Dos de las mayores constructoras españolas, FCC y Acciona, miran con recelo hacia México y la campaña que desembocará en elecciones federales el próximo mes de julio. Una de las mayores obras en marcha en América, la del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), se ha convertido en mercancía electoral y las dos compañías podrían jugarse el mayor contrato relacionado con la infraestructura, el de 84.400 millones de pesos (unos 3.650 millones de euros) por levantar la terminal, en función de quién sustituya al actual presidente, Enrique Peña Nieto.

El precandidato del PRI, José Antonio Meade, ha tuiteado en distintas ocasiones en la última semana en defensa de que el segundo aeropuerto de la capital mexicana no se vea afectado por el cambio de Gobierno. “El nuevo aeropuerto va a punto. Los grandes proyectos del país no deben detenerse por obsesiones”, señala en uno de estos mensajes, “cancelar el nuevo aeropuerto acabaría con empleos para medio millón de mexicanos; negaría brutalmente el crecimiento económico del país y generaría desempleo a corto y largo plazo”, señala en otro de sus twitts. ¿Táctica del miedo o defensa justificada?

Andrés Manuel López Obrador, precandidato de Morena a la presidencia de México. Andrés Manuel López Obrador, precandidato de Morena a la presidencia de México.

Meade se mueve entre el segundo y tercer puesto en las encuestas, con un 20% de intención de voto, aún a distancia de Andrés Manuel López Obrador, precandidato por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que disfruta de un 25% al 28%, dependiendo del sondeo. El veterano político triplica en seguidores en la red social, con 3,5 millones, al que parece ser su principal rival, y sus mensajes respecto al nuevo aeropuerto están entre el rechazo, por “costosísimo, opaco y de dudosa viabilidad técnica”, y la promesa de una reconfiguración del proyecto diseñado por Norman Foster.

El precandidato del PRI pide respeto al proyecto tanto por preservar el empleo como por los beneficios para la economía

En el entorno de las empresas que trabajan sobre el terreno la preocupación es creciente. “Los primeros que están dudando ya son los trabajadores”, explican fuentes inmersas en el proyecto. Para este 2018 se espera la conclusión de dos pistas y la torre de control, pero López Obrador se ha destacado por defender la opción de ampliar la base militar de Santa Lucía con dos pistas y una terminal para vuelos internacionales, dejando el actual aeropuerto internacional Benito Juárez para el tráfico doméstico.

Consciente de que más del 80% de los trabajos tienen adjudicación en firme, López Obrador matiza que respetaría y renegociaría los contratos con ingenierías y constructoras.

Acciona y FCC, esta última controlada por el magnate mexicano Carlos Slim, figuran en el consorcio que ejecutará la terminal de 743.000 metros cuadrados, en cuatro plantas, con capacidad para 125 millones de pasajeros al año. Cada una de esas plantas duplicará el tamaño de la T4 de Madrid-Barajas.

López Obrador aboga por ampliar la base militar de Santa Lucía para el tráfico internacional y dejar el actual aeropuerto Benito Juárez para el doméstico

FCC y Acciona ganaron su macrocontrato con las locales ICA, GIA, Prodemex y Hermes Infraestructura. Y a la lista de empresas clave se suman las también españolas Aldesa y Ayesa. La primera se adjudicó en febrero del año pasado la ejecución de la torre de control, de 90 metros de alto, por 1.242 millones de pesos (53,7 millones de euros), y la segunda forma parte del consorcio que supervisa por 61 millones las obras de la terminal.

El segundo mayor aeropuerto del mundo

– El nuevo Aeropuerto Ciudad de México es uno de los proyectos estrella del plan de infraestructuras de Peña Nieto. La financiación y la puesta en marcha se produjo en la presente legislatura, superando las restricciones presupuestaria por la caída del precio del petróleo, pero la obra avanzará en otro mandato con nuevo presidente. El que está llamado a convertirse en el segundo mayor aeropuerto del mundo precisa actuaciones por más de 12.000 millones de euros.

– López Obrador asegura estar a favor del desarrollo económico y el fortalecimiento del mercado interno, pero también propone presentar batalla a la deuda pública y aboga por la austeridad, “el combate a la corrupción y suprimir gastos suntuarios”.

Fuente: Cinco Días