Ibercaja cerró el pasado año, que puede ser el último que presente sin cotizar, con un beneficio neto de 40,8 millones de euros durante el pasado ejercicio, lo que supone un desplome del  70,5% después de destinar 86 millones a saneamientos y sufragar el ajuste de plantilla, además de encajar un mayor pago de impuestos.

La entidad zaragozana cifró en 55,8 millones la partida destinada a costear la ejecución del segundo tramo del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) 2017-2018, en otros 31 millones el coste en provisiones para vender la cartera de activos adjudicados Cierzo y detalló que la tasa fiscal efectiva fue el 49,5% sobre el beneficio antes de impuestos.

Sin estos cargos el resultado hubiera sido de 117 millones de euros, explicas la entidad, aunque se hubiera mantenido una caída, en este caso del 15,46%. El banco, además, ha reducido el pasado año considerablemente los resultados por operaciones financieras (Rof), que han pasado de 152,5 millones de euros a 43,6 millones en 2018. Otros resultados de explotación también han pasado de sumar 84,2 millones en 2017 a restar 24,7 millones durante el pasado ejercicio.

Los gastos de explotación, pese a registrar nuevos cargos por su ERE, han descendido un 7%, tras restar a la cuenta de resultados 668,8 millones de euros. Las provisiones han descendido también un 36,65%. 

En lo que respecta a la evolución del negocio Ibercaja elevó en un 1,1% el volumen de recursos de clientes gestionados. Este crecimiento es inferior al registrado en ejercicios anteriores consecuencia, explica, de «la evolución de los mercados financieros», que restaron a esta partida 838 millones en 2018 en esta partida. y un 4,9% la nueva financiación crediticia concedida.

Sus ingresos recurrentes subieron un 2,2%, hasta los 948 millones, sobre todo espoleados por aquellos vinculados a gestión de activos y bancaseguros, que crecieron un 5,3% respecto al año pasado y suponen ya el 36,5% de sus ingresos recurrentes.

Sus costes de explotación disminuyeron un 7% y completó un ERE que le ha permitido mejorar la productividad media por empleado un 12% desde el inicio de la aplicación del ajuste en el segundo trimestre de 2017.

Por otra parte, la entidad subrayó la reducción de los activos problemáticos brutos (dudosos y adjudicados) en un 26,4% o 1.090 millones de euros en el año, gracias a la citada venta de la cartera mayorista Cierzo (por 641 millones). Su tasa de mora se redujo al 6,7% y el saldo
de activos adjudicados a 799 millones. En cuanto a la solvencia, la entidad concluyó el año con un capital de máxima exigencia CET1 Fully Loaded del 10,5%.

Ibercaja es prácticamente el único banco que tiene alrededor de un 35% de su negocio fuera de balance. 

La entidad tiene prácticamente todo preparado para salir a Bolsa aprovechando la ventana que mejor le convenga, con la premura de hacerlo antes de finales de 2020, fecha tope marcada por la normativa de las cajas de ahorros. 

Una de las primeras ventanas para salir a Bolsa es este mes de marzo, pero es imposible que comience a cotizar este mes. La siguiente ventana, que justo es la que han marcado como primera, los bancos de inversión es finales de junio, pero tampoco parece que la aprovechará. Su objetivo es sacar el 40% de su capital a Bolsa o bien a finales de este año o ya a primeros de 2020. La entidad se valora en unos 1.300 millones y tiene una primera ventana de oportunidad a partir de marzo.

Fuente: Cinco Días