Uber va a pagar a Waymo, la unidad de coches autónomos de Alphabet, 245 millones de dólares en acciones, poniendo fin a una batalla legal por secretos comerciales. Más importante es, sin embargo, que el acuerdo reformula una cuestión existencial en torno a Uber.

Los vehículos autónomos son el objetivo último de Uber. La compañía tiene mucho efectivo, pero unas pérdidas netas de 1.500 millones en el tercer trimestre de 2017 sugieren que a pesar de la enorme escala, el fuerte crecimiento y su marcha de mercados no rentables, no consigue ganar dinero debido a que tiene conductores humanos que necesitan que se les pague.

Una conclusión razonable es que la compañía liderada por Dara Khosrowshahi debe estar a la vanguardia de la tecnología sin conductor si quiere justificar su extraña valoración de 70.000 millones de dólares. No es el caso, según la consultora Navigant, que no solo analiza la destreza tecnológica de las empresas, sino también su capacidad potencial para colocar flotas de vehículos en las carreteras, junto con otros factores. General Motors, otros fabricantes tradicionales y Waymo son los primeros, según Navigant, y Uber está muy lejos. Es cierto que comparte categoría con Apple y Tesla, compañías con suficiente dinero e ideas, respectivamente, para cambiar la situación. Pero no está tan claro cómo podría llegar Uber al frente de la manada.

Para ser justos, la disputa con Waymo en torno a la información presuntamente robada por un exempleado de Alphabet, cuya startup fue adquirida por Uber, no es necesariamente una mancha en su tecnología propia. La compañía, después de todo, ya ofrece trayectos sin conductor en algunas ciudades de EE UU. Y Uber dice que no utilizó el know-how de Waymo.

El acuerdo es también un ejemplo de cómo está dando fin Khosrowshahi a la larga lista de errores de Uber. El acuerdo palidece ante los 1.000 millones que reclamaba Waymo, y ni siquiera es en efectivo. Pero si los coches sin conductor son el único camino de Uber hacia la rentabilidad, es necesario que vaya en cabeza, en lugar de hacer la goma.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

Fuente: Cinco Días