El Departamento de Comercio de Estados Unidos ha recomendado aplicar fuertes aranceles a la importación de acero y aluminio. La tasa sería de al menos el 24% para cualquier país del mundo, que subiría a una cuota del 53% sobre la compra de este material a 12 países, incluidos China o Brasil
«Hemos encontrado que las cantidades y circunstancias de las importaciones de estos productos amenazan con dañar la seguridad nacional», indicó Wilbur Ross, secretario de Comercio, en una conferencia telefónica para presentar los resultados del informe conocido como 232.
Las propuestas del Departamento de Comercio, que han sido enviadas a la Casa Blanca para que las evalúe Trump, incluyen en el caso del acero un arancel global del 24% a todas las importaciones, y uno de 53% a las procedentes de una docena de países, entre ellos China, Brasil, India y Corea del Sur.
Otra opción es la imposición de una cuota global del 63% sobre el nivel de las exportaciones de acero a EEUU en 2017.
Las medidas aconsejadas pretenden aumentar la producción nacional de acero desde su actual 73% de capacidad hasta aproximadamente una tasa de operación del 80%, considerada el nivel mínimo para garantizar la viabilidad del sector a largo plazo.
Ross subrayó que China es «el gran responsable» del exceso de acero en los mercados internacionales, ya que el gigante asiático «solo en un mes produce lo mismo que EEUU en todo un año».
Por lo que se refiere al aluminio, la recomendación de Ross es un arancel global de 7,7%; uno de 23,6% a las importaciones de China, Venezuela, Rusia, Hong Kong y Vietnam; o una cuota del 86,7% de las exportaciones a EEUU que hubo en 2017.
Trump tiene ahora 90 días para decidir qué medidas adoptar al respecto, hasta el próximo 19 de abril. El Departamento de Comercio apunta que el empleo relacionado con la industria del aluminio cayó un 58% entre 2013 y 2016, mientras que se han cerrado seis fundiciones y solo dos de las cinco restantes están operando.
Los analistas alertaron del riesgo de que estos elevados aranceles o cuotas desencadenen una guerra comercial internacional, con medidas recíprocas por parte de los socios comerciales.
Esta semana, el mandatario subrayó que la industria nacional está siendo «diezmada» por la «competencia desleal» y aseguró que es algo que Estados Unidos «no puede permitir».
Por otro lado, el Departamento de Interior de EEUU dijo que el país debería aumentar la producción nacional de 35 minerales que considera «críticos», entre los que se incluye el uranio, cobalto o litio, para reducir su dependencia con los proveedores extranjeros.
«Cualquier escasez de estos recursos constituye una vulnerabilidad estratégica para la seguridad y prosperidad de EEUU», dijo el subsecretario del Interior para el Agua y la Ciencia, Tim Petty.
El objetivo de impulsar la producción nacional de minerales se enmarca dentro de la política estadounidense de la Administración Trump, que busca impulsar las exportaciones del país en detrimento de las importaciones con el uso de aranceles y otras medidas proteccionistas.
Desde su llegada a la Casa Blanca hace poco más de un año, Trump ha defendido una agresiva agenda proteccionista con la retirada de EEUU del Tratado Transpacífico, firmado con otras 11 naciones de la cuenca del Pacífico, y ha forzado la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en vigor desde 1994 con México y Canadá.
Estados Unidos tuvo en 2017 un déficit en su comercio internacional de bienes y servicios de 566.600 millones de dólares, el mayor en nueve años, con un desequilibrio de 375.000 millones de dólares tan solo con China.
Fuente: Cinco Días