La Comisión Europea (CE) ha acusado este viernes a los fabricantes alemanes de vehículos BMW, Daimler y el grupo Volkswagen de haber pactado entre 2006 y 2014 para limitar el desarrollo de tecnologías destinadas a reducir las emisiones de los vehículos de pasajeros de gasolina y diésel.

«Las empresas pueden cooperar de muchas formas para mejorar la calidad de sus productos. Sin embargo, las normas de competencia de la Unión Europea no les permiten pactar para lo contrario: no mejorar sus productos, no competir en calidad», ha declarado la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager.

La política danesa ha asegurado que Bruselas sospecha que Daimler, BMW y VW (que posee marcas como Seat, Skoda, Porsche y Audi), «han podido violar las normas de competencia de la UE» y que a los consumidores del club comunitario «se les ha podido negar la oportunidad de comprar coches con la mejor tecnología disponible». Por ello, la CE ha enviado pliegos de cargos a las tres compañías, que ahora pueden defenderse de las acusaciones de Bruselas.

Según la investigación preliminar de la Comisión, el pacto entre BMW, Daimler y Volkswagen para limitar el desarrollo y lanzamiento de las tecnologías orientadas a reducir las emisiones habrían afectado a los nuevos vehículos para particulares de gasolina y diésel vendidos en el Espacio Económico Europeo (EEE). Esos acuerdos para limitar la competencia se habrían tratado en reuniones técnicas entre los fabricantes.

En concreto, el Ejecutivo comunitario tiene dudas sobre los sistemas de reducción catalítica selectiva para disminuir las emisiones dañinas de óxido de nitrógeno en los coches diesel, mediante la inyección de urea en el flujo de los gases de escape.

Según la Comisión, BMW, Daimler y Volkswagen coordinaron entre 2006 y 2014 las dosis de urea que añadían, el tamaño del tanque de urea y los intervalos de recarga. De ese modo, limitarían el consumo de urea y la eficacia a la hora de reducir la contaminación debida a los gases de escape.

En cuanto a los vehículos de gasolina con motores de inyección directa, a Bruselas le preocupan los filtros de partículas «Otto» (OPF) para reducir las emisiones. De acuerdo con la Comisión, los tres fabricantes se coordinaron para evitar o «al menos retrasar» la introducción de los OPF en los nuevos modelos de gasolina con motores de inyección directa entre 2009 y 2014.

El Ejecutivo comunitario ha subrayado que la investigación se limita a una presunta violación de una ley de competencia y no tiene que ver con la posibilidad de no haber respetado la legislación medioambiental.

Además, la investigación de este cartel no está relacionada con otras, incluidas las que tienen que ver con el uso de dispositivos ilegales para falsear los resultados de las pruebas de emisiones, como sucedió en el llamado «dieselgate», que también afecta a Volkswagen. El envío del pliego de objeciones no prejuzga el resultado final de la investigación, ha recordado la CE.

Fuente: Cinco Días