La economía de Alemania registró en el tercer trimestre del año una contracción del 0,2%, frente a la expansión del 0,5% en los tres meses anteriores, lo que supone el primer retroceso del PIB desde el primer trimestre de 2015, como consecuencia de la caída de las exportaciones en el contexto de la guerra comercial desatada por EE UU, según ha informado la Oficina Federal de Estadística, Destatis.

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En comparación con el tercer trimestre del año anterior, el PIB de Alemania registró un crecimiento del 1,1%, frente a la expansión del 2,3% del trimestre anterior.

«El ligero descenso trimestral del PIB se debió principalmente a la evolución del comercio exterior», explicó la oficina estadística alemana, después de que las exportaciones bajaran en el tercer trimestre y aumentaran las importaciones respecto a los tres meses precedentes.

En cuanto a la demanda doméstica, se observaron señales mixtas, puesto que la formación bruta de capital fijo en maquinaria y equipamiento, así como en la construcción fue superior a la del trimestre anterior, mientras que el gasto de los hogares disminuyó. Por su parte, el gasto final en consumo del Gobierno fue ligeramente superior al observado en los tres meses anteriores.

En el tercer trimestre, Alemania contaba con 45 millones de ocupados, cifra que representaba un incremento de 556.000 trabajadores o el 1,3% en un año.

En este sentido, Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania, señala que el mal dato de PIB en el tercer trimestre puede explicarse por varios factores coyunturales, como el impacto de la norma de emisiones sobre la industria del automóvil y la subida de la luz que prácticamente ‘borró’ las subidas salariales, así como por factores con carácter más estructural.

En este sentido, el experto confía en que la industria automovilística rebotará durante los próximos meses y la moderación de los precios de la energía permitirá reactivar el consumo de los hogares, aunque la pobre evolución del comercio, a pesar de la debilidad del euro, sugiere que las tensiones comerciales y la debilidad de las economías emergentes siguen lastrando el crecimiento alemán.

«La perspectiva para la economía alemana aún es positiva y el canto del cisne tendrá un breve efecto, aunque la reputación de hombre (o mujer) fuerte de Europa e invencible ha recibido algunos rasguños», apunta Brzeski, añadiendo que la estabilidad política y el crecimiento no pueden darse por hechos.

Fuente: El País