Las finanzas anhelan el color de la clorofila. Desde 2014 se han emitido más de 340.000 millones de dólares (unos 300.000 millones de euros) en bonos verdes y sostenibles. Instrumentos que consiguen fondos destinados a proyectos que contribuyen al medio ambiente. Estados, bancos y empresas emiten esta molécu­la que se mezcla con la savia que impulsa el tallo que hace crecer la planta. Apple, por ejemplo, emitió en 2017 un bono de 1.000 millones de dólares para financiar las energías renovables en su cadena de suministro. Este es el campo donde trabaja Tanguy Claquin (París, 1973), responsable de banca sostenible de Crédit Agricole. Un lugar, también, de fricción. “El negacionismo climático de Donald Trump es una carga para este mercado”. Un lugar de interrogantes. “Los inversores serán quienes decidan lo que significa verde para ellos”. Un lugar ¿de esperanza?

Pregunta. ¿Son los bonos verdes un ejemplo de compromiso real del mercado o simple greenwashing, o sea, un lavado de cara verde?

Respuesta. Es verdad que todas las inversiones que abarcan los bonos verdes se hubieran hecho de alguna manera. Pero actualmente existe una proporción del mercado de bonos que es sin duda verde y cuyo objetivo es financiar la transición hacia una economía descarbonizada. Este espacio está creciendo y se ha convertido en un elemento esencial en la estrategia de muchos jugadores. A medida que se vaya haciendo mayor, influirá más en la forma en la que invierte la gente. Aunque, por ahora, el cambio sea imperceptible. Y, desde luego, no es greenwashing. Nadie dice que estos bonos transformen la inversión. Lo que decimos es que ya suponen el 7,5% del mercado primario europeo. El porcentaje es pequeño; el volumen que representa, enorme.

P.Pero en el mundo, el valor de las emisiones de bonos verdes alcanza los 160.000 millones de dólares. No parece tanto.

R. Esa es la cifra del año pasado, este ejercicio serán 180.000 millones (160.000 millones de euros). Crece a tasas de entre el 15% y el 20% anual. Pocos sectores pueden decir lo mismo. Es más, hace dos años el mercado del Viejo Continente representaba menos del 2%. Ahora es el 7,5%.

P. El Gobierno en funciones está estudiando la emisión de bonos verdes. ¿Qué supondría?

R. Necesitamos que emitan los Gobiernos. Primero porque generan la liquidez imprescindible en cualquier mercado. Sin duda, para construir una estrategia de inversión sostenible hacen falta bonos verdes estatales. Y, en segundo lugar, pensando en el inversor, supone un símbolo fantástico que un Gobierno tenga ese compromiso con lo sostenible. Es un ejemplo para el resto del mercado.

P.¿Cuáles son los principales emisores a medio plazo?

R. Básicamente, los mismos que en el mercado tradicional de bonos. Si hablamos de países: Francia, Bélgica, España e Irlanda.

P.¿Y empresas?

R. Sobre todo firmas que tienen que hacer una transición hacia una economía descarbonizada y, por lo tanto, necesitan hacer más inversiones, como Iberdrola.

P. En España, ¿quiénes son los emisores más comprometidos?

R. Además de Iberdrola, destacaría a Telefónica, Adif y el ICO (Instituto de Crédito Oficial). Este último, por cierto, es un gran emisor de bonos sociales y ahora se está trasladando también a los bonos verdes. El mercado español crece, es una tendencia irrefutable, pero hay que aumentar el número de inversores sostenibles porque no existe una base amplia.

P.¿Pueden los bonos verdes ayudar a frenar la crisis climática?

R. Los bonos son solo una herramienta. Si queremos parar el calentamiento necesitamos políticas y compromisos sólidos. Nada cambiará sin el pacto entre los Gobiernos.

P.¿Las finanzas con la etiqueta verde se beneficiarán de la emergencia del clima?

R. “Beneficiar” es un verbo muy fuerte. La preocupación por el calentamiento del planeta es evidente y se está expandiendo por la sociedad. Esto significa que hay más personas conscientes de que hace falta tomar medidas. Los mercados, los banqueros saben que pueden contribuir a paliar el desafío con los bonos verdes y a la vez ganar dinero.

P.¿El negacionismo climático de Donald Trump es una carga para este mercado?

R. Sí. Ahora mismo, si analizamos el volumen del sector de bonos verdes comparado con el de los bonos en general, resulta bastante mayor en Europa y Asia que en Estados Unidos. Hay emisores en ese país, pero su crecimiento es lento y su tamaño pequeño frente a Europa.

P. Trump ha ridiculizado el green new deal (un programa demócrata para crear empleo de calidad y aumentar el uso de energías limpias) al calificarlo como un “trabajo de bachillerato con mala nota”. E incluso Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes, ha dicho que es un “sueño verde”. ¿Está de acuerdo?

R. Lo respaldo. Aunque yo no voto en EE UU [risas]. En el país existen muchas personas con un claro compromiso medioambiental y son conscientes de la necesidad de adoptar medidas inmediatas frente al calentamiento global. Si cambia la Administración, el gigante se podría convertir en un fuerte impulsor de bonos sostenibles. Por el momento, no es la situación.

P. ¿Puede sobrevivir la democracia liberal a la crisis climática? Afrontarla exige un cambio económico y político profundo.

R. No puedo contestar a preguntas políticas. Pero es cierto que es un gran reto para las democracias liberales. Existe una tensión entre los objetivos medioambientales y los sociales que ese sistema de gobierno tendrá que resolver. Pero espero que encuentre el camino.

P.Los bancos han emprendido una carrera por demostrar a la sociedad su compromiso verde. ¿Crédit Agricole dejará de financiar combustibles fósiles?

R. Acabamos de lanzar una estrategia alineada totalmente con los acuerdos de París que aplicaremos tanto en la matriz como en nuestras filiales. Supone la reasignación gradual de los préstamos, inversiones y activos bajo gestión del grupo en favor de la transición energética. Este nuevo enfoque revoluciona los esquemas de gobierno corporativo para enfocarlos en la toma de decisiones orientadas a la sostenibilidad climática. En el caso de la política de inversiones, por ejemplo, nuestra gestora Amundi aplicará criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno en 2021.

P.Si la economía entrase en otra recesión, ¿la inversión responsable desaparecerá como hace una década?

R. No. La preocupación por el cambio climático en nuestra sociedad es tan profunda que no hay vuelta atrás.

Fuente: El País