La evolución del precio del petróleo ha vivido una montaña rusa durante la última década. Una sucesión de drásticas subidas y bajadas con importantes implicaciones geopolíticas, económicas e industriales. Al inicio de la Gran Recesión, en 2008, el precio del barril de Brent se desplomó (pasó de 144 dólares a 44 dólares en unos meses). Tras repuntar en 2014 hasta los 115 dólares, colapsó de nuevo hasta los 28 dólares, su nivel mínimo desde 2003. Ahora, el precio se ha triplicado en tres años y algunos expertos creen que podría volver a alcanzar los 100 dólares por barril.

Hay varios factores que explican estas subidas. “El restablecimiento de las sanciones a Irán por parte de Estados Unidos, que se habían levantado en 2015, es lo que más está condicionando el precio del petróleo. También los graves problemas de producción de Venezuela”, explica Ignacio de la Torre, economista jefe de Arcano Partners.

Además, algunos inversores señalan un factor adicional: la negativa de la organización de países petroleros (OPEP) a aumentar la producción.

“Aquí hay un grave problema de control excesivo de la oferta. Los países de la OPEP se niegan a abrir el grifo y a aumentar su producción, y están jugando con fuego”, explica Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis Gestión y experto en el mercado de materias primas. “No se están dando cuenta de que la escalada de precios puede dañar a la economía mundial, cuyo crecimiento se empieza a ralentizar. Si siguen apretando los precios lo acabarán pagando con futuros desplomes provocados por un shock en la demanda”, apunta.

¿Qué factores explican la subida?

  • Sanciones. En agosto comenzaron a aplicarse nuevas acciones a Irán por parte de Estados Unidos, lo que supone la limitación de la producción mundial de crudo. Un amplio acuerdo internacional había permitido que se levantaran esas sanciones en 2015, pero la Administración Trump volvió a instaurarlas al considerar que Irán seguía adelante con su programa nuclear.
  • Países petroleros. Hace dos años, los países miembros de la OPEP (Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Irak, Nigeria, Venezuela…) pactaron con Rusia una limitación de la producción para conseguir un alza en los precios.
  • Venezuela. La capacidad de producción de crudo de Venezuela se ha reducido drásticamente debido a la grave crisis económica que vive el país. También Nigeria tiene importantes dificultades para mantener sus niveles de bombeo.

El encarecimiento del precio del petróleo es una losa para los países más dependientes de la importación de esta materia prima. Europa es una de las zonas más vulnerables, porque casi todos los países son importadores netos. También España. La factura energética de familias y hogares ya se están disparando. China es el mayor importador de petróleo del mundo, y podría ver cómo se dispara su inflación.

Hasta hace unos años, los países de la Unión Europea contaban con Estados Unidos como socio para presionar a la OPEP y que volviera a aumentar la producción pero, desde 2016, el país norteamericano ha pasado de importador neto de petróleo a exportador neto, gracias a la explotación del petróleo no convencional con las técnicas de fracking.

“La Administración Trump tiene menos incentivos de los que tenían Administraciones previas para reclamar un control de los precios. Al final creo que lo acabarán haciendo porque tampoco les interesa que unos niveles excesivamente altos acaben dañando a la economía mundial”, reflexiona Lacalle, a propósito de las constantes críticas del presidente de EE UU Donald Trump a la OPEP.

La mayoría de economistas cree que el precio del barril no sobrepasará los 100 dólares a corto plazo, porque dañaría en exceso el crecimiento de la economía mundial. Aunque esa barrera se llegara a alcanzar, los expertos creen que su impacto no sería tan nocivo como en 2011 porque las economías y las empresas están más preparadas para asumir precios altos del crudo, por la revolución del petróleo no convencional y el uso más eficiente de la energía.

“Creemos que el precio que tendrá el Brent a mediados de 2019 estará en 95 dólares por barril. Aunque la demanda de los países emergentes se está debilitando, la de los países desarrollados sigue siendo muy sólida, y las limitaciones en la producción se mantendrán”, explica Bank of America Merrill Lynch en uno de sus informes.

Uno de los problemas para que baje el precio del crudo es que “aunque Donald Trump esté presionando a la OPEP para que aumenten su producción, su capacidad ya está casi en máximos, y no lo pueden aumentar el bombeo rápidamente”, recuerda De la Torre. Además, otros países productores, como Libia o Nigeria, se encuentran sumidos en guerras civiles o colapsos económicos.

Entre las voces que considera que el precio del barril no superará los 100 dólares destaca la del banco de inversión Goldman Sachs. Según la entidad, “se podrían producir nuevos catalizadores de la oferta de crudo, más allá de Irán, lo que podría frenar la escalada de precios”. Juan Ignacio Crespo, asesor del fondo Multiciclos Global, apuesta en cambio porque el precio del Brent llegará pronto a los 120 dólares. “Hay un paralelismo muy claro en las fluctuaciones de los últimos años con los movimientos que tuvo el petróleo en los 80. La tendencia alcista es clara”, apunta.

El año pasado, la subida del precio del petróleo y el gas encareció la factura energética de España en 8.775 millones de euros, y este ejercicio subirá otros 10.000 millones.

Fuente: El País