La temporada de nieve ha empezado con ilusión en España. Atrás queda el sabor agridulce de hace un año cuando la meteorología jugó una mala pasada. Sin embargo, se consiguieron 5,67 millones de visitas, el segundo mejor dato de los últimos nueve años, según el informe anual de la Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña (Atudem).

La situación actual es benevolente en un sector que intenta alcanzar las cifras anteriores a la crisis económica: en 2008-2009 se rebasó la suma “histórica” de más de 6,5 millones de visitantes. “La temporada ha empezado muy bien para casi todas las estaciones españolas. Hemos tenido nieve desde noviembre, algo que no es habitual”, dice el presidente de Atudem, Jesús Ibáñez, que además dirige Cetursa-Sierra Nevada. Coincide en este diagnóstico el director general de Aramón, Antonio Gericó: “Las perspectivas son buenas en una temporada que se presenta larga y en algunos de los centros con más de 130 días”.

Tarifas de promoción de forfait y ofertas de aparcamiento gratuito se combinan con los buenos datos de centímetros de nieve acumulados, visibilidad y kilómetros abiertos. Las estaciones llevan ya semanas operando. A la temprana apertura de la de Formigal-Panticosa (el 16 de noviembre) le siguieron otras como las de Sierra Nevada, Candanchú, Cerler, Alto Campoo y Baqueira-Beret. Esta última cerró el mes de noviembre con casi la totalidad de sus instalaciones y servicios en marcha y acogió alrededor de 50.000 esquiadores en sus pistas durante el puente de diciembre. “Si tenemos un poco de suerte podremos cumplir con el objetivo”, espera el director comercial de Baqueira-Beret, Xavi Ubeira.

La temporada pasada se cerró con una cifra de negocio de 122,1 millones de euros y la facturación se aproximó a la del curso anterior. Además, el ingreso medio por visitante consiguió el dato más elevado de la última década, rondando los 22,79 euros al día. “Se crece en número de pistas, kilómetros, instalaciones y público. La mejor medida de que al sector le va bien es que hemos pasado de 27 millones de euros de inversiones en la temporada 2018-2019, a 40 millones para la de 2019-2020”, apunta Ibáñez.

Inversiones

Los operadores se esfuerzan por atraer a más visitantes a través de inversiones transversales en las que se tocan todos los palos: desde la reparación de remontes, la adquisición de cañones o el diseño de nuevas pistas, a la mejora de las instalaciones y la implementación de servicios de restauración y hoteles. En Aramón quieren que sus estaciones ofrezcan “algo más que esquí” para que los clientes puedan disfrutar de “unas vacaciones completas y diferentes”.

El reto parece asumible en un sector que, según Ibáñez, mueve mucho dinero y da empleabilidad. En el ejercicio anterior se crearon más de 3.000 puestos de trabajo directos haciendo de los resorts un recurso para evitar la despoblación en zonas del Valle d’Aran, en el entorno penibético o la cordillera cántabra. “Ahora que se habla tanto de la España vaciada, hay que recordar que la principal industria que fija a la gente en zonas rurales es la de la nieve”. Según Atudem, en la campaña anterior el 78,5% de los contratos fueron temporales frente al 21,5% que fueron fijos.

Ubeira lleva un par de meses promocionando Baqueria-Beret por Europa y siempre se enfrenta al mismo escenario: dejar constancia de que España es un país de nieve. Por proximidad, los esquiadores franceses y portugueses son los más asiduos a unas estaciones donde en los últimos años han proliferado los británicos. “No nos conocían y están respondiendo bien”, asegura. Los datos de Sierra Nevada respaldan esta tendencia del mercado del Reino Unido, que representó el 62% de los visitantes internacionales en la temporada pasada.

Turoperadores

La colaboración con los turoperadores es clave en las estaciones de Aramón para atraer al cliente extranjero. “La estrategia pasa por la paquetización y el uso del aeropuerto de Zaragoza como base de los operadores. Los nuevos vuelos a Portugal, por ejemplo, ayudan a crear estos paquetes de forfait, hotel y vuelo”, explica Gericó. Y existe un creciente interés de usuarios de Polonia, Bélgica o incluso de los países escandinavos, España gana en número de esquiadores mientras decrece en otros países como Suiza. Ubeira no pasa por alto que el país es una alternativa “barata” en comparación con otros destinos.

“El líder en crecimiento en el último año es Italia y nosotros somos el siguiente”, resalta Ibáñez. Hay lugares con más nieve y tradición como es el caso de Austria —“que es el rey”—, pero desde Atudem se muestran proclives a desmontar la imagen del turismo nacional que se ciñe al sol y la playa. “Con todo el reconocimiento a eso, también somos un país de nieve”.

El sector sigue movilizándose para reclamar su sitio y despojarse de la imagen de deporte elitista. “Hacemos muchos esfuerzos para potenciar meses como enero o marzo y abril. Son semanas en las que el alojamiento y el forfait son muy asequibles”, explica Ubeira. Las ofertas son extensas para incentivar unas vacaciones que no pueden competir con las de agosto, aunque en distintas comunidades han implementado una semana de descanso en los colegios a finales de febrero. La idea es aprovechar este tiempo para escaparse a la montaña. Esta opción va ligada a la iniciativa de Atudem que pretende promover el esquí como deporte escolar. Teniendo en cuenta que el 28% de los visitantes son menores de edad, según los datos de la asociación, el futuro da muestras de que “no todo es fútbol y baloncesto”.

Ocio para todos

“España es montaña y es esquí. Cada vez hay más aficionados”, dice el director de Aramón, que gestiona las estaciones de Formigal-Panticosa y Cerler en el Pirineo, y Javalambre y Valdelinares en Teruel. Antonio Gericó apuesta por que sus “visitantes tengan diferentes momentos de ocio a lo largo de su jornada de esquí” e implementar una política comercial que alcance el mayor número de segmentos posibles.

El perfil del esquiador en España es hombre, de entre 35 y 45 años, y urbanita. Sin embargo, el informe anual de Atudem resalta el ascenso de los usuarios no esquiadores, que representaron en la temporada pasada el 6,8% de las visitas. Ante el mejor dato de usuarios que no se ponen los esquís, “la diversificación siempre es buena”, apunta Jesus Ibáñez, presidente de esa asociación. “Una persona que no es esquiadora se acerca a pasar un día de diversión porque nosotros lo que vendemos es ocio”. El desafío es convencer a los usuarios nacionales para que suban a la montaña y, además, atraer a los mercados emergentes europeos. Los principales operadores coinciden en el buen camino de las inversiones. A la irregularidad climática se le echa el pulso con tecnología e inversión, pero desde el sector también se pide una convergencia con las administraciones para que España saque pecho de “que el producto que tenemos aquí es bueno”.

Fuente: El País