Detrás de los muros del histórico y monumental edificio que acoge al Banco de España, en la madrileña plaza de Cibeles, se esconde el tesoro más desconocido de la institución: su biblioteca, con más de 335.000 volúmenes a disposición de cualquier ciudadano o institución que desee consultarlos. El origen de este fondo se remonta al Banco Nacional de San Carlos, entidad creada en 1782 por Carlos III, cuando se empieza a acumular bibliografía sobre economía y finanzas para consulta interna. Así fue hasta la década de los años ochenta, cuando el servicio de estudios del Banco de España decide potenciar y compartir todo el conocimiento acumulado a lo largo de este tiempo.

El imponente y acogedor espacio de 1.500 metros cuadrados, aunque de uso público solo son 500, es frecuentado por investigadores, alumnos de doctorado y hasta por algún que otro curioso que desea profundizar en algún tema de economía, disciplina de la que procede el 80% de los volúmenes, de ciencias sociales o de derecho. Porque poca gente sabe que la biblioteca está abierta al público en general: el 90% de los usuarios son empleados del banco, necesitados de alguna consulta específica, y el resto procede de fuera de esos muros. “Es un lugar magnífico para trabajar, y salvo los libros de especial valor todos los demás se pueden consultar por todo aquel que lo desee. Hay pocos lugares como este”, explica el responsable de la biblioteca desde 2013, Joaquín Selgas.

La biblioteca cuenta con una selección de más de 5.600 novedades, entre monografías, publicaciones periódicas y documentos en cualquier formato, así como suscripciones a bases de datos, libros electrónicos y portales de información especializados de todo el mundo en el campo de la economía.

En la categoría de valor especial, que puede ser consultada por investigadores previa petición, se incluyen 16.654 volúmenes publicados entre los siglos XV y XIX, y constituye una parte destacada de la colección, de interés para el estudio de la historia de la economía y el derecho en España. Entre estos libros antiguos e incunables hay una recopilación, aunque no tiene fecha de edición, de legislación de los Reyes Católicos sobre impuestos, un manuscrito sobre el acuerdo de dos municipios españoles sobre el uso de un molino, o los libros de cuentas de la Corona de Aragón del siglo XV. También permite el acercamiento a temas como la regulación de las actividades económicas, a través de una colección de unas 3.000 cédulas y pragmáticas reales de los siglos XVI al XIX; al pensamiento socioeconómico de la Escuela de Salamanca y de la Ilustración; a la historia del Banco de España y del sistema financiero español; al comercio y las relaciones con América; o a las obras de geografía y de viajes por España….

Más información

Cada año se va incrementando el fondo de la biblioteca en unas 2.200 obras, alrededor de 1.000 en papel y el resto en formato electrónico. “Cada vez vamos reduciendo las compras en papel y apostamos más por la versión electrónica, ya que es en este soporte en el que se publica la mayoría de las investigaciones que se realizan. Las monografías en papel van desapareciendo”, añade Selgas, quien detalla que los libros más demandados son aquellos que versan sobre el sistema financiero y bancario, sobre regulación, métodos matemáticos, historia económica y contabilidad, aunque últimamente, “observamos interés por los temas relacionados con el big data y con las fintech, añade Selgas, que detalla que en 2018 se destinaron 175.000 euros para la ampliación de la colección, y avanza que el presupuesto para 2019 va en la misma línea, con el foco puesto en la edición electrónica.

En cifras

Nuevos puestos de lectura. Hace dos años que el Banco de España inició unas obras de remodelación de la biblioteca, que hasta entonces contaba con ocho puestos de lectura, y que ahora se han ampliado a 24 asientos.

Visitas. El 90% de las consultas las realiza el personal de la institución, aunque en 2018 recibieron 500 visitas externas. En la biblioteca trabajan 11 personas.

Idiomas. Un 80% de los ejemplares está en inglés, también hay colecciones en francés, en alemán y pocas, pero las hay, en italiano.

Fuente: El País