El impacto para cada español de la factura de las ayudas públicas que recibió la banca hace más de una década sigue siendo una incógnita, aunque está claro que una cantidad cada vez más elevada no se podrá recuperar nunca. Según datos del Banco de España el coste neto (dinero aportado restado el recuperado y el que se prevé recuperar) de las ayudas en su mayoría inyectado a las antiguas cajas de ahorros, pero luego asumido por algunos bancos que han adquirido parte de estas entidades intervenidas, se eleva a 65.725 millones de euros. Esta cifra es un 2,1% más que un año, o lo que es lo mismo, 1.376 millones más que en 2017, importe que pasa a ser superior en 4.359 millones al de 2013, ejercicio en el que se llevó a cabo el primer cálculo.

El Banco de España, que ayer remitió una actualización de las ayudas concedidas, estima en solo se han recuperado 14.785 millones de euros en una década. En este cálculo, correspondiente al cierre de 2018, se incluyen los 5.225 millones ya recobrados a través de reembolsos, venta o resolución de entidades, y que supone 75 millones más que los 5.150 millones contabilizados en informe divulgado el pasado año.

La factura de las ayudas se eleva como consecuencia de los mayores costes de la morosidad de CAM (integrado en Banco Sabadell) y Unnim (absorbido por BBVA), a la caída del valor de Bankia y de Sareb. En el caso de la firma que preside José Ignacio Goirigolzarri su hundimiento en Bolsa ha provocado que la cantidad que se estima recuperable en la entidad haya descendido en otros 297 millones, hasta los 9.560 millones, frente a los 24.069 millones inyectados y los 3.083 millones ya devueltos por la venta de 15% de su capital en el mercado y los dividendos repartidos a Estados.

Pero el importe recuperable puede seguir menguando si se tiene en cuenta que los datos de Bankia (en la que el Estado controla el 61% de su capital) corresponden al cierre de 2018 y su cotización sigue bajando (al cierre de ayer su capitalización ascendía a 5250,42 millones de euros, con un nuevo descenso del 1,04% en la jornada), con lo que actualmente la cifra reembolsable será previsiblemente inferior.

La privatización de Bankia está prevista para finales de 2021, tras dos prórrogas. Por ello, no es descartable que el nuevo Gobierno amplíe nuevamente el plazo para su privatización o lo fusione con otra entidad, fórmula que podría compensar en parte la caída de su valor.

El valor de la participación pública de Sareb también desciende por la suma de sus pérdidas desde su creación. Este banco malo, de hecho, seguirá en los próximos ejercicios en números rojos, según sus propias previsiones. El Estado aportó 2.192 millones a la firma y ya ha asumido pérdidas por 2.024 millones, 382 millones más que en el 2017 y un 92% del total inyectado.

A estos números rojos hay que añadir las garantías que se concedieron a los bancos que se hicieron con CAM, caso de Sabadell, o Unnim, como fue BBVA, cuya factura en ambos casos se ha incrementado en 772 millones. Las ayudas totales suman 42.561 millones de euros aportados por el FROB, organismo perteneciente al Estado, y 23.164 millones inyectados por los bancos a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD).

Entre las ayudas recuperadas destacan 977 millones de euros devueltos por CaixaBank procedentes de las ayudas recibidas por Banca Cívica, 800 millones de una emisión de cuotas participativas de CajaSur, 782 millones por la venta de su participación en Catalunya Banc o 783 millones de la ventade la participación en Novacaixagalicia.

Fuente: Cinco Días