Las exportaciones de aceite de oliva alcanzarán el millón de toneladas en la campaña oleícola 2018/2019 y superarán el medio millón en el mercado interior, por una cierta reanimación del mercado en España y un incremento de las ventas al exterior, pero con la rémora de los bajos precios en el mercado de origen. En la campaña anterior 2017/2018 las exportaciones alcanzaron casi las 884.000 toneladas de aceite de oliva y el mercado interior se situó en las 471.700, con lo que la comercialización total fue de 1.355.600, según los datos de la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA).

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Y todo ello en esta campaña oleícola 2018/2019 en la que se ha alcanzado el récord de producción, con 1.786.900 toneladas, con algo menos de 120.000 toneladas en importaciones con datos provisionales hasta finales del pasado mes de julio.

Pese a las exportaciones, el aceite de oliva español no pasa por una buena racha: los precios están por los suelos y los pequeños agricultores se ahogan en pérdidas. Por ello, el Ministerio de Agricultura se ha reunido con el sector y con Bruselas y ha propuesto avanzar hacia una estrategia global que permita superar esta crisis y evitar otras en el futuro, tal y como amenaza el incremento de la producción en los próximos años, con campañas que pueden llegar a los dos millones de toneladas frente a una demanda media interior de unas 540.000. 

Luis Planas, responsable en funciones del departamento, mantiene que para conseguir precios rentables y sin grandes oscilaciones para consumidores y agricultores hacen falta políticas de calidad diferenciada, más campañas de promoción y una mayor organización en el sector —para aplicar medidas como la autorregulación de la oferta—. La patronal de las industrias envasadoras y refinadoras de aceite (Anierac) defiende la definición de un plan estratégico integral a medio plazo para todo el sector.

En una reciente reunión con la Dirección General de Agricultura de la UE, España ha presentado una propuesta de las Cooperativas Agroalimentarias para implantar un sistema de autorregulación voluntaria para el sector del aceite de oliva, es decir el almacenamiento del aceite para hacer frente a la sobreproducción. La medida, con algunas modificaciones introducidas por el ministerio, contempla la realización de un balance de la producción y, en función de la demanda, la posibilidad de retirar del mercado, a cuenta del productor, cantidades que podían ir del 5% al 20%. Agricultura ha propuesto a Bruselas que las retiradas se puedan hacer no solo por las cooperativas sino por todo el sector.

Fuentes cercanas a la negociación aseguran que la propuesta fue bien recibida en Bruselas, pero todavía se espera la decisión y las condiciones que determine el organismo de competencia comunitario. La respuesta podría tardar hasta cuatro meses en el llegar y, en todo caso, no se aplicaría al inicio de esta campaña. Además, la UE está cerrada a subir los umbrales de precios para retirada y almacenamiento, que llevan 20 años sin tocarse y que los agricultores piden modificar.

Junto a esta medida, se considera importante una mayor apuesta por la calidad y moverse hacia categorías más diferenciadas en base a instrumentos como las Denominaciones de Origen, tipos de explotaciones, si se trata de olivar de baja producción tradicional de pendientes u olivares intensivos de altas producciones.

La polémica cata

Tanto el sector como la Administración trabajan también en la modificación del panel test o método que determina la calidad de un aceite. Este sistema, diseñado para decidir si un aceite es virgen o virgen extra —con la consecuente diferencia de precio que conlleva—, se basa en una cata que según la industria tiene un elevado componente subjetivo y puede inducir a error. Esta decisión, sin embargo, se debe adoptar en el marco del Consejo Oleícola Internacional y de la Comisión Europea. Desde Agricultura se entiende que, al margen de modificar el panel test, el problema se solventaría si en la comercialización no se jugara al límite entre ambas categorías y si se apostara más por el virgen. En esta línea, el sector también plantea una revisión de las denominaciones de las categorías y coincide con la Administración en implementar una política de mayor trazabilidad en defensa de la calidad.

En los últimos años, la superficie de cultivo del olivo ha crecido. Actualmente se estima que abarca 2,7 millones de hectáreas, de las que más de 100.000 serían de nuevas incorporaciones de olivares intensivos, lo que dará lugar a producciones medias por encima de 1,8 millones de toneladas, con campañas de dos millones para una demanda interior estabilizada con ligeras oscilaciones a la baja o al alza en el entorno de las 540.000 toneladas. En paralelo, también hay un crecimiento de las superficies en países terceros como Marruecos, Túnez o China. Y esa es una de las razones por las cuales Agricultura defiende más esfuerzo en promoción.

Actualmente, desde la interprofesional se recaudan entre siete y ocho millones de euros al año para apoyar al sector, una cantidad importante pero insuficiente para actuar con garantías en los mercados mundiales. Para esta campaña, pese a unas exportaciones elevadas que podrían acercarse al millón de toneladas por los bajos precios, los stocks a octubre podrían ascender a casi 700.000 toneladas, lo que supone un peso importante en los mercados aunque la próxima campaña se halle muy por debajo de la actual, de 1.800 toneladas, por la sequía. Por otro lado, los precios en origen ha parado su caída, aunque no se hayan recuperado, mientras aumentan las ventas de aceite a precios de oferta. 

Fuente: El País