La incertidumbre política en Cataluña ha tenido un impacto negativo en el crecimiento de la comunidad autónoma aunque «acotado temporalmente y por sectores». Así lo muestra el informe «Situación Cataluña» presentado este lunes por el servicio de estudios del BBVA, que prevé que la economía catalana se desacelere en el próximo bienio, con un crecimiento del 2,1% en 2018 y del 2% en 2019, una reducción de las previsiones de siete décimas y de medio punto respectivamente. La entidad estima que Cataluña ha cerrado 2017 con un avance del 3%.

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Las causas de esta rebaja en las estimaciones son la incertidumbre política, que ha afectado especialmente al turismo y al consumo, y el agotamiento gradual de los vientos de cola de la economía global, con la subida de precios de los carburantes y con un previsible fin gradual de la política monetaria expansiva.

El estudio de BBVA sitúa Cataluña como la comunidad autónoma en la que más se rebajan las previsiones de crecimiento. Aún así, el crecimiento estimado para los dos próximos años permitirá crear 136.000 empleos y reducir la tasa de paro hasta el 9,6% a finales de 2019. El economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, ha explicado que el impacto de la incertidumbre política fue negativo pero limitado en el tiempo. Para el primer trimestre de 2018, la entidad prevé un crecimiento del PIB del 0,5%, que podría subir hasta el 0,7% si la incertidumbre política disminuye.

Las consecuencias del proceso independentista sobre la economía se han centrado en la caída de turistas y en la reducción del gasto familiar, precavido ante un escenario de incertidumbre. Sin embargo, el impacto ha sido leve o nulo en otros ámbitos: la creación de empleo en Cataluña, según Cardoso, sigue siendo «sólida», y el buen comportamiento de las exportaciones y de la industria también alimentan el optimismo para este año. El economista ha expresado que, «si las tendencias se mantienen, el crecimiento puede ser mayor que el 2,1% en 2018, hasta dos décimas por encima».

Cardoso ha identificado, además de la incertidumbre política, otras causas para explicar la desaceleración de la economía catalana. Por un lado, la caída de turismo relacionada con el atentado en la Rambla de Barcelona del pasado agosto. Según el BBVA, este año la llegada de turistas podría ser un 2% inferior a la de 2017 a causa del atentado.

Por otro lado, el agotamiento de los «vientos de cola» de la economía global explican en buena parte la rebaja de las previsiones de crecimiento. Cardoso ha situado como una de las principales causas el estancamiento de la demanda interna. «Las familias ya han comprado, en general, aquello que no podían comprar durante la crisis, y no se puede renovar el coche cada año», ha dicho el economista. El previsible fin gradual de los tipos de interés bajos también hace que la entidad estime un crecimiento más moderado, ya que las condiciones de financiación no serán tan favorables. La entidad ha destacado también que la precariedad laboral y una tasa de contratos temporales elevada suponen un riesgo para el crecimiento de la economía catalana. 

Fuente: El País