Los analistas ya temían un mal trimestre de Alemania tras conocerse el débil crecimiento de la zona euro. Sin embargo, el consenso estaba en que la economía de ese país rebajaría su tasa de expansión de un todavía fuere 0,5% a entre el 0,1% y el 0,2%. La contracción ha sorprendido a los mercados. Una parte de ese deterioro se debe a la interrupción temporal de la producción de automóviles antes debido a la nueva normativa de emisiones, lo cual es un efecto puntual. “Esperábamos que la debilidad en la producción de automóviles se compensara en parte con otros sectores, pero eso no parece haber ocurrido”, ha explicado Jennifer McKeown, economista jefa para Europa de Capital Economics. Al contrario de lo esperado, el comercio exterior cedió a las guerras comerciales y las crisis en economías emergentes como Turquía.

Con una Italia estancada y con el depósito en reserva, España (+0,6%) y Francia (+0,4%) tiraron del carro entre junio y septiembre. En el caso de Francia, el ritmo se aceleró respecto al trimestre anterior gracias a la recuperación del consumo. Sin embargo, la zona euro ha pasado de estar por encima de Estados Unidos y Reino Unido a quedarse muy por debajo. La economía norteamericana se enfiló un 0,9% en el tercer trimestre, mientras que la de Reino Unido lo hizo un 0,6% a pesar de que las dudas que han existido en los últimos meses sobre las probabilidades de un Brexit duro. Según los datos de Eurostat, Alemania y Lituania son los únicos países con datos negativos. La mayoría de los países del Este siguieron avanzando por encima del 1% en el tercer trimestre, mientras que España siguió liderando las economías occidentales después de que Holanda y Portugal también notaran los efectos de la desaceleración.

El pinchazo de Alemania arrastra a la zona euro a su crecimiento más bajo desde 2014

Batalla comercial con Estados Unidos

A pesar de que el dato de Alemania tiene un componente puntual, confirma las previsiones de los principales organismos de que la zona euro ha entrado en una etapa de moderación. Así lo apuntan la Comisión Europea, el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional. La economía pierde fuelle a medida que los desafíos planteados cobran más fuerza. Y estos siguen llegando de todas partes: de dentro y de fuera.

Del interior, sobre todo de Italia, que ayer mantuvo el pulso con Bruselas al negarse a rehacer unas cuentas que, según prevé la Comisión, desbordarán sus previsiones de déficit hasta llevarla más a registrar un desfase presupuestario de más del 3% de su Producto Interior Bruto (PIB). Y también de Reino Unido, donde May deberá convencer a su gobierno, a su partido y a sus aliados del partido unionista de Irlanda del Norte para sacar adelante un acuerdo con la UE sobre el Brexit que permitiría una retirada más pausada.

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Las amenazas, sin embargo, siguen llegando también de fuera. Alemania ya está sufriendo los efectos secundarios de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y las crisis de economías emergentes, en especial Turquía. Y ahora, además, el presidente de EE UU, Donald Trump, vuelve a flirtear con volver a dar la batalla a Europa. Si el pasado verano su objetivo fue la industria automovilística alemana, en su punto de mira está ahora el vino francés. A través de su cuenta de Twitter, el presidente norteamericano cargó contra Emmanuel Macron. “En cuanto al comercio, Francia produce un vino excelente, pero también lo hace Estados Unidos. El problema es que Francia dificulta que Estados Unidos venda sus vinos en Francia y cobra grandes aranceles, mientras que EE UU lo pone fácil para los vinos franceses y carga tarifas pequeñas. No es justo, ¡esto debe cambiar!”, amenazó.

Con todo ese cóctel, las grandes bolsas han arrancado hoy con pérdidas y el euro ha seguido cayendo respecto al dólar. También los mercados de deuda han reflejado esos riesgos. La prima de riesgo italiana ha seguido escalando hasta los 316 puntos básicos, un nivel que el propio ministerio de Finanzas considera insostenible.

Fuente: El País