La lucha contra el cambio climático dio un paso de gigante hace dos años, cuando los representantes de cerca de 200 países pactaron el Acuerdo de París con el objetivo de impedir que el aumento medio de la temperatura del planeta supere un nivel de entre 1,5 y 2 grados a final de siglo respecto a los niveles preindustriales. Sin embargo, este compromiso se tambaleó en junio con la salida de EE UU anunciada por Donald Trump, que ha sembrado de dudas el devenir del acuerdo y ha acabado por rebajar la ambición de los Gobiernos europeos, sobre los que recae ahora el reto de limpiar su modelo energético. Este ha sido el tema del debate organizado por EL PAÍS con el patrocinio de Acciona de este miércoles, en el que quedó patente que, pese a las dificultades, el compromiso alcanzado en París marca un antes y un después en el cambio de modelo eléctrico.

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La rebaja en la ambición de los Estados miembros de la UE se constató en la reunión del Consejo Europeo celebrada en Bruselas este lunes. Fue una negociación larga y complicada entre los ministros de Energía de los 28 países miembros. ¿El resultado? La Comisión Europea sacó adelante una propuesta más suave que la inicial, el llamado paquete de invierno lanzado a finales de 2016. “El cambio climático va muy deprisa y las decisiones políticas demasiado lentas”, se lamentó en el debate José Blanco, diputado del Parlamento europeo, que añadió: “Muchos de los Estados que fueron a aplaudir el Acuerdo de París ahora son los menos ambiciosos para trasladarlo a la legislación europea”.

De esta forma, el cumplimiento del pacto alcanzado en la capital francesa depende, en gran parte, de la disposición de los países de la UE: “Tenemos que ir más allá en objetivos de renovables, en potenciar el autoconsumo y que los biocombustibles de primera generación no crezcan”, dijo Blanco. La propuesta realizada por la Comisión (el Parlamento Europeo cerrará su posición en febrero) rebaja su postura en tres aspectos principales: marca como objetivo de renovables el 27% para 2030, lo que demuestra la escasa intención de forzar la máquina en este sentido (con las medidas actuales, los informes ya sitúan la cuota en el 24,3% para dicho año); se alargan las ayudas a las plantas de carbón (las que más gases de efecto invernadero emiten); y se prolonga la vida de los biocombustibles de primera generación, los elaborados a partir de materias primas alimenticias como el aceite de palma (la propuesta pasa de limitar su cuota al 3,8% en 2030 a elevarla al 7%).

“La senda que marca el resultado del Consejo es contraproducente y llegará tarde. Es decir, en 2020 habrá que revisar al alza y resulta que lo que se está planteando esta semana ya está por debajo de esa previsión”, aseguró Teresa Ribera, directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI).

Blanco también rechazó los objetivos marcados: “Es incomprensible que el Consejo marque el objetivo de las renovables en el 27% para 2030 cuando el coste-eficiencia ya sitúa a estas energías en el 34%, según el informe de la Agencia Internacional de las Energías Renovables”, afirmó. Esta es una de las razones, según Ribera, que ha convencido a algunos países con economías emergentes para subirse al carro de la transición energética. “Es paradójico, pero estos Estados son los que han entendido mejor que tienen que avanzar en este sentido. Saben que se juegan mucho y que lo tratan como un objetivo geopolítico de primer orden”.

Una nueva ley verde pactada

El Gobierno de Mariano Rajoy se comprometió a aprobar una Ley de Cambio Climático y Transición Energética. E intenta conseguirlo con el consenso de una parte importante del arco parlamentario. “Los partidos políticos tenemos la oportunidad de llegar a un acuerdo para decidir el camino que vamos a recorrer y la velocidad que queremos llevar en la lucha contra el cambio climático”, aseguró la directora general de la Oficina Española de Cambio Climático y Transición Energética. Una ley que, según dijo Valvanera Ulargui, incluirá las medidas que propone España sobre el carbón para cumplir los objetivos. Joaquín Mollinedo, director general de relaciones institucionales de Acciona, reclamó que esta nueva ley sea transversal: “Tiene que abordar el problema desde todos los sectores, no nos podemos conformar solo con una ley para el sector eléctrico”.

Pese a todas las dificultades, el Acuerdo de París es la mejor opción posible, como explicó Valvanera Ulargui, directora general de la Oficina Española de Cambio Climático y Transición Energética. “Es el mejor acuerdo que se podía alcanzar entre la comunidad internacional. De hecho, la salida de EE UU no la ha secundado ningún otro Estado y hay un cambio de poderes evidente en política climática y energética”. Esta situación abre la posibilidad al cambio de liderazgo internacional para dirigir el cambio de modelo. “La Unión Europea tiene la oportunidad de convertirse en la bandera de la transición eléctrica”, dijo el eurodiputado socialista.

Descarbonizar la energía

La transición energética ineludible que se viene pasa por la electrificación de la energía y la descarbonización. Algo que se debe conseguir a través del desarrollo, sobre todo, de energías renovables. “Es el modelo más eficaz en la lucha contra el cambio climático y, además, es el más eficiente en términos económicos. No lo tenemos que entender como un modelo de costes, sino de inversión, generador de riqueza y de empleo”, insistió Joaquín Mollinedo, director general de relaciones institucionales, sostenibilidad y marca de Acciona. De esta forma, según Mollinedo, la transición eléctrica no se debe frenar por problemas económicos. “Es más rentable a medio y largo plazo. El coste contra el cambio climático es menor que el de mantener las tecnologías tradicionales”, afirmó el director general de relaciones institucionales de la compañía eléctrica.

