El acto del lunes en Fráncfort tenía el sabor del fin de una época. Las dos personalidades clave de la crisis del euro se decían adiós tras ocho años de encuentros y desencuentros. Mario Draghi dejará el jueves la presidencia del BCE. A la canciller alemana, Angela Merkel, le quedan aún dos años de su larguísimo mandato, pero ya está en clara retirada. “El euro es ahora más fuerte”, dijo Merkel, dándole las gracias por su contribución al hombre que tantas ampollas ha levantado en su país. Draghi, por su parte, no desaprovechó su última ocasión para reiterar su discurso de los últimos años: agotada la munición del BCE, son los Gobiernos los que tienen ahora que arrimar el hombro para impulsar la economía.

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“Una política fiscal más activa en la zona euro nos permitiría ajustar las políticas del BCE más rápidamente, lo que llevaría a subir los tipos de interés”, dijo Draghi. Es un mensaje claramente dirigido a Alemania, que pese a sus saneadas cuentas arrastra los pies siempre que le piden que gaste más para que tire de la economía de todo el continente. Pero no era momento de enfrentamientos. Merkel ha tenido serios desacuerdos con el jefe del BCE. Su ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, llegó a acusarlo del auge de la extrema derecha en Alemania por mantener durante demasiado tiempo bajos los tipos de interés. Lejos de polémicas, la líder alemana ensalzó ayer a Draghi por haber sabido salvaguardar la independencia del organismo que ahora abandona.

Fiel a su estilo, Draghi no se llevó llevar por sentimentalismos. Frente a los líderes políticos que pronunciaron breves discursos cargados de elogios, él prefirió un texto más largo y técnico, en el que resumió las ideas que lleva años lanzando. Ni un guiño al sentimentalismo. Draghi enfatizó una vez más la necesidad de que la eurozona se dote de un instrumento fiscal común “con una potencia suficiente para estabilizar la unión monetaria”.

No solo Merkel participó en el homenaje. También hablaron los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, e Italia, Sergio Matarella, la futura presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen —el actual, Jean-Claude Juncker, tuvo que suspender su asistencia por un problema de salud— y la mujer que a partir del viernes se hará cargo de la política monetaria del euro, Christine Lagarde. Macron alabó tres cualidades de Draghi: su sabiduría, su coraje y su humildad. Matarella, por su parte, destacó la contribución de su compatriota para que la unión monetaria no se rompiera. “Un riesgo que hoy podemos decir que no existe”, añadió.

Fuente: El País