La banca española salvó esta semana una difícil bola de partido, aunque no de forma tan airosa como para emprender la remontada en Bolsa. El sector ha evitado el peor de los escenarios posibles en la polémica del pago del impuesto de actos jurídicos documentados de las hipotecas. El anuncio del Tribunal Supremo del 18 de octubre, por el que establecía que era el banco quien pasaba a asumir ese pago en lugar del cliente, puso el universo bancario patas arriba y amenazaba con una factura que, de haberse reconocido una retroactividad total, podría alcanzar los 16.000 millones de euros.

Pero en un sorprendente giro, el Supremo se corrigió a sí mismo el pasado martes y devolvió la situación a la casilla de salida. Tras una ajustada votación, el alto tribunal decidió en pleno que era el cliente, y no el banco, quien debía pagar el impuesto. La pelota ha pasado después al Gobierno, que ha establecido por real decreto lo contrario. Definitivamente, y a partir de este lunes, serán los bancos quienes paguen el impuesto de AJD.

En este frenético ir y venir, la banca ha evitado el peor de los supuestos, el de que el Supremo hubiera decidido que paga la banca con carácter retroactivo, al menos por los últimos cuatro años en los que se pueden reclamar los impuestos. Y aunque a partir de ahora los bancos deban pagar el AJD, por decisión del Gobierno, las cotizaciones reaccionaron con alivio, pero sin euforia. De hecho, los bancos no han recuperado en Bolsa el nivel previo al 18 de octubre, salvo Liberbank. Santander sí lo logró al cierre de la sesión del miércoles, para retroceder después.

Aunque muchos inversores dan por ya por zanjado el impacto de la polémica del impuesto de las hipotecas, el nerviosismo de los último días ha dejado cierta resaca en un sector ya de por sí muy tocado en Bolsa y con frentes abiertos no menos desafiantes, como la necesidad de reforzar capital apuntada por el supervisor, el temor a que Italia reactive la desconfianza hacia la zona euro o a que el BCE retrase incluso a 2020 el alza de tipos de interés. En BBVA surge además una problemática nueva en México, donde el Gobierno quiere eliminar comisiones bancarias, lo que el viernes provocó otra fuerte caída de la acción.

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¿Inseguridad jurídica?

Los inversores llegaron a plantear inquietantes cuestiones a los bancos españoles en las últimas tres semanas. Fuentes financieras reconocen que se les trasladó el temor a una posible deriva populista en el Gobierno e incluso en la judicatura y la sensación de una cierta persecución a la banca, si no ya con un impuesto directo –al que el Ejecutivo ha renunciado en sus Presupuestos– sí con el real decreto que obliga a las entidades pagar el ADJ. “Ha sido una polémica difícil de entender para el inversor extranjero, extrañado del cambio de doctrina del Supremo, y que no se esperaban de un país como España”, explican en un banco de inversión.

La duda es si las idas y venidas del Supremo y el real decreto del Gobierno puedan llegar a dejar huella en los inversores y una sombra de inseguridad jurídica en España. “No va a ser para tanto. Los inversores han estado muy preocupados pero es una cuestión que no va a calar, se ha resuelto más o menos rápido, por suerte”, asegura el responsable de mercado de capitales de un banco estadounidense. Sobre el sector ha estado sobrevolando en los últimos meses la posibilidad de un impuesto directo –descartada por el momento por el Gobierno aunque no enterrada del todo– y la materialización de un impuesto sobre las transacciones financieras.

Pero ninguno de estos dos factores ha tenido el efecto demoledor en Bolsa de la polémica por el AJD. Aunque la asunción del pago del impuesto pueda añadir presión sobre los beneficios futuros, el desenlace debería tomarse como positivo ya que elimina el peor de los escenarios para los bancos, el del pago con retroactividad, explican desde KBW en un informe.

El cambio de doctrina del Supremo creó temor por la seguridad jurídica en España, un miedo que ya habría remitido

El cambio en el pagador del impuesto, que ahora pasa a ser el banco, deja interrogantes como el impacto que tendrá en beneficios o si ese nuevo coste se trasladará en su totalidad al cliente. “Dependerá de lo que decida hacer cada banco en un mercado hipotecario en dura competencia. No está tan claro que se vaya a trasladar al cliente y eso pesa en las cotizaciones”, advierte un analista de banca.

También pesa la inquietud de que la cuestión no haya quedado enterrada del todo y, como sucedió con las cláusulas suelo, termine llegando al Tribunal Superior de Justicia Europeo y que este pueda reconocer la retroactividad. En esta ocasión sin embargo, el debate no está en la abusividad de una claúsula, puesto que se trata del pago de un impuesto reconocido por ley, aunque algunos consumidores ya se movilizan para reclamar en todo caso.

Numerosos frentes abiertos

“Creemos que el impacto de esta decisión va a ser muy reducido para los bancos porque, antes o después, trasladarán este mayor coste a los clientes, vía mayores tipos de interés”, afirma Ángel Fresnillo, director de renta variable de Mutuactivos. Ese fue después de todo el escenario que esperaban los inversores. El duro castigo inicial a la sentencia del Supremo descontaba el escenario más catastrófico, el de la retroactividad total, y fue de hecho una oportunidad de compra para algunos gestores.

“Apostamos por que a futuro lo pagaría el banco sin retroactividad y aprovechamos las caídas para comprar. Nos ha salido bien pero aún nos cuesta apostar por la banca, puede haber más posibilidades el próximo año y aun así no está muy claro. Habrá que ver qué pasa con el crecimiento”, reconoce Miguel Castells, director de inversiones de la gestora de Liberbank. De hecho, el factor clave a la hora de decidir invertir en banca sigue estando en los tipos de interés del BCE.

Los futuros dan un 62% de probabilidades a que el BCE eleve los tipos en octubre del año próximo. Una rebaja en esa expectativa, provocada por un recrudecimiento del desafío presupuestario italiano o por un mayor enfriamiento económico, puede torpedear el alza bursátil de los bancos. El año ya está perdido para las cotizaciones, con duros descensos que alcanzan el 28% en Sabadell o el 31% en BBVA y que dejan al conjunto del sector cotizando por debajo de su valor en libros, con la excepción de Bankinter. La esperanza en la remontada está por tanto en un alza de tipos, aunque esta expectativa también se rebaje por el menor crecimiento económico que se prevé en España para 2019.

El Banco de España estima que el PIB español decrezca desde el 2,6% de este año al 2,2% en 2019 y el 2% en 2020. El alza de tipos, alivio fundamental para el margen de intereses de los bancos, podría llegar por tanto en un momento de menor crecimiento y, por tanto, menor concesión de créditos. El regulador ha puesto también el foco en otra cuestión fundamental en el sector, los niveles de capital.

La banca española ha superado el reciente test de estrés de la Autoridad Bancaria Europea, aunque su ratio de capital es inferior a la media europea. Además, hay dos entidades, Sabadell y BBVA, que han quedado por debajo del 9% del ratio de capital en el escenario adverso que ha advertido el BCE es el nivel recomendable. Con un 7,58%, Sabadell ha quedado en la situación más vulnerable, aunque la entidad haya tomado medidas a lo largo de 2018 para reforzar capital. “La banca española ha superado muchos problemas pero es un sector con una incertidumbre tremenda sobre los beneficios futuros. Los ascensos bursátiles no van a llegar con la rapidez que llegan las caídas”, resume un banquero

Fuente: El País