El Banco Popular perdió 13.560 millones de euros el año pasado, en el ejercicio en el que fue liquidado por las autoridades europeas y vendido al Santander, en el mes de junio, ante sus problemas de liquidez. Así consta en la memoria del Banco Santander, enviada a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El Popular ha enviado también al regulador bursátil un balance con su situación financiera a 31 de diciembre —ha recordado que no tendrá informe de gobierno corporativo, puesto que ahora está dentro del Santander—. Aquí consta que en este segundo semestre, las pérdidas son de 1.376 millones. El capital al final del ejercicio es de 5.835 millones de euros (frente a los 10.465 millones del 2016).

La entidad en 2016 ya había anunciado pérdidas de 3.326 millones de euros, cuando todavía estaba capitaneado por Ángel Ron. Ahora se elevan a 13.560 millones. El grueso de las pérdidas de 2017 se deben al saneamiento del balance, en especial por los activos inmobiliarios. De hecho, Santander ya anunció en septiembre, tras la compra y después de sanear su balance, que en el primer semestre del año el Popular había perdido 12.218 millones de euros. En aquel momento ya aplicó una depreciación al valor de la cartera inmobiliaria y amplió las provisiones para insolvencia de activos.

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En el segundo semestre, en manos de la entidad que preside Ana Botín, según el balance del Popular, registró otros 1.376 millones de pérdidas. Las diferencias principales entre el segundo semestre de 2016 y 2017 son dos: las provisiones, que se elevan de 132 millones a 293,4 millones; y el capítulo de impuestos, donde pagan ahora 1.049 millones de euros, mientras que en 2016 la entidad se apuntaba a su favor 1.970 millones de euros. Esto se debe a que la entidad vendió una importante cartera de inmuebles al fondo Blackstone. Con esta venta, han dejado de poder aplicarse activos fiscales (un descuento en la práctica), y de ahí el desembolso. Además, el ERE que han aplicado en el banco también ha supuesto un cargo extra.

Las abultadas pérdidas del 2017 del Popular son las segundas mayores para una empresa española. Sigue imbatible al frente Bankia, que registró en 2012 pérdidas por valor de 19.056 millones, también tras sanear su balance tras la nacionalización, el relevo de Rodrigo Rato por José Ignacio Goirigolzarri y la nacionalización.

El Banco Santander ganó en el ejercicio de 2017 un total de 6.619 millones de euros, un 7% más que un año antes, gracias sobre todo al empuje de su negocio en Brasil. La entidad ha publicado la memoria del ejercicio, en la que desgrana sus resultados y los de sus filiales. En el caso del Popular, propiedad desde junio al 100% del banco que preside Ana Botín, las pérdidas que se reflejan son de 13.560 millones. El capital y las reservas del Popular son de 19.384 millones de euros.

También aparece entre las filiales la Financiera El Corte Inglés, de la que es propietario El Santander del 51% de las acciones. Registró beneficios de 76 millones de euros, frente a los 66 millones del año anterior.

La liquidación del 6 de junio

La Junta Única de Resolución europea (JUR) anunció la mañana del 7 de junio que la noche anterior había tomado la decisión de intervenir el Banco Popular, proceder a su liquidación y a su posterior subasta. En esta, el Banco Santander se quedó la entidad. Pagó un euro simbólico y amplió capital en 7.000 millones de euros para fortalecer el balance del banco liquidado. A cambio, absorbió cerca de 2.000 millones de capital del Popular. Las acciones del banco que hasta entonces presidía Emilio Saracho, quedaron a valor cero. Es decir, cerca de 100.000 accionistas perdieron toda su inversión, así como los propietarios de bonos de peor calidad, entre ellos, algunos grandes fondos.

Hace solo dos semanas, la JUR publicó los informes que se usaron la noche del 6 al 7 de junio para la liquidación del Popular. Algunas cifras clave (como la fuga de capitales que sufrió el Popular los días anteriores a su liquidación o las ayudas de emergencia que le ofreció el BCE) fueron censurados. Pero entre las conclusiones de esos informes destaca el hecho de que, según las autoridades europeas, dos días antes del cierre el banco tenía problemas de liquidez, pero no de solvencia.

Además, antes de la venta del Popular, se le había encargado a Deloitte un informe de valoración, que se hizo a toda prisa y que concluyó que, en ese momento, el banco valía 1.300 millones en el mejor de los casos (como publicó EL PAÍS), tenía un valor negativo de 8.000 millones en el peor escenario; y un cómputo intermedio le otorgaba un valor negativo de 2.000 millones. Con un patrimonio neto de 10.800 millones, el Popular tenía un agujero de entre 11.800 y 20.600 millones antes de su venta al Santander, aunque la estimación intermedia era de 14.700 millones.

Fuente: El País