El exministro socialista de Administraciones Públicas Jordi Sevilla señala que el principal riesgo al que se enfrenta la economía española se encuentra en la inactividad política, además de la crisis de Cataluña, y, sobre todo, por la incapacidad para encontrar soluciones acordadas que permitan impulsar las reformas que país necesita (educación, pensiones, transicicón energética…). En la presentación del estudio Retos Económicos España 18, el actual vicepresidente de Contexto Económico, división de Llorente y Cuenca, subraya que “lo que no puede hacernos perder posiciones competitivas y bienestar social es una parálisis política continuada; no hacer nada no es una opción”.

Tras manifestar que “la mayor crisis económica de nuestra historia reciente se ha superado y que la economía española presenta buenas perspectivas de crecimiento para los próximos años, aunque en una senda ligeramente descendente y arrastrando importantes desequilibrios en su mercado laboral, en sus cuentas públicas y en su cohesión social”, Sevilla aseguró que todavía hay mucha gente que sigue viviendo en crisis porque la recuperación no ha resuelto el problema de cohesión social”.

A su juicio “es fácil encontrar motivos para el optimismo económico: la crisis ha quedado atrás; el paro baja; el FMI revisa al alza las previsiones mundiales; las bolsas de valores alcanzan niveles históricos; la política monetaria sigue siendo muy permisiva sin que la inflación repunte, lo que estimula aflojar los ritmos del desendeudamiento; y el debate sobre la revolución tecnológica se aborda desde la convicción de que tendrá un impacto positivo sobre los negocios y sobre la sociedad, después de haber descubierto un nuevo capitalismo mundial capaz de ganar dinero cabalgando a lomos de los algoritmos y del big data”.

Sin embargo, “sería una irresponsabilidad no señalar”, también, cuatro asuntos que pueden “torcer ese idílico camino hacia la prosperidad indefinida”. El primero es la disrupción social que provoca el paso de un modelo industrial analógico a otro digital. El segundo es que muchas de las situaciones alcistas, como sabemos ya por la anterior burbuja especulativa, no son sostenibles en el tiempo porque los ciclos existen, reflexiona. En tercer lugar, el impacto derivado de la amenaza del triángulo formado por: desigualdad, populismo político con deterioro de la democracia y proteccionismo comercial. Por último, los riesgos latentes de un escenario novedoso, como aquel en el que nos movemos, formado por algunas (muchas, pero no todas) empresas globales y gobiernos nacionales.

Mientras los Retos económicos de 2017 se centraban en el desempleo, el sector exterior, la sostenibilidad de las cuentas públicas y la productividad, esta nueva edición pone el foco en los cinco principales asuntos que marcarán el contexto socio-económico de 2018 y que muy probablemente serán determinantes en la toma de decisiones de política económica: el mercado laboral, la pobreza y la exclusión social, la financiación de las cuentas públicas, el cambio climático y la transición energética y la economía digital.

Fuente: El País