Siemens está dejando atrás su pasado como holding, solo que lentamente. Va a sacar a Bolsa su filial Healthineers, que fabrica equipos médicos. La operación implicaría, según fuentes cercanas, una valoración de 40.000 millones, incluida la deuda. A menos que vaya acompañada de una subida de la acción del grupo, puede que el jefe, Joe Kaeser, tenga que ir más allá.
Ha estado ocupado últimamente, desde luego. En 2017 fusionó la división de energía eólica con su rival Gamesa y en septiembre llegó a un acuerdo para combinar las operaciones ferroviarias con Alstom. Siemens poseerá el 50% de las acciones del negocio de trenes, que cotizará en París, y retendrá al menos el 80% de Healthineers.
La teoría tras estos spinoffs es que poner un precio de mercado a las filiales debería reducir el descuento del holding respecto a la suma de sus partes, estimado en un 26% por los analistas de Baader Helvea.
Incluyendo deuda neta y participaciones minoritarias, el valor de Siemens es de 101.000 millones, 11,4 veces su beneficio operativo previsto para este año, según Morgan Stanley. Sin los 40.000 millones de Healthineers, y con 2.400 millones de beneficio operativo, el resto de Siemens está valorado en un múltiplo de 9,4. Eso está por debajo del promedio del sector, de casi 13 veces. Tras la OPV de Healthineers, las acciones de Siemens merecerían una subida del 23%.
En la práctica, las cosas pueden ser más complicadas. Después de que Siemens haya sacado al parqué sus unidades ferroviaria, de eólica y de salud, los accionistas que busquen exposición a estos sectores simplemente pueden comprar acciones de las filiales. Sin embargo, los inversores de la matriz se verían obligados a tener participaciones en empresas dispares, muy distintas a los negocios principales de Siemens, que suministra maquinaria y software de automatización a fábricas y energéticas. Así que es probable que la acción del grupo cotice peor que la de pares menos enrevesados.
Kaeser podría decir que hay sinergias entre las filiales. Pero los inversores tienden a ser escépticos hacia tales argumentos, a falta de una contabilidad exhaustiva de los ahorros de costes resultantes, por ejemplo. Sin ese detalle, parecería más lógica una división.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.
Fuente: Cinco Días