Francisco Granados. Sí, es él. El que fue secretario general del Partido Popular en Madrid, y consejero de Presidencia de la Comunidad con Esperanza Aguirre. Sí, es él. El que se ríe cuando le van a hacer una foto camino de su declaración ante el juez. Sí, es él. El que se ríe después de haber salido en los papeles por decir frases tan ocurrentes como la del “volquete de putas” que había que usar para comprar algunas voluntades.

El que se ríe empezó a reírse de verdad nada más ser elegido alcalde de Valdemoro por la mayoría absoluta que consiguió con el PP. Y empezó a reírse enseguida, porque empezaron a florecer también enseguida las denuncias contra él por corrupción.

Y se ríe y se sigue riendo porque es el centro de todas las sospechas y de muchas certezas en torno a la trama llamada Púnica para financiar ilegalmente al Partido Popular y a él mismo.

Lleva ya un rato, algo así como tres años en el talego, y todavía se ríe al mirar a la cámara. Hay que saber de qué se ríe este señor, porque quizás saberlo permita acabar con la peor lacra que corroe España desde hace años, que es la corrupción ligada a la acción política.

El mecanismo ya lo sabemos, solo falta que los grandes partidos se decidan a acabar con él. Porque, por desgracia, la corrupción está ligada a la política en España (incluida Cataluña)

Y ya que los partidos no hacen lo suficiente, habrá que llamar a las mujeres para que ayuden, porque ellas han descubierto un sistema para acabar con el acoso sexual que consiste en dar una sobredosis de credibilidad a quien lo denuncie. ¿Se puede hacer eso en otros ámbitos? Da vértigo pensarlo, por el peligro de que un solo inocente sea encausado. Pero algo hay que pensar para evitar que Francisco Granados pueda seguir riéndose ante las cámaras.

Aunque tiene que abrirse una posibilidad. Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes han sido las últimas víctimas de este reidor. Ellas seguro que saben cómo hacer que Granados pierda su sonrisa.

Aguirre, desde luego, porque si después de la que ha ido cayendo a su alrededor, con tantos de sus cargos de confianza encausados, ella no ha sido investigada será por algo.

Quiero creer que el caso de Cristina Cifuentes es distinto, que no se debe a la astucia.

España necesita un partido de derechas limpio de corrupción. ¿Nos lo traerá Cifuentes o Ciudadanos? Porque, si no, Granados va a seguir riéndose. ¿De qué?

De nosotros.

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Fuente: El País