Sobre el crecimiento del 0,8% en el cuarto trimestre, el informe trimestral del supervisor señala que alcanzar esa «estabilidad» en el avance del PIB de España «es consecuencia de dos fuerzas que operan en sentidos opuestos». Apunta que «el fortalecimiento de los mercados de exportación» habría contrarrestado «los efectos adversos derivados del aumento de la incertidumbre relacionado con la situación política en Cataluña, que, de acuerdo con la información disponible —relativamente escasa— «se habrían concentrado especialmente en esa comunidad autónoma».

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«La información coyuntural acerca de la actividad económica relativa al trimestre en curso en el conjunto de España y en las distintas comunidades autónomas es todavía incompleta, pero comprende ya un conjunto de indicadores relevante, en particular para los meses de octubre y, en menor medida, noviembre. De acuerdo con esta información, la actividad económica se habría desacelerado en el último tramo del año en Cataluña en mayor medida que en la media de las comunidades consideradas. Esta ralentización se debería, en particular, al peor comportamiento de los indicadores de empleo, turismo y mercado de la vivienda, entre otros, en esta comunidad autónoma», avisa el supervisor en el informe publicado este miércoles.

Aunque las previsiones de crecimiento del PIB de España para el final del año se mantienen en el 0,8%, el Banco de España recuerda que todavía es una cifra provisional, que puede mejorar o empeorar en estas últimas semanas del 2017 y con el arranque de 2018. «La incidencia final de este elemento de riesgo sobre el conjunto de la economía española en el cuarto trimestre dependerá de la magnitud y de la persistencia que este acabe teniendo. Un alivio del grado de tensión en Cataluña, como el que se percibió durante el mes de noviembre y las primeras semanas de diciembre, podría conducir a un escenario de mayor crecimiento del producto que el considerado en las proyecciones recientemente publicadas», recuerda.

Sin embargo, lanza una advertencia clara: «Por el contrario, un hipotético rebrote de las tensiones en los próximos meses podría llevar a un impacto más pronunciado sobre las decisiones de consumo e inversión de los agentes que el que se infiere a partir de los datos parciales disponibles».

Las exportaciones compensan la incertidumbre

En relación con el impacto que ya nota el Banco de España en el cuarto trimestre del año, explica que desde el punto de vista de los componentes de demanda, «el impacto negativo de la incertidumbre» se habría manifestado sobre todo en los componentes del gasto privado interno y en las exportaciones turísticas. En el lado de la oferta, la industria se ha comportado mejor que el sector servicios. «En concreto, tanto el consumo privado como la inversión en bienes de equipo habrían reducido sus ritmos de avance en los últimos meses del año, mientras que, por el contrario, la información de alta frecuencia disponible apunta a un posible fortalecimiento de la inversión en construcción», avanza. Los datos referidos al comercio de bienes apuntan a que la contribución de la demanda exterior neta al crecimiento del PIB habría sido positiva.

Las Bolsas, por el contrario, parecen calmadas. En el ámbito de los mercados financieros, recuerda el organismo que la primera parte de octubre vino acompañada de un aumento de la volatilidad y una «evolución negativa de las cotizaciones bancarias y, especialmente, la de las entidades que tenían su sede en Cataluña». Pero «los desarrollos posteriores tendieron a normalizar parcialmente la situación». En el caso de los mercados de deuda soberana, «la volatilidad fue menor y a principios de noviembre se registraban niveles similares a los observados antes del comienzo del episodio de tensionamiento político».

Sobre el resto de parámetros, el Banco de España recuerda que la inflación a noviembre es del 1,7%, ligeramente por encima del verano. El petróleo se ha encarecido y con este, las importaciones energéticas que realiza España. Por otra parte, el supervisor recuerda que el impulso llegado gracias a la política monetaria expansiva del BCE tenderá a agotarse en los próximos años. La economía española notará un crecimiento más lento. «De acuerdo con las proyecciones más recientes, que se corresponden con la contribución del Banco de España al ejercicio de proyecciones del Eurosistema antes mencionado, el PIB crecería un 2,4% en 2018 y un 2,1% tanto en 2019 como en 2020, mientras que el componente subyacente de la inflación tendería a repuntar gradualmente hasta el 1,8% en 2020», avanza.

Fuente: El País