El grupo Ferrovial ha ido a los tribunales en Canadá contra el gigante local SNC Lavalin. Ambas son compañeras de accionariado en la autopista 407 ETR de Toronto, considerado unos de los activos concesionales más rentable del mundo, y en esa concesión es donde ha estallado el conflicto.

SNC tiene declarada intención de vender un 10% del capital de la autopista y cuenta con una oferta del fondo de pensiones Ontario Municipal Employees Retirement System (OMERS) que alcanza los 3.250 millones de dólares canadienses (unos 2.165 millones de euros). Los otros dos accionistas de la 407 ETR, Ferrovial con el 43,2%, y el fondo Canada Pension Plan Investment Board (CPPIB), con un 40%, tenían y han ejercido el derecho de tanteo. La cuestión es que CPPIB está dispuesta a hacerse con el 10% en venta y se le ha reconocido prioridad ante OMERS, mientras el grupo español solo puja por un 5%. La respuesta de SNC Lavalin ha sido negar el derecho de tanteo por la mitad del paquete.

Ferrovial, por su parte, ha decidido dar la batalla y ha instado un arbitraje ante la Corte Superior de Ontario, tal y como refleja el acuerdo de accionistas en caso de conflicto.

Desinversión en plena crisis

SNC, que cuenta con el asesoramiento de CIBC Capital Markets y RBC en esta operación, atraviesa un severo bache tras presentar unas pérdidas inesperadas en el primer trimestre. Su pacto con OMERS es cobrar 3.000 millones de dólares canadienses por el 10% de la 407 ETR en el momento de la transacción, y los 250 millones restantes en los próximos diez años si se cumplen una serie de condiciones financieras.

Una vez que este acuerdo quede desbaratado por la llegada de una oferta preferente, la constructora canadiense tendrá que compensar al fondo con un 2,5% del precio de compra-venta, lo que supone una penalización de algo más de 80 millones de dólares canadienses. Tras soltar el 10%, SNC mantendrá aún un 6,8% de la concesionaria.

En plena desinversión en el área de los servicios, Ferrovial tiene tomada la decisión de centrarse en la construcción y operación de infraestructuras. Pero la posibilidad de tomar el control de la 407 ETR le llega en puertas de asumir un descomunal reto en su otro activo de máxima relevancia, la ampliación del aeropuerto londinense de Heathrow, en el que cuenta con el 25%. Un hecho que aconseja actuar con prudencia al otro lado del Atlántico.

De lanzarse a la toma del 10% de la 407 ETR, el grupo que dirigen Rafael del Pino e Íñigo Meirás tendría que volver a realizar la consolidación global de la autopista canadiense en sus cuentas. A finales de 2010, con la crisis ya azotando, el grupo español bajó del 50% de la 407 ETR con la venta de un 10% a CPPI por 894 millones de dólares canadienses (635 millones de euros al cambio de entonces). Se buscaba entonces pasar a la integración por puesta en equivalencia, con la consiguiente supresión de la deuda.

El endeudamiento neto de la 407 ETR suma ahora 7.448 millones de dólares canadienses (4.960 millones de euros), con un coste medio del 4,58% y un 60% del total con vencimiento a más de 15 años. La cifra multiplica por 6,1 el ebitda de 2018 (1.210 millones).

Los ingresos y el ebitda de la 407 ETR en moneda local crecieron un 10% en 2018, hasta una facturación de 1.390 millones de dólares canadienses y un resultado bruto de explotación de 1.210 millones. El margen de ebitda se sitúa por encima del 87%.

La concesionaria generó un beneficio neto de 539 millones de dólares canadienses el año pasado, casi un 15% superior al del ejercicio precedente. En función del porcentaje de participación (43,23%), la autopista aportó 136 millones de euros al resultado neto de Ferrovial en 2018, un 9,2% más.

La concesionaria distribuyó 920 millones de dólares canadienses en dividendos con cargo a 2018, un 9% por encima de la cifra repartida el año anterior. A Ferrovial le correspondieron 273 millones de euros.

Fuente: Cinco Días