Como prueba de ello, Ribera puso como ejemplo el monte económico dedicado a subvenciones al carbón en las últimas décadas, en lugar de invertir en otro tipo de desarrollo para la zona. “España ha dedicado 28.000 millones de euros en ayudas al carbón. ¿Era esa la mejor decisión del gasto público con posibilidades de futuro para las comarcas en las que se hizo?”, se preguntaba la directora del IDDRI.

El debate sigue abierto pese a la necesidad de cambiar el modelo y no cesa la aparición de obstáculos en esta transición hacia las energías limpias. Por ejemplo, con el citado sector del carbón. Hay países en los que tiene todavía un peso importante en su economía y sus gobernantes luchan por mantener su presencia activa. Algo que ha ocurrido con España, lo que criticó en el debate Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables: “Me preocupa que el único acto de soberanismo que hace España frente al sector privado sea apostar por mantener abiertas las centrales de carbón cuando las propias empresas no quieren seguir”, dijo Ferrando. Aunque su reprobación no fue solo contra el Gobierno actual: “Estoy encantado con la propuesta socialista actual, pero la última Proposición no de Ley a favor del carbón la hizo el PSOE. Todos los partidos son pro-renovables, pero acaban votando leyes a favor del carbón”, insistió.

En el caso español, la transición energética ya ha comenzado y ofrecerá ventajas importantes para el país. El mayor beneficio será reducir la dependencia energética que tiene España y evitaría la alta importación de combustibles fósiles que necesita en estos momentos. “Entre enero y septiembre de 2017 hemos importado 30.000 millones de euros en combustibles fósiles, un 41% más que en el mismo periodo del año anterior”, recordó Mollinedo. Unos costes que desaparecerían o, al menos, se reducirían si la generación de energía limpia prolifera y aumenta su cuota de mercado.

Carrera contrarreloj

“Estamos en una carrera contrarreloj y los Gobiernos van por detrás de la sociedad. Esto supondrá un coste mayor y más sufrimiento”, aseguró Teresa Ribera. Algo con lo que coincidió Fernando Ferrando: “Estamos perdiendo el tren porque no somos consecuentes entre lo que prometemos y lo que hacemos. No hay un problema tecnológico, lo que hay es un problema de liderazgo. Los representantes políticos tienen que ser consecuentes y coherentes para afrontar el cambio de modelo”, defendió el presidente de la Fundación Renovables.

Desde Acciona se entiende asimismo que es el momento de tomar decisiones importantes sobre las políticas públicas en Europa. “Esperamos que el diálogo entre las instituciones europeas sea productivo y acabe con el aumento de la ambición en los objetivos marcados para combatir el cambio climático”, dijo Mollinedo. Si se fija el foco en el Gobierno español, Ribera avisó de que ya van con retraso en esta toma de decisiones. “Hace falta una respuesta más clara y contundente de España para anticiparse al cambio de modelo que viene y no ir a remolque o, incluso, quedarse atrás”, dijo la directora del IDDRI.

En esta línea, sobre la dificultad en la toma de estas decisiones, el eurodiputado José Blanco lo justificó por los muchos intereses que hay en juego. “Todos los intereses son legítimos, pero debe prevalecer el futuro del planeta. Eso es lo que debe de condicionar a todos”, defendió el exministro de Fomento. Asimismo, José Blanco se mostró crítico con la ampliación de la vida de los biocombustibles: “No se entiende que mantengamos los biocarburantes de primera generación cuando tienen contraindicaciones probadas desde el punto de vista medioambiental”. Fernando Ferrando, a este respecto, culpó en parte al sector del automóvil: “Cuando se habla de biodiesel, no se trata de los agricultores de soja en Indochina. De lo que se habla es de mantener los motores de combustión interna en vehículos frente a los eléctricos”.

Joaquín Mollinedo | Director general de relaciones institucionales, sostenibilidad y marca de Acciona

“La descarbonización de la energía es lo más adecuado en la lucha contra el cambio climático. Además, es el modelo económico más eficiente en el corto y largo plazo. Por eso defendemos un modelo de electrificación y descarbonización de la electricidad a través del desarrollo de energías renovables”.

Valvanera Ulargui | Directora general de la Oficina Española de Cambio Climático y Transición Energética

“Las energías renovables jugarán un papel muy importante y el objetivo ambiental que tenemos que conseguir no se entenderá sin ellas. Para el Gobierno, en su visión de futuro, lo que prima es este compromiso medioambiental”.

José Blanco | Diputado del Parlamento Europeo y exministro de Fomento

“El Gobierno de España se está alineando con los países que quieren frenar el desarrollo de las renovables. Tiene que dar un giro y trabajar con países como Francia que apuesten por estas energías limpias”.

Teresa Ribera | Directora del Instituto para el Desarrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales

“Los políticos tienen que ser responsables porque España está entre los países más amenazados por el cambio climático. Es un riesgo real que tenemos que afrontar. Por eso es necesario que haya una respuesta más clara y contundente del Gobierno para anticiparse a los cambios que vienen”.

Fernando Ferrando | Presidente de la Fundación renovables

“La lucha contra el cambio climático es una oportunidad y la tecnología está preparada para afrontarlo. Es un reto que tenemos delante de nosotros que debemos aprovechar. Si no lo hacemos y seguimos más preocupados de no hacer daño al pasado, perderemos la oportunidad del futuro”.

Fuente: El País