El ser humano suele responder a las urgencias con chapuzas. A más tráfico, más carreteras; a más vehículos, más estructuras. Soluciones conocidas que superponen carriles voladores en un scalextric de horror. Así ocurre en la sopa urbana de Delhi, Tokio o Pekín, la encarnación asfáltica de un apocalipsis de ruido y smog. El fotógrafo japonés Kouichi Hirayama se acerca a estos futuros irremediables donde los humanos “consigan vencer la ley de la gravedad y derriben nuestro sentido común”.

En su serie Future Traffic, premio IPA 2018, Hirayama ha hecho clic en el mañana combinando en su cámara distintas exposiciones: “Mezclé los edificios y las luces de Tokio y Yokohama en una sola foto para simbolizar el tráfico futuro y conseguir ver la realidad y la imaginación”, asegura. El efecto es sobrecogedor. Una atmósfera glacial de luces y hormigón donde parece escucharse el ruido sordo de un tráfico fugaz e insoportable. Quién sabe si el futuro va por aquí en vez de por los sueños de ciudades sonrientes de árboles y bicicletas.

Fuente: El País