La eurozona tardó ocho años en recuperar los niveles de PIB previos a la crisis. Relanzar el crecimiento ha llevado algo más de tiempo: los Diecinueve crecieron en 2017 al 2,5%, el ritmo más alto de la última década. Así lo ha confirmado Eurostat, la agencia estadística europea en sus datos publicados este miércoles. La locomotora europea crecía al 3% en 2007, justo antes de la Gran Recesión, pero el colosal frenazo que incendió los mercados al calor de la caída de Lehman Brothers, la crisis de deuda europea, y la explosión de la burbuja inmobiliaria, hizo recular a la economía comunitaria primero, y la ralentizó después.
Ni los altibajos en la negociación del Brexit ni el agitado calendario electoral de los últimos 12 meses —con comicios en Holanda, Francia o Alemania—, ni los riesgos derivados de la siempre imprevisible política económica de Donald Trump han detenido los vientos de optimismo que soplan hoy en Europa mientras crece por encima de Estados Unidos o Japón. Según Eurostat, ese empuje se mantuvo en el último trimestre del año. La economía de los países del euro avanzó en esos tres meses un 0,6%, una décima menos que el anterior, pero un robusto 2,7% de progreso frente al mismo trimestre de 2017, de nuevo por encima de EE UU (2,5%).
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En el mapa europeo, España sigue siendo el país que más crece de las cinco mayores economías. Su economía avanzó un 0,7% en el cuatro trimestre y un 3,1% interanual, por encima de la media europea. Las dos mayores economías del euro, Francia y Alemania, también cumplieron. Mejoraron un 0,6%, e interanualmente crecieron un 2,4% y un 2,9% respectivamente. Italia, que acumula más de una década de crecimiento anémico, sigue rezagada, y avanzó un 0,3%, para quedarse en una tasa anual del 1,6% en los meses que cerraron 2017.
La factura del ‘Brexit’
Si el PIB de la zona euro avanza al mayor ritmo en una década, la tendencia de la economía británica es justo la opuesta. Reino Unido crece, pero a paso lento y titubeante, en paralelo a las negociaciones para hacer efectivo el Brexit, decidido en referéndum en junio de 2016. La economía británica, que llevaba una marcha similar a la de la zona euro en 2015 y 2016, con aumentos cercanos al 2%, se quedó en 2017 en el 1,8%, frente al 2,5% que exhiben los Diecinueve.
Es la primera vez en un lustro que la economía británica, ajena a la segunda recesión que sufrió la zona euro en 2012, crece a menor ritmo. No solo eso: el avance anual registrado entre octubre y diciembre de 2017 (1,5%) es también el más lento desde 2013. Al menos, la tasa trimestral da algún indicio positivo, con un repunte del 0,5%. Y, pese al frenazo del último año y medio, el PIB de Reino Unido es un 7,1% superior a la máxima actividad que llegó a generar antes de la Gran Recesión, mientras que el de la zona euro es solo un 5,7% superior al de 2008.
El apreciable avance del PIB en la zona euro se ve complementado por la relativa mejora del mercado laboral, aún en una situación muy débil una década después de la Gran Recesión. En la zona euro, más de 14 millones de personas siguen en paro, con un lento descenso en la tasa de desempleo que se situó en 2017 en el 8,7% de la población activa de los Diecinueve. El retraso de la recuperación en el trabajo tiene mucho que ver con lo que ocurre en el sur de Europa, y singularmente en España, con una tasa de paro (16,7%) que dobla aún a la de la zona euro, pese a haber sumado dos millones de empleos en los últimos cuatro años.
Fuente: El País