Una tercera parte de los clientes que viajaron con Iberia Express el año pasado lo hicieron con el objetivo de llegar a Madrid y subirse a un segundo vuelo de Iberia, esta vez de larga distancia. Siete años después de su puesta en marcha, la low cost está cumpliendo su papel de alimentador del hub de Iberia en Madrid, con menores costes que la matriz, y disputa la batalla de las operaciones punto a punto con referencias como Ryanair, Vueling y Easyjet. Pero Iberia quiere más, y el crecimiento de la filial pasa por un pacto con sus pilotos.

La compañía que preside Luis Gallego ha pedido una negociación al sindicato Sepla en la que se tratarán unas nuevas condiciones de desarrollo para Express. Y la sección sindical se ha mostrado abierta al diálogo. Todo un hito a la vista de que la creación de la compañía de bajo coste motivó un duro enfrentamiento entre la empresa y sus pilotos en 2011, que se extendió hasta 2014 con el drástico ajuste de plantilla y activación del Plan de Transformación.

Si Iberia Express surgió con la pretensión de alcanzar los 40 aviones en 2015, la presión de los pilotos de Iberia atenazó esa hoja de ruta. La aerolínea y el Sepla acordaron en febrero de 2014, en el marco del octavo convenio colectivo de los pilotos, que Express crecería en aviones como máximo en la misma proporción (1:1) que lo hiciera su matriz Iberia. A esta restricción se sumó un límite para la oferta de la joven compañía: un 15% de los asientos por kilómetro operados (AKO) de Iberia.

El anexo X del convenio de los pilotos marca la entrada de un avión en la ‘low cost’ por cada nuevo aparato que llega a Iberia

Con todo, la aerolínea de bajo coste que dirige Fernando Candela cuenta con una flota de 22 aviones y serias barreras para seguir creciendo. Y es que, la fórmula del octavo convenio, incluida en el anexo X, saltó al noveno, firmado en 2018 entre Iberia y Sepla.

Si la sección sindical va a pedir un voto de confianza al colectivo para sentarse en la mesa de negociación es porque estima que el desarrollo de Express favorece un mejor resultado de Iberia en el largo radio, que es su negocio más rentable y al que debe el 70% de los ingresos aéreos. También pesa que este brazo para el corto y medio radio es la alternativa para acelerar la suelta (promoción) de los copilotos. Entre estos últimos hay personal con 18 años de retraso en el salto a comandantes por el atasco que supone que Iberia no aumente su flota de corta distancia.

Distintas fuentes consultadas aseguran que no hay propuesta aún sobre la mesa. Retocar las cláusulas que afectan a Iberia Express supone abrir un convenio vigente hasta 2022, pero la aerolínea prioriza la paz social conseguida ante cualquier otra conquista. Esto implica que se busca un tanteo amistoso.

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El Sepla es consciente de que hay pilotos reticentes a aflojar la presión sobre Express y sostendrá que potenciarla supone plantar cara a Ryanair, cuya cuota de mercado en España se acerca al 18%. Un capote que, a ojos de IAG, pondría a los pilotos españoles en un escalón preferente tras su colaboración en el lanzamiento de Level.

Claves del diálogo

Negociación. Iberia llega a este proceso convencida de que no se trata de liberar a Express de cualquier compromiso con el Sepla. Los pilotos, por su parte, esperan que las cesiones que se les pidan sean temporales.

A321XLR, un avión clave en el proceso. IAG ha pedido 14 aparatos A321 XLR para Iberia (ocho unidades) y Aer Lingus (seis). El A321 XLR tiene una capacidad ajustada y largo alcance, lo que le convierte en un modelo óptimo para volar barato al otro lado del Atlántico. En los planes de Iberia no figura, de momento, poner este avión (llega en 2023) en Express, pero no faltan pilotos que temen que esta última pueda dar el salto al largo radio. Así, el Sepla defenderá aún distintas restricciones y una mejora en las condiciones de quienes optan por la excedencia en la filial.

Fuente: El País