Escribo este artículo desde el sur de Inglaterra donde participo en Wilton Park, un foro sobre el futuro de las ciudades. Con la globalización las ciudades se enfrentan a retos similares en los cinco continentes. Pero cuando escuchas los problemas de mega ciudades como: Pekín, Nueva York, Londres, São Paulo, Lagos o Karachi, los retos de las ciudades españolas te parecen sencillos de afrontar.

Las ciudades deben competir por atraer inversión y turismo principalmente. El mayor reto es atraer a los empresarios innovadores que van a crear los nuevos empleos de calidad en la era de la tecnología global. El ecosistema de innovación de Silicon Valley comenzó a crearse hace sesenta años y el de fintech en Nueva York hace treinta años.

En España los pocos ecosistemas de innovación que existen en ciudades son aún jóvenes. Necesitamos que crezcan y crear nuevos en otras ciudades. La clave es atraer talento y personas innovadoras y que las instituciones colaboren con ellos para desarrollar el ecosistema.

Necesitamos ciudades también para convivir. Los ciudadanos anhelan más calidad de vida. El cambio climático afecta principalmente al ciclo del agua que es uno de los grandes retos económicos de este siglo. La menor frecuencia de lluvias afecta a la contaminación de las ciudades. Para España, el cambio climático debe ser el eje de la política tecnológica e industrial. Hay que modificar nuestra regulación para facilitar el autoconsumo eléctrico, como nos exige la Comisión Europea, y eso debe liberar el caos de la innovación que permita el desarrollo de nuevas empresas que sean capaces de exportar su tecnología a otros países. Así conseguiremos un pequeño planeta, tierra más sostenible, unas ciudades más habitables, más empleo, mejorar el nivel de vida, pagar mejores pensiones y reducir la elevada deuda pública.

También necesitamos ciudades para compartir. Cuando el Estado está muy endeudado, como sucede en España, y no tiene suficientes recursos, el ser humano siempre lo ha resuelto con más inteligencia. La tecnología y la innovación deben ayudar a las personas a mejorar su calidad de vida.

Por ejemplo, en Madrid se ha desarrollado una nueva aplicación para el teléfono móvil llamada Welever. Permite a cualquier ciudadano desarrollar iniciativas de voluntariado. Permite que en cualquier momento y por geolocalización te ofrezca todas esas iniciativas cerca de tu casa o lugar de trabajo lo cual ayudará a expandir la demanda. Permite que las universidades, además de un currículum académico, certifiquen un currículum de valores de sus estudiantes. La empresa ya ha comenzado su expansión internacional por EE UU, está creando empleos de calidad y ayudará a cumplir los ODS y la agenda 2030 de la ONU con coste cero para los contribuyentes.

Como diría el filósofo, “el pasado es incierto y el futuro está lleno de ilusión”. Sabemos que las ciudades seguirán creciendo y debemos pensar a largo plazo y en grande. El mayor riesgo es no hacer nada y dejar que el tiempo y otras ciudades nos superen. Entonces cualquier estrategia fracasará.

Fuente: El País