Hartos de leer que la transformación digital no es una moda? Aun a riesgo de ser cansinos, volvemos a repetirlo con un dato que convencerá a los más escépticos: en 2021, al menos el 40% del PIB europeo estará digitalizado, según IDC. En palabras de José Antonio Cano, director de Análisis y Consultoría de esta firma de investigación, esto significa que dentro de tres años los ingresos que generarán las empresas por sus operaciones y la comercialización de sus catálogos obedecerán en gran medida a servicios digitales que estarán apalancados en información, en datos. “Por lo tanto, cuanto más tarde una compañía en abordar esa transformación, menor será el espacio que tendrá en su segmento de mercado para competir con aquellas firmas que ya han adaptado sus operaciones al ámbito digital”, comenta Cano a EL PAÍS RETINA.

Una vez más, resuena el consabido mantra: las empresas que no se digitalicen no sobrevivirán. Aunque si hacemos caso a los datos que maneja IDC, muchas de ellas están haciendo los deberes para evitar la extinción. No en vano, el 55% de las organizaciones europeas ya entiende la transformación digital como un objetivo estratégico y ha desarrollado algún servicio o iniciativa digital, si bien no se trata de propuestas disruptivas.

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¿Pero existen datos que avalen la rentabilidad de esta metamorfosis? Un estudio de Roland Berger señala que en 2025 la transformación digital podría implicar en España un incremento de 120.000 millones de euros sobre el valor añadido bruto. Además, este informe destaca los beneficios en los resultados económicos de las compañías, en especial gracias a una optimización de procesos que puede reducir los costes hasta un 20% en prácticamente todas las funciones operativas: producción, logística, inventario, calidad y mantenimiento.

  • Cálculos para rentabilizar el cambio

“Al final, la transformación digital tiene un impacto esencial en toda la organización porque provoca un cambio del modelo de negocio con el objetivo de vender más o vender lo mismo gastando menos”, recuerda Cano. En este contexto, el directivo de IDC reconoce que no resulta sencillo medir el retorno de la inversión (ROI, en sus siglas en inglés) en digitalización, aunque saca a relucir casos de éxito de organizaciones como el Puerto de Hamburgo, que gracias al internet de las cosas ha reducido a la mitad el tiempo de carga y descarga en sus muelles, lo cual duplica el número de barcos que recibe al año; o Global Omnium (antes, Aguas de Valencia), que mediante big data logra detectar y reparar fugas en tiempo récord, lo que le permite ahorrar al año 3.000 millones de litros de agua, el equivalente al consumo anual de una ciudad de 50.000 habitantes.

Si se quiere averiguar la rentabilidad de cambiar el modelo de negocio, la clave está en definir métricas digitales para obtener el ROI que se busca. En este contexto, Cano señala que el indicador o KPI digital que se asemejaría a ese retorno de la inversión deseado sería la tasa de satisfacción de los clientes o, dicho de otra forma, el índice de renovación de los mismos: “Hablamos de servicios digitales que no se compran, sino que se paga por su uso. La facilidad para cambiar de proveedor y el esfuerzo para fidelizar a los clientes dependerá del conocimiento que la empresa tenga de éstos, así como de sus procesos internos”.

Aunque según Cano esto acarrea el problema de basar el retorno de la inversión en un KPI “muy subjetivo”, lo cual está disparando el gasto en plataformas de software cognitivo que no sólo ayudan a conocer mejor al cliente, sino también a analizar todo tipo de datos de distintas fuentes para convertirlos en valor mediante la aportación de servicios más personalizados y la fidelización a través de campañas de marketing más efectivas, entre otras funciones.

En concreto, IDC prevé que la inversión en este tipo de aplicaciones por parte de las empresas españolas crecerá a un ritmo anual del 33% entre 2017 y 2021, hasta alcanzar los 18,6 millones de euros. Así las cosas, no resulta extraño que los principales sectores que están apostando por software cognitivo son la banca (19% del gasto total), para servicios de atención al cliente; retail (18%), fundamentalmente para campañas de marketing; y sanidad (11%), para temas de diagnóstico e investigación avanzada.

El camino hasta la disrupción

¿En qué grado de digitalización se encuentran las organizaciones europeas? IDC ha identificado cinco estadios con los que nombra a las compañías en función de su actual compromiso con la transformación digital, de menor a mayor implicación.

Resistentes. El 21% de las empresas no cuenta con ningún plan de transformación y los únicos proyectos con los que tienen éxito en el ámbito de la digitalización se deben exclusivamente al esfuerzo individual de alguno de sus empleados.

Exploradoras. Un 26% de las compañías ya ha llevado a cabo alguna iniciativa transformadora, pero de manera aislada en algunos departamentos que han comprendido la relevancia de contar con un plan de estas características.

Jugadoras. El 29% de las organizaciones entiende la transformación digital como un objetivo estratégico para todas sus áreas. Si unimos este grupo con el estadio anterior, obtenemos que más de la mitad de las compañías europeas ha desarrollado algún servicio o iniciativa digital, pero sin contar con propuestas disruptivas.

Transformadoras. En el 18% de las empresas existen servicios digitales en todos sus departamentos y alguna de esas iniciativas ya puede ser considerada como disruptivas.

Disruptivas. Tan sólo un 6% de las compañías europeas puede presumir de que todas las iniciativas que lanza actualmente son disruptivas.

Fuente: El País