Llegar a un nuevo destino y empezar una nueva vida. Una aventura ilusionante llena de baches y escollos. Uno de los más habituales es la apertura de una cuenta corriente y el acceso a crédito. Dos de los puntos de fricción de los expatriados, un nicho de mercado cada vez más interesante, ya sean profesionales independientes que se denominan nómadas, directivos o especialistas, al establecerse. Denizen, la primera startup nacida en la sede de BBVA en Silicon Valley, quiere acabar con el problema.

Joaquín Ayuso de Paúl (Jerez de la Frontera, 1981) es el emprendedor in residence detrás de este proyecto que se estrena en beta, como les gusta en Silicon Valley a las versiones casi finales de un producto: “Aún no se ha abordado de manera conjunta a la población global móvil que aún está desatendida”.

Su trayectoria comenzó cuando todavía era estudiante de ingeniería en ICAI. Junto a compañeros de clase y amigos comunes fundaron Tuenti, una historia de éxito que marcó el camino a los emprendedores españoles. En agosto de 2009, antes de la venta a Telefónica , se mudó a Los Ángeles y arrancó como inversor ángel en Glass. En el verano de 2011 se mudó a Chile con una nueva idea, un sistema de pagos móvil. Así nació Kuapay, todavía popular en las gasolineras de dicho país. Levantaron 15 millones de dólares. “Era un mercado sin tracción y llegamos cuando no estaba maduro”, explica a modo de enseñanza.

Así fue como comenzó en el agitado sector de las fintech y aterrizó en San Francisco tras recibir una oferta del banco para ser un emprendedor desde dentro: “Queremos demostrar que se puede disrumpir el modelo de negocio con unos recursos y conocimientos excepcionales”. En su opinión, el talento que atesora esta zona no tiene comparación: “Es difícil encontrar estos perfiles fuera. La relación que se crea hace que cada minuto se encuentren soluciones”.

BBVA cuenta con dos plantas en un edificio en el corazón financiero de Silicon Valley. En este espacio se unen directivos del negocio tradicional, miembros de su fondo de inversión de capital riesgo, Propel Ventures, el estudio de diseño Spring que adquirió en 2015, y el grupo de emprendedores internos que buscan disrumpir los servicios financieros. Denizen es la primera de estas iniciativas que sale como un producto aparte y con entidad de compañía propia. El fundador está especialmente orgulloso de su equipo: “La mitad está en Madrid y la otra mitad en San Francisco. Somos cuatro chicos y cuatro chicas”.

Ambición

Su ambición le lleva a competir por ser el centro de las finanzas personales: “Queremos ser el banco principal, ni el secundario. Nosotros no queremos romper cosas, sino ganar confianza. Hablamos con reguladores y cumplimos para poder hacer una cuenta global”. El modelo de negocio se basa en una cuota anual que cubre tanto el uso de la aplicación, para Android y iOS, como los depósitos y la tarjeta. Aunque inicialmente es gratis para los usuarios pioneros. Entre los planes para llegar a sus clientes está aliarse con empresas y hacer que Denizen forme parte de las opciones que de bienvenida que ofrece el departamento de recursos humanos.

Ayuso es consciente de que tienen competidores con cierta tracción, como TransferWise, pero está seguro de que ninguno ofrece una solución tan completa: “las necesidades de los consumidores globales no están tan bien definidas. Es cierto que hay compañías que están tratando de cubrir necesidades puntuales en este ámbito, como las transferencias bancarias o las remesas. Pero aún no se ha abordado de manera conjunta a la población global móvil que aún está desatendida, como los refugiados, los inmigrantes, o sus familias. Las fronteras nacionales actúan como obstáculos para los servicios financieros”.

Ayuso lo ve como el futuro de la banca digital, donde todos somos denizens, habitantes del mundo. La fase inicial de este lanzamiento será en Europa y Estados Unidos, donde hay más de 12 millones de profesionales expatriados. El cálculo global que manejan es de 50 millones. Los siguientes pasos serán en Canadá, México, India, China y Singapur.

La facilidad de usar un cajero sin mirar si habrá sorpresa en la comisión o tener acceso a crédito es otro de los puntos de fricción que quieren solucionar: “Denizen se propone resolver el reto al permitir la ‘portabilidad’ del historial crediticio de un país a otro. Es un ejemplo perfecto de una situación en la que todos ganan. Por un lado, los usuarios no tienen que empezar el proceso desde cero. Pero por otro, también los bancos y otras entidades financieras se benefician al acceder a potenciales clientes de calidad y ya listos para empezar a utilizar sus servicios desde el primer día en el que llegan a EE.UU. La compañía ofrece una tarjeta global para sacar en cualquier cajero sin comisiones y permite habilitar y deshabilitar tarjetas desde la aplicación móvil, desde la que también da acceso directo a la posición global del cliente”.

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Fuente: El País