La ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, ha anunciado este martes que convocará el comité de estabilidad financiera, en el que participan el Ministerio de Economía, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Este comité no se reunía desde 2013 y ahora lo hará para aprobar la creación de una autoridad macroprudencial que alerte de los riesgos de burbujas, según ha avanzado la titular de Economía en su comparecencia en el Comisión de Economía del Congreso.
Esa autoridad es una petición de los organismos internacionales desde hace tiempo. Sobre todo del Fondo Monetario Internacional. También se recogió en el memorándum de rescate de la banca española de la Comisión Europea. Y se trata de una respuesta a la falta de controles que hubo cuando la burbuja inmobiliaria se descontroló en España sin que saltasen las alarmas.
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En su primera comparecencia en el Congreso, la ministra ha tendido la mano a los distintos grupos políticos. «Las políticas económicas de este Gobierno dependen en gran medida de su respaldo», ha dicho, consciente de la minoría parlamentaria que sustenta al Ejecutivo.
Y ha explicado que tiene hasta 14 trasposiciones de regulación comunitaria que tiene que aprobar. Siete de ellas ya están en tramitación parlamentaria. Calviño ha recordado que sobre varias de ellas «pesa la amenaza de cuantiosas sanciones europeas».
Entre estas 14, ha mencionado la ley del mercado de valores, la de blanqueo de capitales, la de servicios de pago, la de planes de pensiones, la de cuentas de pago básicas, la de crédito inmobiliario o la de información no financiera. «Espero que podamos ponerlas en marcha para evitar el perjuicio económico», ha declarado ante los representantes de los partidos.
Corregir la desigualdad
El grueso de la intervención de la ministra de Economía se ha centrado en un análisis sobre la situación y las debilidades de la economía española. Calviño ha expresado su voluntad de aprovechar los buenos resultados económicos y los vientos de cola para «crear un nuevo modelo económico», «acabar con los desequilibrios», y lograr «un crecimiento inclusivo». La ministra ha argumentado que la crisis ha dejado una herencia importante que todavía hay que atajar, con graves disfunciones en el mercado laboral, una elevada deuda pública, desigualdad y un estancamiento del crecimiento potencial de la economía. «No podemos conformarnos con una tasa de desempleo del 15%», ha destacado.
«El número de puestos creados no puede ser la única medida», ha dicho. Entre los problemas del mercado laboral, ha incidido también en la alta tasa de empleo parcial no deseado, la alta temporalidad o la evolución negativa de los salarios con pocas ganancias de productividad. «La productividad solo ha avanzado por la destrucción de empleo», ha resaltado en su diagnóstico.
Calviño ha insistido en que «crear empleo a base de precarización no es una buena estrategia a largo plazo». Según ha explicado, impide invertir en el capital humano y alimenta un modelo en el que se dispara la destrucción de empleo cada vez que llega una crisis. La ministra ha puesto en muchas ocasiones el énfasis en la desigualdad, que está «entre las más altas de la UE» y «que socava las posibilidades de crecimiento». Y ha abundado en que no hacer frente a problemas como la pobreza infantil o la pobreza en el trabajo simplemente «alienta los populismos».
La receta: más crecimiento
Respecto a la deuda pública, ha afirmado que se trata de una «transferencia intergeneracional» que deberá ser pagada en el futuro. «Hoy día nadie pone en duda la solvencia del Tesoro», ha declarado la titular de Economía. Pero ha admitido que hay que prepararse para una normalización de la política monetaria. Y ha esgrimido el compromiso inequívoco del Gobierno con la estabilidad presupuestaria y la necesidad de bajar la deuda ante retos como el cambio demográfico.
Y para todo ello la receta que ha brindado Calviño ha sido básicamente una: aumentar la capacidad de crecimiento de la economía, el llamado PIB potencial, que a su juicio debería elevarse hasta una tasa entre el 1,5% y el 2% tras haberse estancado con la crisis.
¿Y cómo piensa hacer eso? Ahí la ministra ha evitado bajar de las musas al teatro. Tan solo ha recurrido a los mantras habituales de los economistas: pues subir la tasa de ocupación, invertir más en capital humano y tecnología o mejorar la formación y la educación. También ha mencionado que cuenta fundamentalmente con dos palancas: la política fiscal y las reformas. Y, a continuación, ha añadido que tiene esas catorce transposiciones pendientes. Pero ningún detalle más. Como le han reprochado diversos diputados de la oposición, el discurso de la ministra se ha extendido mucho en el diagnóstico pero poco en las recetas concretas.
Fuente: El País