Enagás obtuvo un beneficio neto de 490,8 millones de euros en 2017, lo que representa un 17,6% más que en 2016, tras la integración de la planta de regasificación GNL Quintero, en Chile, según ha informado este martes la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La empresa ha destacado que este crecimiento está por encima del objetivo previsto del 11,9%. Sin tener en cuenta los efectos contables derivados de la consolidación de GNL Quintero, el crecimiento del beneficio después de impuestos ascendería un 4,9%, en línea con el objetivo establecido para el año.
El resultado bruto de explotación (Ebitda) de la compañía gasista creció un 17% hasta los 1.110,3 millones de euros, en tanto que el resultado neto (Ebit) fue de 732,1 millones de euros, con un avance del 12,3%. Sin la consolidación de GNL Quintero, el Ebitda crece un 4,4%, hasta 990,2 millones de euros. Los ingresos totales crecieron un 13,7% y se situaron en 1.384,6 millones de euros.
Las inversiones totalizaron 328,5 millones, de los cuales 68,5 millones han sido invertidos en España y 259,9 millones han correspondido a inversión neta internacional. En esta parte destaca la destinada a TAP (Trans Adriatic Pipeline), proyecto en el que Enagás participa con un 16% y que es clave para la seguridad de suministro energético en Europa, por importe de 174,8 millones de euros, el aumento de la participación en COGA por 8,3 millones de euros y el pago de las garantías asociadas a GSP (Gasoducto del Sur Peruano) por 213 millones de euros.
Mientras, la deuda neta del grupo se situó en 4.364 millones de euros a cierre de 2017, frente a los 5.089 millones de euros de un año antes, con más del 80% de deuda a tipo fijo. Además, en 2017 la compañía redujo el coste de esta deuda neta al 2,2%, frente al 2,4% registrado en 2016.
Asimismo, el dividendo correspondiente al año 2017 será de 1,46 euros brutos por acción, que supone un aumento del 5% anual. Para 2018, prevé repartir un dividendo al accionista de 1,53 euros por acción, un 5% superior al de 2017, año en el que prevé un beneficio después de impuestos de aproximadamente 443 millones de euros, cifra en línea con el objetivo establecido para 2016-2020 de obtener una tasa anual de crecimiento medio del 3%.
Para el periodo 2018-2020 la compañía prevé que el gas natural alcance un mayor protagonismo y tiene como objetivo invertir aproximadamente 650 millones y situar su endeudamiento en torno a los 3.650 millones de euros en 2020. Además, mantiene su compromiso de ofrecer a los accionistas un dividendo «sólido y sostenido», con un crecimiento anual del 5% hasta 2020.
Segregación
El presidente de Enagás, Antonio Llardén, ha asegurado que los trabajos para realizar una segregación de su negocio internacional están enfocados en encontrar un socio «para juntar activos y crecer», pero en ningún caso para «vender participaciones». En una conferencia con analistas para presentar los resultados de 2017, Llardén señaló que «una cosa es coger las joyas de la corona y venderlas y otra es asociarse juntando activos para crecer». «Nosotros estamos en esta segunda línea», añadió.
A este respecto, indicó que la compañía está trabajando en buscar un socio adecuado para un posible ‘spin-off’ de este negocio y afirmó que a lo largo de 2018 podría haber «algún resultado en este sentido».
Llardén subrayó que el negocio internacional del grupo está funcionando «muy bien», por lo que a la compañía le gustaría que siguiera «creciendo de forma indefinida», y para ello, «lo mejor es encontrar un socio y juntar parte de sus activos y nuestros activos», dijo.
Sobre el Gasoducto Sur, se mostró convencido en que se podrá establecer el diálogo y la negociación con el Gobierno peruano para encontrar una solución, a pesar de que la compañía inició en diciembre un procedimiento de trato directo previo a un arbitraje internacional. Llardén defendió la toma de esta decisión por la compañía en vista del retraso del Gobierno peruano en adoptar las medidas para lanzar las nuevas subastas para un nuevo proyecto con el que Enagás pueda recuperar su inversión.
Fuente: El País