El presidente del Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha zanjado con rotundidad los rumores que le situaban negociando una fusión con el BBVA. En un encuentro con los medios de comunicación, previo a la junta de accionistas que se celebrará mañana en Valencia, afirmó: «Yo no he dije lo del BBVA. Es una leyenda urbana. Nunca me he sentado con ningún banquero, ni español ni extranjero, para negociar una fusión. Lo puedo decir con rotundidad porque es así».

Román Escolano, nuevo ministro de Economía, trabajó en el BBVA, un hecho que se utilizó también para azuzar la teoría de que era la persona que estaba propiciando la operación, ya que el Estado tiene el 60% del capital de Bankia. Goirigolzarri también ha desmentido este aspecto. «No he hablado ni el actual ministro ni el anterior de cualquier fusión de Bankia con otro banco. Las personas son libres de hacer sus teorías, pero la realidad es esta». 

El banquero explicó con detalle cómo mantuvo un encuentro con Financial Times, en el que le preguntaron por si Bankia podía ser una opción de compra para un banco español, a lo que respondió que sí. Añadió que no dudaba de que su entidad estuviera en los análisis corporativos «por hoy Bankia es la mejor opción para cualquiera cuando alguien hace análisis de operaciones corporativas», pero no afirmó que preparara ninguna fusión. Preguntado por si descarta la operación para más adelantes, admitió que «a medio y largo plazo nunca se puede saber qué es lo que pasará. Nadie sabe el futuro».

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Sin embargo, el presidente de Bankia insistió en que su «único objetivo actual» es cumplir el Plan Estratégico 2018-2020, que contempla ganar 1.300 millones en 2020 y entregar 2.500 millones a los accionistas, lo que supondría que el Estado percibiría el 60% de esa cantidad. Preguntado por si sería mejor una venta en bloque a un competidor o la privatización por paquetes para que los contribuyentes recuperaran una mayor parte de los 22.424 millones inyectados en Bankia, el presidente de la entidad optó por la segunda opción. «No necesariamente es mejor vender todo el banco para recuperar más dinero. En nuestro plan hay una retribución en metálico al accionista, que es muy valorado, y la franquicia de Bankia es muy potente en el mercado», añadió.

Mantiene la privatización para el 2019

Según la legislación actual, para diciembre de 2019 el Estado debe vender el 60% que controla. Goirigolzarri no pidió que se ampliara esa fecha límite (como ya hizo el Gobierno español en una ocasión en 2017). No obstente, admitió que ahora no es buen momento para colocar parte del capital en Bolsa porque la acción, que ha bajado un 13% en los 12 últimos meses. Sin embargo afirmó: «Seguro que volverá a haber oportunidades para ir a Bolsa quizá con paquetes más amplios que el 7%», como se ha hecho hasta ahora, y mediante colocaciones aceleradas».

El presidente de Bankia defendió que la decisión de inyectar ayudas públicas en 2012 fue «acertada» y que ya se han devuelto 2.800 millones de euros al Estado, «más que ninguna otra entidad a la que se ha socorrido. De no haberlo hecho, alguien, que no sé quién sería, tendría que haber puesto 60.000 millones de euros para hacer frente a los depósitos garantizados de los clientes». Rechazó, sin citarle, el argumento de Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, que afirmó que si la entidad va a devolver 2.500 millones es porque pidió ayudas públicas con exceso. «No quiere entrar en polémicas, pero ese dinero que vamos a devolver dentro de tres años, no lo tenemos todavía. Se recibió lo que autorizó la Comisión Europea y el Banco de España», aclaró.

José Sevilla, consejero delegado, también presente en el encuentro, comentó que los grandes inversores institucionales están interesados en la acción de Bankia, pero reclaman un sistema con el que puedan comprar paquetes que van desde el 0,5% al 0,3% del capital, algo que es difícil de hacer ahora en el mercado. Los directivos comentaron que en la caída de la cotización también influye que los inversores «cortos» (aquellos que apuestan porque la acción va a descender), tienen alrededor del 4% del capital.

Fuente: El País