“… tienes toda la financiación para un coche, un móvil, una tele…”. Con este reclamo, anuncia en la radio CaixaBank un préstamo al consumo de hasta 60.000 euros con unas condiciones válidas hasta el 31 de diciembre. El pasado mes de noviembre, El Corte Inglés lanzó por primera vez una campaña de tres días de financiación sin intereses para adelantar las compras de Navidad y Black Friday unificando en una sola factura lel gasto en todos los departamentos. Son solo dos ejemplos de cómo los grandes distribuidores intentan animar las ventas navideñas en una campaña que se presenta con incertidumbre: casi nadie augura caídas de ventas, pero las curvas de crecimiento se moderan. Algunos acentúan las facilidades de financiación para impulsar el periodo grande de ventas del año mientras el Banco de España alerta del calentamiento del crédito al consumo.

“Se aprecia más cautela en el consumidor que el año pasado”, afirma Bruno Rodríguez, socio de Bienes de Consumo y Distribución de la consultora Deloitte, y apunta al “impacto de la inestabilidad política y económica en el gasto navideño”. Se refiere a la desaceleración económica que ya comienza a apreciarse y a la incierta situación política en el país, con elecciones municipales y europeas -y tal vez, generales- en el horizonte y con el amargo regusto que han dejado las andaluzas. En esta tesitura, la confianza de los consumidores está a la baja: en noviembre, último dato publicado por el CIS, el índice se situó en 91,4 puntos, 9,1 puntos menos que un año antes. Caen cerca del 10% anual sus dos componentes, la percepción de la situación actual y la de las expectativas a futuro, lastrados por las preocupaciones económicas.

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Con “recelo, temor y, a la vez, esperanza” afronta la campaña, por su parte, el pequeño comercio, según Manuel García-Izquierdo, presidente de su patronal, CEC, que también apunta al convulso panorama político-económico. Confía, no obstante, en el apego español a las fiestas navideñas para cumplir expectativas y en que “diciembre adecentará los datos de un año que no ha sido bueno para el comercio”. El índice de comercio minorista ha renqueado buena parte del año, sobre todo en las tiendas pequeñas, que en octubre encadenaron nueve meses seguidos de descensos.

No ha ido tan mal en las grandes superficies y cadenas, como dice el índice y ratifican fuentes de ANGED, la asociación que las agrupa. Aún así, no lanzan las campanas al vuelo. “La campaña de Navidad será positiva, con un crecimiento entre el 1,5 y el 2% respecto al año pasado” afirman. Uno de los miembros de esta patronal, El Corte Inglés, la ve con más optimismo tras un Black Friday mejor de lo esperado.

En parte, el buen resultado del viernes negro se debió, dicen fuentes de los grandes almacenes, a la campaña “Financiación 0,0”, tres días en los que los titulares de la tarjeta podían agrupar todas sus compras en todos los departamentos y financiarlas hasta en 12 meses sin intereses. “Fue un guiño, una acción puntual para animar y dinamizar las ventas”, explican fuentes de la empresa. A esa iniciativa se suman otras, como el Anticipo de Navidad, una línea de crédito para las compras navideñas que se realiza por quinto año y que en 2017 creció un 11%. Otras cadenas, como Worten o Fnac se suman a estas iniciativas y ofrecen facilidades de financiación para animar la campaña (pago diferido, supresión de intereses, etc.).

“Las empresas del sector intensifican sus esfuerzos para hacer de ésta una buena campaña navideña” en una situación de menor confianza del consumidor y pérdida de poder adquisitivo de las familias, al crecer más la inflación que la renta disponible, afirma Javier Campo, presidente de AECOC, que agrupa a fabricantes y distribuidores de productos de gran consumo.

La inercia en el empleo empieza a perder fuelle

Mientras las previsiones de ventas dan señales de agotamiento, el empleo relacionado con la campaña de Navidad sigue mostrando una inercia positiva, si bien a menor ritmo que en años anteriores. Las previsiones de las dos grandes empresas de trabajo temporal, Randstad y Adecco, así lo muestran. La primera augura 406.000 contrataciones en la campaña, que abarca desde el Black Friday a finales de enero, un 8,3% más que en 2017. Si bien es un crecimiento notable, es la tasa de aumento más baja de los últimos tres años. Igual pasa con las previsiones de Adecco, que calcula un millón de contratos, un 4,5% más que hace un año, pero también lejos de las tasas de doble dígito de 2017 y 2016.

Las propias empresas distribuidoras, a través de sus financieras, los bancos, con créditos como el mencionado de CaixaBank, o los usuarios de tarjetas hacen uso del crédito para alegrarse la Navidad. Aunque el recurso a la financiación no es nuevo, según Bankinter Consumer Finance, la filial de financiación al consumo de la entidad, los titulares de tarjetas de crédito (con la modalidad de pago que cada uno tenga contratada) gastarán una media de 430,18 euros, cinco euros más que el año pasado. No obstante, añaden fuentes del banco que durante la semana del Black Friday, el gasto con tarjeta de crédito se incrementó un 15,3% respecto a la misma semana de 2017. También el estudio de comercio navideño de Deloitte registra un ligero aumento del uso de la tarjeta de crédito.

De momento, las advertencias del Banco de España sobre el calentamiento del crédito al consumo y los aumentos de la morosidad no están teniendo demasiado eco. Los bancos tiran de este tipo de préstamo porque, en tiempos de tipos de interés bajos, da buena rentabilidad -en España los intereses de estos créditos están sobre el 7,8%, frente al 4,9% de la zona euros, según el supervisor. En su último informe de estabilidad, recogía crecimientos superiores al 20% en los últimos trimestres, sobre todo de los créditos otorgados para la compra de productos de consumo duraderos. Así, alertaba del aumento de los dudosos, aunque aún no se reflejan en una mayor tasa de morosidad, que suele aparecer más tarde, y animaba a los bancos y otras entidades de crédito a “seguir vigilantes”, no “relajar” las condiciones de concesión y hacer provisiones “para que estas inversiones más rentables no terminen por convertirse en las más arriesgadas”.

Fuente: El País