El Brexit, la batalla comercial entre Estados Unidos y China –en escalada tras elevar la semana pasada el primero un 25% los aranceles al segundo, que respondió el lunes con otra subida en igual proporción– o el enfrentamiento entre EE UU y la Unión Europea por las tasas que ha impuesto la Administración de Trump a los bienes de exportación europeos y las sanciones a Irán y ahora a Cuba.

La inestabilidad global aumenta, sin que se vislumbre una resolución a corto plazo, y amenaza el intercambio mundial de mercancías, con las consecuencias que supone para el PIB y, en concreto, para la pyme española, muy dependiente de las exportaciones y la inversión. “Si algo tiene de particular 2019 es la existencia de muchos elementos de incertidumbre”, señalan fuentes de la compañía Crédito y Caución.

El primero de ellos, el Brexit. Reino Unido es el quinto destino de exportación por volumen, tras Francia, Alemania, Italia y Portugal, según datos del Icex. “La posibilidad de una ruptura no negociada [la UE aplazó la fecha de salida para el 31 de octubre] tendrá un impacto significativo en el país británico, elevando un 14% las insolvencias en ramos como el manufacturero, con cadenas de suministro altamente integradas como la automoción, o susceptibles de sufrir barreras no arancelarias, como la alimentación o el químico”, explican.

Por eso, Santiago Arrechea, profesor de la EAE Business School, cree que Londres busca quedarse en un espacio económico europeo.

Para Crédito y Caución, el mayor riesgo actual es el auge proteccionista de Washington, con un claro destinatario: Pekín. “La ambición estratégica de China de promover ­sectores como la robótica, los vehículos de energía alternativa, la biotecnología o los equipos aeroespaciales y ferroviarios avanzados se percibe en EE UU como una amenaza para su liderazgo tecnológico”, detallan, al calcular que su recrudecimiento puede suponer 0,5 puntos porcentuales en la tasa de crecimiento del PIB mundial.

Las sanciones a La Habana pueden perjudicar a las pymes
que venden productos a las hoteleras

Arrechea considera, en cambio, que las tensiones que empiezan a producirse entre Washington y la UE perjudican más a las pymes que la guerra con los chinos, cuyos efectos son, a su juicio, secundarios. Así, el primer choque se produjo en verano de 2018 –recuerda–, después de que Trump anunciara la imposición de un arancel del 25% al acero y del 10% al aluminio, a lo que Bruselas respondió con otro 25% a la importación de 26 categorías de productos de ese metal.

“Ahora se habla de tasas a bienes aeronáuticos, donde algo exportamos, sobre todo a Europa, también en protesta a lo que EE UU hace con Airbus [el Ejecutivo estadounidense anunció en abril que aplicará tasas adicionales a Bruselas por los subsidios a dicha compañía], y de las repercusiones específicas en el sector alimentario: hortalizas, aceite, vino, lácteos…”. Como ha sucedido con la aceituna negra española, que soporta desde el verano pasado un impuesto del 35% que ha hundido las ventas. La CE recurrió a principios de año este caso ante la Organización Mundial del Comercio.

Pero el temor está en que estos embargos se enquisten, como ha sucedido con Rusia y con Irán, en vez de ser temporales para impulsar la negociación y el consenso entre los bloques, lamenta. “Uno de los grandes problemas que crea EE UU con sus sanciones es el del impago, al ser el dólar el instrumento de pago por excelencia en el comercio mundial”, apunta Arrechea.

Cuba

Desde el 2 de mayo se ha activado el capítulo III de la ley Helms-Burton, una norma que permite a los estadounidenses (particulares y empresas) demandar a las compañías que operen bienes expropiados por el castrismo, y que estaba suspendida desde 1998. Esta decisión de Trump, anunciada a principios de abril, perjudica a la inversión, es decir, a las empresas extranjeras que operan en La Habana, especialmente a las grandes cadenas hoteleras españolas, con un peso en la industria del 70%.

Desde el bufete Schüller, Hormigo y Asociados, expertos en el mercado cubano, advierten, sin embargo, de que las consecuencias de su aplicación pueden extenderse a cualquier operación comercial o beneficio relacionado directa o indirectamente con el bien objeto de la reclamación. “Al amparo del título III de esta ley, pudieran resultar afectadas las pequeñas y medianas empresas que, por ejemplo, venden productos a hoteles cuya propiedad pueda ser demandada”, ilustran los socios de este despacho, Rafael Hormigo, Yohania de Armas y Amador Schüller.

No obstante, admiten que, en la práctica, y dada la escasa exposición que las pymes españolas tienen en el mercado estadounidense, “no parece que puedan tener muchas contingencias al respecto”. Y añaden que “pronto se va a producir una flexibilización en el proceso de inversión extranjera en el país, sobre todo en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que afortunadamente quedaría fuera de la aplicación de esta ley”.

“El comercio con La Habana es mínimo, pequeño. Lo que hay es siempre muchas expectativas: se habla de las posibilidades de que las compañías españolas inviertan en el área de renovables, automoción o infraestructuras, pero siempre se queda en el mundo de las expectativas. Cuba no es un mercado estable ni seguro jurídicamente ni económicamente hablando”, sentencia Arrechea.

Opciones más estables

Emergentes. La apuesta para 2019 de Crédito y Caución se centra en Bulgaria, Indonesia, Vietnam, Perú y Marruecos. “No son los de más rápido crecimiento, pero su evolución es estable, con condiciones comerciales favorables, comportamiento en pagos sólido y con crecimiento en varios sectores”, arguyen.

Oriente Próximo. Santiago Arrechea, profesor de EAE Business School, sugiere Turquía, “donde el comercio internacional español ha tenido un crecimiento muy significativo en el último año”, y Emiratos Árabes, con un gran volumen de importación; son dos mercados objetivo. Además de los de la Alianza del Pacífico: Chile, Perú, Colombia y México.

Fuente: Cinco Días