El megaproyecto de Unión Fenosa Gas en Damietta (Egipto), que lleva parado en la práctica desde 2012, poco después de la revolución originada tras la primavera árabe, ha entrado en una fase de posible solución negociada entre las partes, sin el arbitraje ya en marcha del Centro Internacional para la Solución de Diferencias Relativas a Inversiones (CIAPI), dependiente del Banco Mundial. El ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, ha emprendido una gira internacional que le ha llevado este miércoles a Madrid, donde ha mantenido varias entrevistas del máximo nivel, y en una rueda de prensa con su homólogo español, Alfonso Dastis, ha apostado por una «solución negociada», ahora que la situación de conflicto interno que ha vivido su país parece asentada y se busca mejorar la imagen internacional para recuperar los niveles turísticos del pasado. Dastis le ha dado su apoyo.

España y Egipto mantienen actualmente unas buenas relaciones bilaterales, con muy escasos conflictos directos y con la perspectiva de aumentar al máximo posible la colaboración tanto en inversiones económicas como en la recuperación del sector del turismo, que tanto se ha visto perjudicado tras las revueltas de la primavera árabe y después de varios atentados terroristas. El ministro egipcio ha aprovechado su visita a Madrid, donde también se ha entrevistado con el rey Felipe VI y otras autoridades políticas y económicas, para celebrar un almuerzo de trabajo con Dastis en el que había varios asuntos en la agenda. Tanto Dastis como Shoukry han aceptado, en rueda de prensa, que la crisis provocada por el parón de la planta de gas licuado de la ciudad mediterránea de Damietta (a unos 60 kilómetros al noroeste de Port Said) era uno de los asuntos principales a abordar.

Alfonso Dastis ha apostado porque, en el nuevo clima de cooperación bilateral y de país introductor de Egipto para la Unión Europea, el contencioso que ha frenado en seco la proyección de la planta de Damietta se solucione, y ha apostillado que para mejorar las futuras relaciones, tanto para España como para los socios de la UE, es muy importante contar con que en Egipto hay «estabilidad y seguridad jurídica». El ministro español se ha mostrado «razonablemente optimista» sobre que en un «plazo breve» se pueda subsanar esta disputa, aunque ha matizado que esa situación particular no debería perjudicar las relaciones bilaterales.

El ministro de Exteriores de Egipto ha expresado que su país, tras superar la crisis interna que llegó tras la primavera árabe y los problemas que conllevó tanto políticos como económicos, está empeñado ahora en solventar ese tipo de conflictos como los que padece la factoría de gas licuado de Unión Fenosa Gas. Sameh Shoukry ha indicado, en ese sentido, que las últimas prospecciones de gas encontradas en aguas egipcias permitirán obtener beneficios, nutrir a las plantas especializadas y que éstas vuelvan a funcionar. El ministro ha mencionado que espera un buen resultado para ambas partes, ha indicado que Egipto quiere volver a ser «respetuoso con los compromisos» adquiridos y se ha pronunciado a favor de superar esta situación «antes de las vías arbitrales o jurídicas».

La planta de Damietta está actualmente aún parada por la falta de suministro de gas debido al corte unilateral decretado por las autoridades egipcias en 2012. Tras varias negociaciones con los distintos gobiernos egipcios frustradas, en febrero de 2014 Unión Fenosa Gas presentó una demanda de arbitraje internacional ante el CIADI, (órgano del Banco Mundial bajo el tratado bilateral España-Egipto de protección de inversiones).

Fuentes del sector gasístico conocedoras de este caso han apuntado a EL PAÍS que el interés de Egipto por resolver cuanto antes esta larga crisis podría tener relación con la resolución más o menos «inminente», en unas semanas o en cualquier caso en este trimestre, del laudo arbitral en favor de la compañía española tras acabarse ya la fase de auditorías. Queda por redactar y comunicar la sentencia.

La factoría está parada (por falta de gas para licuar), pero no está cerrada. En la misma se realizan labores de mantenimiento y adecuación de las instalaciones para tenerla lista para retomar su actividad en cuanto se reanudara el suministro de gas. El número total de empleados del grupo Unión Fenosa Gas (contando la plantilla de Egipto) es de unos 270. Unión Fenosa Gas (UFG) está participada por Gas Natural Fenosa (50%) y la italiana Eni (50%). En el desarrollo de este gran proyecto (el mayor de UFG) se destinó una inversión de unos 1.500 millones de dólares (1.200 millones de euros) tanto en la construcción de una planta de licuefacción de gas natural basado en un contrato de compra firmado en el año 2000, como en la adquisición de buques metaneros.

Uno de los factores más interesantes de este proyecto tenía que ver con la capacidad de producción de gas licuado a unos precios muy competitivos y baratos en comparación con el mercado, según han denunciado algunas ONG especializadas.

La capacidad nominal de procesamiento del tren de licuefacción de Damietta estaba prevista para 7,56 bcma -mil millones de metros cúbicos año-, que es el equivalente a 5,5 Mtpa (millones de toneladas de GNL al año), con una eficiencia energética superior al 90%, lo que podría suponer una disponibilidad de 6,8 bcm al año de gas natural comercializable como GNL (Gas Natural Licuado), según distintas memorias de la compañía.

La planta inició su construcción en marzo del año 2002, comenzando su producción a finales de Noviembre de 2004. En enero de 2005 se realizó el primer cargamento de gas natural licuado con destino a la planta de regasificación de Huelva (España), y luego la entrada se focalizó más a través del puerto de Sanguto (Valencia). La instalación de licuefacción de Damietta es propiedad de SEGAS, una compañía filial participada en un 80% por UFG y por las firmas egipcias del gas y del petróleo EGAS (10%) y EGPC (10%). Toda la capacidad de producción de Damietta se debía repartir entre UFG (60%) y EGAS (40%). El derecho a comercializar estos porcentajes de la producción tiene como contrapartida unas obligaciones de pago por dicha capacidad de producción contratada, según fuentes del sector.

En los primeros años de funcionamiento y facturación la planta pasó de producir en 2004 el 0,3% del gas licuado que importa España al 8,5% en 2005 y al 15% en 2008, situándose como segundo proveedor y facilitando grandes beneficios a UFG. Tras el parón de 2012, Unión Fenosa Gas ha tenido que destinar provisiones millonarias cada ejercicio para tapar el agujero y el «deterioro accionarial» de la compañía con esta inversión.

Fuente: El País