevadas durante mucho tiempo sin que esto pase factura al crecimiento”, subraya.

Con la deuda italiana a diez años en el 3,4%, máximos de marzo de 2014, y la prima de riesgo en los 285 puntos básicos, los analistas creen el riesgo país seguirá en niveles elevados el próximo trimestre. “Parece difícil que se consolide por encima de los 300 puntos básicos. Hay que tener en cuenta que los 350 se dieron en 2011 en un contexto de ruptura del euro. Pero para ver recortes sostenidos por debajo de los 225-250 puntos básicos habrá que esperar a que se produzca una aproximación de las posiciones”, insiste Zamora.

Por si el revuelo que vive el mercado no fuera suficiente, a finales de octubre Italia deberá hacer frente a las revisiones del rating por parte de S&P y Moody’s. “Una rebaja de la calificación de una de las dos agencias podría provocar flujos de salida de los bonos italianos, especialmente de inversores extranjeros, los que a su vez aumentaría el coste de financiación de la elevada deuda soberana Italia”, sostiene María Paola Toschi, estratega de mercado global de JP Morgan AM.

Fuente: El País