Ford España apostará en los próximos meses por la electrificación de los vehículos que fabrica en su factoría de Almussafes pero no despeja cuál será el futuro de la fabricación de motores, en el aire después de que la multinacional anunciara en octubre del año pasado que la nueva generación de propulsores -que hoy se hacen en la sede valenciana-, se marchen en su mayoría a partir de 2022 a centros de producción norteamericanos. Según el presidente de Ford Europa, Stuart Rowley, que ha visitado la factoría valenciana, la compañía busca e investiga alternativas para el futuro.

La multinacional inyectará en la planta de Almussafes 42 millones de euros para apoyar la electrificación de los modelos de coche que en estos momentos produce la planta valenciana. En concreto, se dedicarán ocho millones para fabricar la versión híbrida de sus monovolúmenes S-Max y Galaxy, otros 10 para la versión del Ford Kuga híbrido enchufable, y 24 millones más para dos nuevas líneas de ensamblaje de baterías para vehículos electrificados que empezarán a funcionar en septiembre próximo, ha adelantado Rowley tras entrevistarse en Valencia con el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig.

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«Es dificil tener una certeza absoluta pero tenemos gran confianza en la inversión en estas nuevas tecnologías de cara al futuro. Esto combinado con la eficiencia de la plantilla de Almussafes nos hace garantizar que continuaremos con la colaboración que tenemos hasta ahora», ha manifestado el presidente de Ford Europa. La multinacional ha anunciado, de hecho, que introducirá 14 modelos electrificados en Europa antes de que finalice este año.

Según la multinacional, con estos anuncios, Almussafes fabricará en total siete versiones de vehículos híbridos, los tres del modelo Kuga, que Almussafes empezó a fabricar a finales de 2019 y que estará a plena producción en marzo, dos del Mondeo, y los nuevos de sus dos monovolúmenes. Será la planta que más vehículos híbridos produzca de Ford en Europa.

Pese a estas buenas noticias, la decisión de la compañía automovilística en octubre del año pasado de adjudicar la nueva generación de motores EcoBoost a plantas norteamericanas a partir de 2022 “en detrimento” de la factoría valenciana, que dejará de producirlos definitivamente en 2024, ha creado mucha incertidumbre entre los sindicatos acerca del futuro de la planta española.

De hecho, el comité de empresa europeo de la multinacional pidió poco después que se considerase a la factoría española candidata a fabricar los actuales y futuros motores híbridos dirigidos al mercado europeo para así garantizar el mantenimiento de unos 900 empleos. Tras el anuncio de Rowley, la inquietud por la falta de carga de trabajo no ha desaparecido, según el presidente del comité, Carlos Faubel, de UGT, que se ha mostrado satisfecho por las nuevas inversiones pero insiste en que se asignen motores de nueva generación a la factoría española.

«No hemos tomado una decisión en torno a los motores pero estamos comprometidos a buscar e investigar alternativas para el futuro de la planta»,  ha reiterado el ejecutivo de la multinacional. En la planta de motores de Almussafes trabajan unas 900 personas y en el conjunto de la factoría, alrededor de 7.400.

El presidente valenciano Ximo Puig ha señalado que la decisión de situar a Almussafes en el eje de la electrificación de la compañía «nos da confianza» en la estabilidad del empleo y la continuidad de la factoría, que será «el centro de producción de más modelos híbridos en Europa». Puig ha agradecido la confianza de Ford en la Comunidad Valenciana, donde es el inversor «más importante». La compañía ha invertido 3.000 millones de euros en Valencia desde 2011, de ellos 750 para apoyar la producción del nuevo Kuga, el vehículo más electrificado de Ford hasta la fecha.

2019 no ha sido un buen año para la planta valenciana, que ha sufrido cuatro expedientes de regulación de empleo temporal, el último sobre 6.000 de sus empleados para asumir una reducción de 9.000 unidades de producción. Además, el grupo está realizando un fuerte recorte en Europa en un intento por volver a los beneficios.

Fuente: El País